Una de las cosas que criticó don
Ernesto Medina Lima en su libro Calles y
barrios de Autlán acerca de la nomenclatura urbana autlense es el hecho de
que hay personajes cuyos nombres no aparecen en algún espacio público mientras hay
otros cuyo nombre aparece en más de uno. Este último caso es el del apóstol de
la democracia Francisco I. Madero que, a pesar de su importancia en la Historia
de México, no tiene una calle del mismo nivel en Autlán, aunque a falta de
eso tiene dos calles pequeñas en fraccionamientos algo lejanos del centro.
Arranque de la calle de Francisco I. Madero. |
Una de estas calles está situada
en la colonia Paulino Navarro, allá por el rumbo conocido hasta hace algunas
décadas como Los Ranchos. Esta colonia, hay que decirlo, ha ganado plusvalía
con la mudanza de la Escuela Preparatoria Regional de Autlán, que llegó hace
una década y cuyo límite sur es precisamente la calle de Francisco I. Madero,
una de cuyas características es que, como algunas otras calles autlenses, está
constituida por dos tramos diferentes: uno que corre entre Sebastián Lerdo de
Tejada y Luis Rafael Martínez Pérez y otro entre esta última y Santa Fe o el
camino del panteón de los Colomos.
Un par de fachadas. |
Y es el edificio de la prepa el
hito más importante en el breve recorrido de esta calle, poblada en su mayor
parte por casas de clase media y salpicada todavía por no pocos lotes baldíos,
que encierran construcciones en obra negra o simplemente algunos individuos de
la flora autlense. Llama la atención la existencia de algunos edificios de departamentos
y de sitios de descanso acondicionados por los mismos habitantes dentro de los
sitios baldíos, colocando sillas debajo de añosos mezquites, por ejemplo.
También es posible observar que,
mientras más nos acercamos al extremo poniente de la calle y a las ladrilleras,
vamos encontrando fincas más antiguas. Ya una cuadra antes de Santa Fe pude ver
una pared bastante baja hecha con ladrillos de los que se usaban hace ya por lo
menos medio siglo, más grandes que los tabiques actuales. Podría tratarse, tal
vez, de un vestigio de los antiguos ranchos, ya llamados así durante la
Colonia. Y, avanzando más, encontramos claras señales de la industria ladrillera,
en forma de vehículos y bodegas dedicados a esta actividad económica. De hecho,
la calle termina justo frente a la entrada de una tenería.
Una vieja barda. |
Ladrillos. |
La breve calle de Francisco I.
Madero presenta un arbolado sano y variado, aunque en muchos casos poco cuidado.
Hay varios ejemplares de guamúchil (uno de ellos bastante grande) y mezquite, junto
con árboles de ornato y sombra como el nim, la pingüica y el ficus. Imposible no
imaginar que quizás en las inmediaciones de esta calle ocurrió la tragedia del
cabo Antonio Aguilar, cuya historia se puede leer en este enlace.
Francisco I. Madero fue un hacendado porfiriano
y uno de los más enérgicos opositores a la dictadura de Porfirio Díaz, a la que
combatió en las urnas y, llevado al límite, con las armas en la mano. Luego de
derrotar a Díaz y alcanzado el poder mediante el voto popular, Madero fue
asesinado en el episodio conocido como la Decena Trágica. Nació el 30 de octubre de 1873.
Extremo poniente de la calle de Francisco I. Madero. |
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