viernes, 19 de julio de 2024

Una conferencia sobre la enseñanza de la música en Autlán en la casa sede de la BSGEEJ


 Este jueves 18 de julio, por la noche, el Capítulo Juvenil de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco (BSGEEJ) celebró su sesión mensual en la casa sede de esta institución, en la colonia Chapalita de Guadalajara. En esta sesión el joven José Antonio Díaz Landeros, asociado del Capítulo Juvenil Costa Sur de la BSGEEJ presentó un trabajo titulado Ecos de la enseñanza musical en Autlán, sobre los acontecimientos que alrededor de esta actividad han ocurrido en nuestra ciudad en los últimos diez años. La sesión comenzó a las 20:00 horas y pudimos verla en vivo desde Autlán mediante la red social de Facebook.

La exposición de Antonio Díaz comenzó con una cronología de la enseñanza musical en Autlán, en la que mencionó las clases que daba el profesor Jaime Gómez Vázquez en la plaza de toros en la década de 1970, el funcionamiento de la escuela de artes “Alejandro Velázquez Núñez y María Gómez de Velázquez”, que luego sería absorbida por la Casa de la Cultura, la apertura de escuelas privadas y la fundación de orquestas, culminando con la instalación del Núcleo ECOS Autlán. También a manera de contexto, compartió una opinión de Cibrán Sierra sobre el cuarteto de cuerdas, del que destaca el trabajo en equipo, el respeto y tolerancia y la escucha atenta de lo que hacen los compañeros del cuarteto como cualidades básicas.

Entrando de lleno en el tema de su presentación, el ponente mencionó el trabajo del músico Lalo Galván en Autlán, quien vino contratado para dirigir la naciente Orquesta Sinfónica Juvenil de Autlán en 2012. Antonio dio una breve semblanza de este personaje y narró cómo lo conoció y cómo percibió su trabajo dirigiendo la orquesta, haciendo un programa en Radio Universidad Autlán y promoviendo la creación de grupos musicales. Antonio Díaz fue parte de esta orquesta juvenil que dirigió Galván, en la que tuvo sus primeras experiencias importantes en la música y se presentó en foros como el Festival Nocheztli de 2013 y el FESTA. Dentro de esta experiencia también hubo momentos malos, como la salida injusta de Lalo Galván de la dirección de la orquesta y la consecuente decadencia de esta agrupación.

Sin embargo, el paso por la orquesta fue un aliciente para que Antonio Díaz y algunos compañeros se esforzaran para participar en las audiciones para integrar la Orquesta Sinfónica Juvenil José Pablo Moncayo, que se conformaba con músicos de todo Jalisco que competían entre sí por un lugar en ella. Esto los mantenía vigentes, en una constante mejora, y las audiciones fueron reemplazando a la decadente orquesta de Autlán en sus intereses.

En este periodo, cuatro integrantes de la orquesta conformaron el cuarteto de cuerdas Sonus Terra, como alternativa a su trabajo en la orquesta. Ellos fueron Armando Pedraza (cello), Silvestre Díaz (violín), Alejandro García (violín) y Antonio Díaz (viola), quienes ofrecieron conciertos en lugares como el auditorio Hermilo Hernández y la biblioteca Antonio Alatorre, en momentos como clausuras de cursos de la Escuela de Artes y la última sesión de un Diplomado en Acercamiento a la Poesía. Mientras tanto, seguían participando en las audiciones de la Moncayo y recibiendo clases de algunos de los mejores músicos que había en México, en los campamentos de esa orquesta.

En 2017, Antonio Díaz comienza su trabajo como profesor de música en la Casa de la Cultura, en los siguientes años tomaría clases con el violista David Toth y un diplomado en música de cámara, ambos en Guadalajara. Mientras, algunos ex integrantes de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Autlán se fueron a estudiar música a Guadalajara, regresando poco antes del año 2020. Estando ya de regreso se abre el Núcleo ECOS Autlán, que conforma a su primera base de profesores precisamente con algunos de estos jóvenes: Armando Pedraza, Leticia Vidrio, Antonio Díaz, Leonardo Barba y Hugo Rodríguez. En este núcleo dan clases a niños y adolescentes y, a su vez, reciben capacitación continua. Alumnos de este núcleo ya han participado en campamentos estatales para conformar orquestas, mariachis y bandas sinfónicas, mejorando su aprendizaje con clases especializadas.

En 2022 Antonio Díaz, Armando Pedraza, Leonardo Barba y Silvestre Díaz conformaron el cuarteto de cuerdas Autlán, pensado para llevar conciertos didácticos a escuelas y ofrecer conciertos en sitios públicos. Recientemente, Silvestre Díaz fue reemplazado en el cuarteto por David Ruiz Preciado, un alumno del Núcleo ECOS Autlán.

Antonio Díaz mostró enseguida algunos videos de las clases que imparte en el Núcleo ECOS, en los que se pueden ver explicaciones y ejercicios sobre cómo sujetar la viola y la colocación de los dedos en el brazo del instrumento. En las conclusiones sobre su exposición, el ponente mencionó las dificultades de mantener activa una orquesta sinfónica: falta de recursos de todo tipo, problemas de logística, escasez de espacios adecuados para que se presenten… ante esto, hay voces que consideran a las orquestas como anacrónicas. Antonio afirmó que ha dejado de creer en las orquestas, con su pátina de autoritarismo, y ha comenzado a creer más en el cuarteto de cuerdas, una relación más horizontal entre los integrantes y que exige de cada uno de ellos una atención y una preparación adecuadas.

El ponente cree que se debe fomentar la continuidad y la mejora de programas como ECOS, cuyo impacto social no es posible medir con un indicador numérico pero es indudable que existe. Entre lo que se puede mejorar es voltear más hacia el trabajo de música de cámara y poner atención a las características de cada región para trabajar con base en ellas, evitando tomar decisiones centralistas.

El video de la conferencia se puede ver en este enlace.

miércoles, 17 de julio de 2024

Alumnos de la escuela Paulino Navarro presentaron sus libros en el Palacio del Arte


 En un Palacio del Arte completamente lleno, con poco más de 60 personas, la tarde del martes 16 de julio los alumnos recién egresados de la escuela primaria Paulino Navarro presentaron los libros que elaboraron durante el recién concluido ciclo escolar, bajo la dirección de su profesora María Natividad de Dios García. La presentación comenzó a las 19:20 horas y a ella asistieron, además de los alumnos y sus familiares, el maestro Luis Eugenio Rivera Cervantes, recientemente distinguido con el Premio Iberoamericano de Medio Ambiente “Dr. José Manuel Mateo Rodríguez” de la Red Iberoamericana de Medio Ambiente; el pintor Luis Javier Rubio, el profesor Víctor Manuel Preciado Ruiz, ex director de Educación del Estado de Guanajuato, y la escritora Olga Lidia Pelayo Corona.

Luego de un mensaje de bienvenida por parte de la anfitriona, profesora Armida Briceida Maldonado Rubio, la maestra Natividad de Dios explicó que los trabajos que presentarían sus alumnos fueron elaborados a lo largo del ciclo escolar, en diversos géneros. Cada uno de los alumnos eligió el tema que abordaría y el género en que lo haría y la maestra fungió como una guía para que el texto se apegara a la forma de ese género y cumpliera con las reglas básicas de la escritura. Pero los niños no realizaron un texto sencillo: el producto de estos meses de trabajo es un texto largo y elaborado, dividido en capítulos, con datos recopilados en diversas fuentes o con tramas y personajes complejos. Cada uno de los alumnos produjo un pequeño libro, con su trabajo de corrección de estilo y de diseño incluido. No faltó quien, incluso, ilustró su texto con dibujos propios. En la sesión de este martes fueron presentados los prototipos de los libros, con su portada y todo, aunque la maestra De Dios explicó que se solicitará apoyo al gobierno municipal para publicar un tiraje breve de cada libro para que los niños puedan distribuirlo.

En la presentación, cada uno de los niños explicó cuál fue el tema que abordó y la forma en que lo hizo, su fuente de inspiración o el origen de su interés en ese tema y algo del proceso de escritura. La lista completa de los libros presentados es la siguiente:

Joaquín Cisneros Cisneros: El Mundo, una descripción física de los cinco continentes.

Luis Alejandro Hernández Gutiérrez: No soy ruso, una ficción ambientada en la URSS durante la Guerra Fría, ilustrada por él mismo.

Evelyn Daniela Vargas Lucena: Los misterios de Evangeline, una ficción de misterio.

Renata Marín Meléndrez: Más que un sueño, sobre su experiencia y sus sueños en la práctica de la gimnasia.

Kenia Valentina Guevara Castañeda: Panadería Corazón Contento, inspirada en la historia del negocio de su familia.

Damián González Martínez: Las extrañas aventuras de Jack, cuentos de aventuras.

Kenia Danaé Dávila Pérez: El rey de oro y la mariposa, ficción de tema medioambiental.

José Julián Vargas Castañeda: La vida en el campo, descripción de cómo se vive y se trabaja en un rancho, basado en la experiencia de su familia.

Estíbaliz Guadalupe González Arias: Animales silvestres. Explorando la vida salvaje, texto descriptivo de algunas especies y su hábitat.

Hanna Mayrín Villanueva Árcega: Más allá de la luna, un texto de ciencia ficción sobre un viaje a la luna.

Lisset Naranjo Cervantes: Detrás de cámaras, tres cuentos ambientados en el proceso de grabación de una película.

Evelyn Arlette Ortega Vivanco: La vida de Emma, historias de la vida de una adolescente, sus problemas, emociones y descubrimientos.

Sofía Valle Pérez: A través de la adversidad, sobre su propia experiencia enfrentando un grave padecimiento de salud.

Valentina Arreola Martínez: El laberinto encantado, la historia de una adolescente que se muda de ciudad con su familia y los cambios que enfrenta en su nueva vida.

Eder Ernesto Tovar Contreras: El perro con dos patas, relato de la vida de un perro callejero, “gran maestro del respeto”, al que le faltan dos patas.

Los autores fueron felicitados calurosamente por los asistentes, entre quienes causó admiración la complejidad y variedad de temas que abordaron. No podemos saber si alguno de ellos se dedique en el futuro a alguna actividad relacionada directamente con las letras, pero sí que serán más capaces de comunicarse que si no hubieran pasado por este proceso de escritura.

lunes, 15 de julio de 2024

Ignacio Cárdenas Ochoa


 El profesor Ignacio Cárdenas Ochoa, primer director de la Secundaria por Cooperación no. 12, la primera que existió en Autlán, nació en Villa de Álvarez, Colima, el 15 de julio de 1903, hijo de Juan E. Cárdenas y de María Ochoa. Según la profesora Graciela García Martínez, Ignacio Cárdenas hizo sus estudios en su natal Colima, donde se recibió de maestro a los 19 años de edad, en 1922. La misma fuente indica que sus inicios en el magisterio ocurrieron en Tampico, Tamaulipas, lo que no es extraño puesto que la política federal en cuanto a la docencia era trasladar a los profesores a zonas alejadas de su lugar de origen, para promover un intercambio cultural dentro del país.

A Ignacio Cárdenas le tocó ser de los primeros profesores en egresar de la Normal y trabajar luego de la fundación de la Secretaría de Educación Pública, que ocurrió el 3 de octubre de 1921. Por lo menos desde 1928 ya encontramos al profesor Ignacio Cárdenas Ochoa en Guadalajara, donde se distinguió durante esa década antes de llegar a Autlán como un profesor sumamente activo en labores artísticas, sociales, políticas y deportivas, así como de capacitación de los maestros. Fue, por ejemplo, parte de la primera de las misiones culturales que se organizaron en Jalisco después de la Guerra Cristera, que partió de Guadalajara a Colotlán el 17 de julio de 1929.

El profesor Ignacio Cárdenas llegó a Autlán desde finales de 1938 para organizar los cursos propedéuticos para los aspirantes a alumnos de la primera generación de la Escuela Secundaria por Cooperación No. 12. Recordado con agradecimiento y cariño por quienes lo conocieron, el profesor Ignacio ya nunca se fue de Autlán: aquí contrajo matrimonio con la señorita Adelaida Velázquez en 1944, con quien fundó una familia de la que nacieron Ignacio y Alfonso. Luego de una febril actividad de consolidación y crecimiento de la escuela, en la que hizo gala de lo que aprendió en la década anterior en Guadalajara, un accidente cerebro vascular lo alejó del trabajo en el ciclo escolar 1953-1954, falleciendo a consecuencia de esto el 31 de julio de 1961, atendido por su ex alumno el doctor Nabor de Niz Domínguez. Actualmente una calle de Autlán y un busto en la entrada de la escuela que ayudó a fundar recuerdan su nombre a los autlenses.

domingo, 14 de julio de 2024

Segunda jornada del III Festival de Poesía Antonio Alatorre

Poetas de la grana: de izq. a der. David Herros, Irma Herros, José Feliciano, Raúl Lizaola y Efrén Rangel.

 Igual que la primera jornada, el segundo día de actividades del Festival de Poesía Antonio Alatorre, en su tercera edición, se llevó a cabo en el zaguán de la Presidencia Municipal, un espacio que era muy socorrido para la celebración de actividades culturales antes de que existiera en Autlán la oferta de recintos que existe ahora. Ahí se premió a los ganadores de algún concurso de pintura infantil con la presencia de Atanasio Monroy, hubo conciertos de Pancho Madrigal o el dúo Embajadores de Cuba y otras actividades. Gracias a estas jornadas recordamos que es un lugar cómodo y con buenas condiciones para esto, con el único inconveniente de los ruidos de la calle, del que también hay que reconocer que son una constante en toda la ciudad.

El caso es que aquí nos reunimos, la tarde del sábado 13 de julio, para asistir a una serie de presentaciones de libros de poesía que sirvieron de preámbulo para un homenaje póstumo al autlense Salvador Cortés Sandoval, escritor de valía que está injustamente olvidado.

A las 17:10 horas inició la presentación del libro Jirones del deseo, del poeta capitalino Rubén Fischer y que está en vías de ser impreso por la UNAM. La presentación se desarrolló en una especie de entrevista entre el autor y el comunicador autlense Adrián Jiménez Amaya, quien abrió leyendo el prólogo del libro y el poema Un adiós, acerca de la pérdida de la madre. A lo largo de la plática se abordaron temas como la diversidad de temas que se abordan en la poesía, lo que se aleja del prejuicio de que solo se puede escribir poesía sobre relaciones amorosas (el autor lo llama “amor edulcorado”); la experiencia de Rubén Fischer en la publicación de poesía, que comenzó ya tarde en su vida al no confiar en que su obra fuera de calidad, y la necesidad de alejarse de las etiquetas, tanto en la literatura como en la vida cotidiana. Sobre esto, afirmó que todos somos personas, con problemas, alegrías, gustos y buenos y malos momentos, sin importar nuestra orientación sexual o cualquier otro elemento “diferenciador”, por lo que no debería ser esto un motivo para segregarnos.

Rubén Fischer contó que, desde las primeras presentaciones de su poemario Pequeños delirios, grandes ausencias, que publicó por sus propios medios ya cerca de los 50 años de su edad, fue clasificado como poeta LGBT, por ser el primero que escribió sobre las personas que murieron de VIH, poniendo nombre y apellido. Sin embargo, afirmó que él no buscó esa clasificación ni la utiliza porque “la literatura no debería tener etiquetas porque es universal”. Fischer comparó las historias de sus dos poemarios a partir del proceso de su publicación: mientras el primero fue financiado por él mismo al no tener suerte en las convocatorias para publicar, el segundo será publicado por la UNAM, a invitación de la dirección del CCH Vallejo en el que trabaja. Dijo, sin embargo, que no es difícil participar en convocatorias de este tipo, lo trabajoso es hacerse notar, tener un nombre conocido que permita competir exitosamente.

El poeta también habló de su paso por el CONAFE, donde trabajó en la publicación de libros infantiles que se escribían a partir de la tradición oral de diversas regiones de México. Uno de estos libros, La Rumorosa y los aparecidos, tuvo su intervención en la puesta en texto de los relatos que fueron recogidos en Baja California y ha sido uno de los más exitosos de los que publicó esta institución. Afirmó también que tiene poemas que han sido censurados por tratar temas delicados, como el abuso sexual infantil y la homofobia, con los que piensa publicar un poemario de estos “poemas malditos”. La presentación terminó con la lectura del poema Explorador, en voz de Rubén Fischer.

Enseguida, vendría la presentación del poemario Violetas y claveles, resultado del Concurso de Poesía Pride convocado por el Festival de Poesía Antonio Alatorre. Fue presentado por Rubén Fischer y el escritor autlense José Feliciano. El primero leyó un texto preparado para la ocasión, en el que afirmó que entre los ganadores hay escritores que cuentan ya con un lugar en las letras mexicanas, la mayoría de ellos muy jóvenes y que escriben desde diversas perspectivas. Comentó brevemente algunos de los poemas incluidos en el libro y mencionó a poetas como el zapotlense Bladimir Ramírez, la tepatitlense Beth Guzmán y la queretana María José Vázquez, para concluir agradeciendo a Autlán por la creación de espacios para la poesía.

José Feliciano, en su oportunidad, explicó que participó en la convocatoria sin importar sus preferencias sexuales, porque en ella no se excluía a nadie. Leyó, para cerrar, su poema Triste despertar, que se incluye en la antología.

Al filo de las 19:15 horas inició la presentación de la segunda edición del libro Poetas de la grana, con una sesión de lectura de poesía de la que formaron parte David Herros Bribiesca, Irma Herros Sánchez, José Feliciano Medina Ruiz, Raúl Lizaola Corona y Efrén Rangel Uribe. La sesión se organizó en tres rondas, en cada una de las cuales los poetas participantes leyeron uno de sus textos y, algunos de ellos, entraron al escabroso terreno de la definición de la poesía. A lo largo de la sesión escuchamos versos sobre amor romántico y su contraparte, la ruptura, pero también uno dedicado a la actual guerra en Ucrania y el conflicto internacional que implica, sobre el manejo de emociones y hasta sobre los dramas domésticos que se pueden desencadenar a partir de la afición al futbol.

El momento culminante de la jornada y del festival todo fue el homenaje a don Salvador Cortés Sandoval, que comenzó a las 20:27 horas. Fue un homenaje sencillo pero emotivo, que comenzó con la lectura, por parte de Andrea Reynoso, de una semblanza biográfica de don Salvador escrita por ella misma, a partir de fuentes documentales y orales. Luego, la profesora Griselda Álvarez Navarro, quien fuera amiga de don Salvador, se dijo emocionada por que se recuerde a este personaje y mostró algunos mecanuscritos de poemas que él escribió y le regaló y que puso a disposición para ser publicador. Contó, por último, algunas anécdotas sobre la sencillez y el desprendimiento de don Salvador, para pedir enseguida a David Herros que leyera el poema El maestro, que le fue dedicado por el homenajeado.

Dicho esto, Andrea Reynoso le entregó a la señora Magdalena Cortés, hija de don Salvador, un reconocimiento póstumo para su padre, con las firmas del presidente municipal, la regidora de Cultura y la misma Andrea. Doña Magdalena leyó en el acto un mensaje de agradecimiento de parte de su familia, en el que también hizo un recuerdo del carácter generoso de su padre, de su talento y de haber sido un padre ejemplar.

Entre los asistentes, la familia repartió unos claveles que llevaban prendida una tarjeta conmemorativa del homenaje, a manera de recuerdo. Estuvieron disponibles también los libros que se presentaron, a excepción de Jirones del deseo, más la semblanza biográfica de Salvador Cortés. En las dos jornadas estuvo presente la librería itinerante Fantasma, ofreciendo a la venta libros usados y nuevos y, con esto, complementando el ambiente literario del festival, que no solo se produjo en las presentaciones ante el público sino también en las relaciones que se establecen entre personas interesadas en los libros en general y de las que pueden surgir amistades, colaboraciones o, por lo menos, una buena plática.

La regidora Claudia Alejandra Galván García clausuró los trabajos del festival a las 20:55 horas. Desde CulturAutlán felicitamos a los organizadores del festival y deseamos que vengan muchas ediciones más. Enhorabuena.

Primera jornada del III Festival de Poesía Antonio Alatorre

Cuarteto de cuerdas Autlán.

 La tarde del viernes 12 de julio se inauguraron, en el zaguán de la Presidencia Municipal, los trabajos del III Festival de Poesía Antonio Alatorre, organizado por la promotora cultural Andrea Reynoso en colaboración con el gobierno municipal de Autlán. Las actividades de esta primera jornada comenzaron a las 17:15 horas con la asistencia de unas 20 personas, entre quienes se encontraban el secretario general del Ayuntamiento, Arturo Eleuterio Vera Rodríguez; el doctor Nabor de Niz Domínguez, la directora de Radio UdeG Autlán, Elia Guadalupe Macías Vargas; el investigador zapotlense Carlos Axel Flores Valdovinos y el poeta Rubén Fischer, quien vino desde la Ciudad de México. Fue el secretario general el encargado de hacer la inauguración del festival, en representación del presidente municipal de Autlán.

El primer momento de esta edición del festival fue la ponencia La trashumancia vital de Jesús Nava, en la que el cronista municipal de Autlán, Guillermo Tovar Vázquez, hizo una narración de la vida de este poeta autlense. El ponente comenzó dando un contexto de la vida en Autlán durante el Porfiriato, etapa histórica en la que nació Nava y que se caracterizó aquí por el desarrollo económico y de infraestructura, que permitió el cultivo de las artes y de la cultura en general: además de la publicación de varios periódicos, impresos en una imprenta local, funcionaban en ese tiempo cenáculos literarios y grupos musicales variados y surgieron artistas y escritores notables. El cronista también habló de los principales episodios de la vida de Jesús Nava, desde su nacimiento, la muerte de su padre, que lo obligó a hacerse cargo de la manutención de su familia, y su participación en la tertulia de la tienda La Balanza, en la que hizo sus primeros versos. Según la exposición, Jesús Nava comenzó en la secretaria del Ayuntamiento de Autlán una carrera en el servicio público, que continuó en Tonila, El Grullo, Chapala y el Servicio Postal Mexicano, también en diversas poblaciones; en Tonila casó con la señora Balbina Cortés Macías, originaria de San José de la Tinaja, municipio de Zapotiltic, con quien tiene diez hijos. En la segunda parte de la exposición, el cronista enlistó los 18 poemas que él conoce de Jesús Nava, que fueron publicados en una Antología de Poetas Autlenses hecha por el médico José María Casillas en la década de 1940; en el diario El Informador y en un folleto publicado por la Benemérita Sociedad Mutualista de Empleados, Obreros y Artesanos de Autlán, escrito por Ernesto Medina Lima, así como en el periódico Unidad, de la misma Sociedad Mutualista, de la que Nava era socio. De estos poemas, el ponente expuso seis para ser leídos por los presentes y conocieran los temas y las formas que utilizaba Jesús Nava. La obra de este poeta, concluyó el cronista, está pendiente de ser antologada y difundida con profusión.

Luego de esta ponencia vendría la presentación de la segunda edición del libro Cien años de Antonio Alatorre, en la que participaron Hirepan Solorio Farfán, Carlos Axel Flores Valdovinos, Jesús Donaciano Medina García y Carlos Efrén Rangel García, cada uno de ellos autor de un texto de los que se incluyen en el libro. Hirepan Solorio escribe sobre Marcos de Monroy, el personaje autlense cuya historia rescató Alatorre en su libro El brujo de Autlán, analizando este texto desde la perspectiva analítica del poder del filósofo francés Michel Foucault. Carlos Flores habla en el libro sobre la relación de Alatorre con Arturo Rivas Sáinz, Juan José Arreola y Juan Rulfo, otros escritores jaliscienses de importancia internacional. Jesús Medina aporta un relato de cuando se le impuso el nombre de Antonio Alatorre a la Casa Universitaria y los desencuentros del famoso filólogo con el Autlán de principios del siglo XXI. Carlos Efrén, a su vez, habla de los textos de Antonio Alatorre que figuran en los libros de texto de la Secretaría de Educación Pública de distintas épocas y que han formado parte de los primeros contactos con la literatura de muchos niños mexicanos.

La investigadora Martha Florentina Corona Santana, del Archivo Histórico Municipal de Autlán, presentó un trabajo titulado El Autlán de Antonio Alatorre, del que Andrea Reynoso nos cuenta: “Martha nos llevó a un viaje fotográfico a través del tiempo, mostrando imágenes del Autlán en los años en que Antonio Alatorre vivió aquí. Las fotografías nos permitieron ver un Autlán lleno de vida y tradición, con calles, plazas y rincones que evocaron una profunda nostalgia entre los presentes. El público se mostró atento y emocionado, mientras Martha relataba anécdotas y detalles que pintaban un vívido retrato del pasado de nuestro municipio. Fue una velada llena de historia”.

La primera jornada del festival concluyó con un concierto del cuarteto de cuerdas Autlán, integrado por Leonardo Barba en el violín primero, David Ruiz en el violín segundo, Antonio Díaz en la viola y Armando Pedraza en el violoncello. El concierto abrió con el Vals de las flores de Tchaikovski y concluyó con el primer movimiento de la Pequeña serenata nocturna de Mozart, piezas extremas de un programa variado que incluyó a Yesterday, de los Beatles, Bésame mucho y Underground tango, entre otras.

Eran poco después de las 21:00 horas cuando terminó la jornada, con la promesa de encontrarnos al día siguiente en el mismo sitio, para vivir una tarde de mucha poesía.

El huizilacate del Coajinque es árbol patrimonial de Autlán


 En su libro Calles y barrios de Autlán, don Ernesto Medina Lima recuerda que se conocía como Barrio de los Huizilacates al conjunto que formaban un callejón que partía de la Quinta de Valencia hacia el sur y que hoy es la calle de Francisco González Bocanegra y su paralela calle de Francisco Zarco. En ese barrio se instaló en 1880 la plaza de toros para el Carnaval y, en lo que ahora es la calle de José Corona Araiza, se jugaban parejas o carreras de caballos. El nombre del barrio se debía a la abundancia de huizilacates, de los que algunos individuos sobrevivieron hasta la primera década del siglo XXI, formando una especie de camellón al centro de la calle González Bocanegra, afuera de la unidad deportiva. Al otro lado del Coajinque, en terrenos del rancho de don Lucio, había también unos frondosos y sanos huizilacates, que incluso formaban parte de los terrenos de juego de los chiquillos de las colonias y barrios de los alrededores.

Sin embargo, el crecimiento de la mancha urbana de Autlán ha llegado hasta esos antiguos arrabales, arrasando con los huizilacates y otros árboles, lo mismo que con unidades de producción y formas de vida que aquí se encontraban. De todo esto sobrevive un huizilacate de los de don Lucio, que con el tiempo vino a quedar en la esquina de dos calles, en los límites de las colonias Echeverría y Villas de San Javier, haciendo una como glorieta y proporcionando sombra, frescura e imagen al restaurante de mariscos 7 Mares, ubicado justo frente al árbol. Este solitario y urbano huizilacate, según expertos, podría tener varios siglos de edad, aparece en el Primer Inventario Municipal de la Riqueza Forestal de Autlán de la Grana (2010), con el nombre de Árbol del Coajinque.

El valor cultural de este árbol no pasó inadvertido para el colectivo Amigos del Coajinque, dedicado a trabajar en la conservación de este arroyo emblemático de Autlán pero también a difundir el valor que este lugar tiene en la cultura y la identidad autlenses. Para ayudar a que todos los vecinos conozcamos ese valor, el colectivo inició las gestiones para que el Ayuntamiento declarara Árbol Patrimonio de la ciudad al huizilacate. A través de la regidora María del Carmen Mata Madrigal la iniciativa llegó al pleno del Ayuntamiento y fue autorizada, ejecutándose este sábado 13 de julio en una ceremonia que se celebró al pie del árbol y que consistió en la develación de una placa en la que consta la declaratoria y algunos datos del huizilacate. En la misma ceremonia se dio “en adopción” este árbol a los propietarios del 7 Mares, quienes se comprometieron a mantenerlo limpio y en buenas condiciones.



La ceremonia comenzó a las 14:05 horas, con la asistencia de unas 20 personas. Estuvieron ahí las regidoras María del Carmen Mata Madrigal y Claudia Alejandra Galván García; el secretario general del Ayuntamiento, Arturo Eleuterio Vera Rodríguez; Nelly Yalitza López Mardueño, síndica municipal; Moisés Muñoz Michel, director de Ecología; Jazmín Esperanza Lara Cruz, presidente de Amigos del Coajinque, y Óscar Ponce Martínez, director de la Junta Intermunicipal del Río Ayuquila (JIRA).

Silvia Guzmán, jefa de Medio Ambiente del gobierno municipal, dio el primer mensaje de la ceremonia, en el que expuso las características del huizilacate que se asientan en la placa conmemorativa. Enseguida, la regidora Carmen Mata agradeció a los Amigos del Coajinque por su trabajo y a los dueños del restaurante 7 Mares por adoptar el árbol. Dijo que, ante la importancia de estos seres vivos, quisiera que todos los días fueran Día del Árbol.

La señora Azucena Álvarez, propietaria del restaurante, aceptó la adopción del árbol y dijo que corresponde a todos cuidar de la naturaleza y ese es uno de los fines de su familia y de su empresa, lo cual se manifestará en el cuidado de este huizilacate. En representación del presidente municipal, Eleuterio Vera dijo que los ciudadanos debemos ver la importancia del cuidado del medio ambiente poniendo manos a la obra realizando acciones tangibles. Invitó a la ciudadanía a adoptar más árboles y lugares que sean de importancia para la conservación del medio ambiente.

Al terminar los mensajes se procedió a la develación de la placa, verificada por las regidoras y el secretario general y por los propietarios del 7 Mares. La placa dice lo siguiente:

Árbol Patrimonial

“Huizilacate”

(Sideroxylon cartilagineum)

Es una especie de plantas de la familia Sapoteaceae,

Algunos de sus nombres comunes son: cerezo, capulincillo,

guencho, huizilacate. Especie endémica de México.

Altura total: 19.5 metros.

Diámetro: 2.69 metros.

300 años.

Ubicación 19° 45´49” N 104°22´36” W

 

Este árbol patrimonial se encuentra en el cruce de las calles de Octavio Paz y Jaime Torres Bodet, en el fraccionamiento Villas de San Javier, a una cuadra hacia el sur del puente sobre el arroyo El Coajinque. Sus alrededores están empedrados y el árbol está protegido por una valla de cadenas unidas con postes metálicos.



domingo, 7 de julio de 2024

Sesionó en El Rodeo el Capítulo Costa Sur de la BSGEEJ


 El sábado 6 de julio, por la mañana, en el domicilio ubicado en la esquina sur de las calles Victoriano Martínez y Julián Martínez de la agencia municipal El Rodeo, de Autlán de Navarro, celebró su sesión ordinaria del mes el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco. Con la asistencia de unas 25 personas, la parte pública de la sesión comenzó a las 11:00 horas.

El anfitrión fue el doctor Hirineo Martínez Barragán, quien presentó el trabajo El noroeste mexicano. Cuentos y recuentos de un viaje, basado en el viaje por carretera que realizó junto con su familia hace algunos meses por esa región del país y que le sirve para realizar algunas reflexiones sobre la geografía. Para comenzar su exposición, compartió algunas consideraciones sobre los viajes de placer: encuentra, por ejemplo, algunas ventajas en viajar por carretera, como conocer mejor la gastronomía y otros elementos de identidad de los lugares por los que se pasa. Un viaje, además, debe servir no solo para pasar de un lugar a otro sino para “explorar el tiempo y el espacio”: para conocer, saber, intervenir, indagar en lo desconocido y remoto, enfrentando el miedo a lo desconocido. Esto emparenta a un viaje familiar con las expediciones de los tiempos de los grandes descubrimientos. También comentó, en esta parte de su exposición, que la geología es el cimiento del paisaje: los elementos que conforman el suelo sobre el que se desarrollan los ecosistemas y los climas, que es lo que percibimos en un primer contacto.

Dicho esto, el doctor Hirineo pasó a comentar su viaje, apoyándose con imágenes de cada parte del trayecto, que comenzó en Autlán y pasó por Durango, Mazatlán, Ciudad Obregón, Guaymas, Hermosillo, Puerto Peñasco, Mexicali, Tecate, Rosarito, San Felipe, Santa Rosalía, La Paz, Los Cabos y Topolobampo, desde donde regresaron a Autlán. De cada uno de estos sitios, el ponente nos describió sus principales características, lo que se come, el clima, el carácter de la gente, cómo es la oferta de hospedaje y sus paisajes.

La exposición terminó con algunas conclusiones, entre las cuales está el que los lugares son los sujetos por excelencia de la geografía y que es necesario volver a los lugares visitados para recorrerlos con más calma y conocerlos mejor.

Cierre del ciclo escolar 2023-2024 del Núcleo ECOS Autlán

La Orquesta Sinfónica.

 El jueves 4 de julio, por la tarde, tuvo lugar en el auditorio Hermilio Hernández de la Casa de la Cultura una actividad por el cierre del ciclo escolar del Núcleo ECOS Autlán, que incluyó un concierto de su orquesta sinfónica y una serie de recitales de alumnos de las distintas familias de instrumentos. Todo comenzó a las 18:10 horas y se desarrolló ante una sala casi llena que, sin embargo, se fue vaciando mientras transcurrían las presentaciones. Entre los asistentes estuvieron la regidora Irma Gómez Macedo, la jefa de Cultura del gobierno de Autlán, Gabriela Díaz Núñez; el jefe de Educación, Juan Carlos Castañeda Uribe; la coordinadora de los talleres artísticos de la Casa de la Cultura, Thalía Chávez Tovar; y el director de Cultura, Esdras López Mundo.

En la primera parte del programa, alumnos de los diferentes instrumentos presentaron ejercicios y piezas musicales que prepararon bajo la guía de sus profesores, mientras que la segunda parte consistió en un concierto de la Orquesta Sinfónica del Núcleo, que interpretó seis piezas.

El primer número fue la interpretación de seis piezas del método Essential elements, por un ensamble de violines y viola dirigido por los profesores Leonardo Barba Cuéllar y Antonio Díaz Landeros. Al terminar la actuación del ensamble, los hermanos Michelle Alejandra y José García Michel interpretaron una pieza musical con violín, a dueto.

Enseguida, los alumnos de percusiones que dirige la profesora Leticia Vidrio Ramos desarrollaron una dinámica de rítmica corporal, a la que titularon Renata, en memoria de una alumna de esta sección. La profesora explicó que es importante que un músico de cualquier instrumento tenga una buena coordinación corporal, misma que se puede perfeccionar con esta clase de ejercicios. Para concluir esta presentación, se integraron todos los alumnos del Núcleo, que ejecutaron un ejercicio semejante, pero al ritmo de una canción que sonaba como fondo.

Los alumnos de cuerdas gruesas, violoncello y contrabajo, dirigidos por el profesor Armando Emmanuel Pedraza Guerra, tocaron el canon La tormenta y un arreglo a una de las piezas musicales del videojuego Tetris, realizado por el mismo profesor.

Un ensamble de alientos maderas, dirigido por el profesor Jorge Mojica, interpretó la Marcha Fúnebre de Chopin y Primavera, de las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Enseguida, los alumnos de alientos metales, del profesor Hugo Santana, tocaron una pieza del soundtrack de la saga Piratas del Caribe, con el acompañamiento de un violoncello.

Para la segunda parte, la Orquesta Sinfónica del Núcleo ECOS Autlán dio un breve concierto, bajo la dirección de Armando Pedraza, en dos momentos: el primero, con la participación de todos los alumnos del Núcleo, consistió en la interpretación de tres piezas del método From the masters. En el segundo, solo con los alumnos que ya tienen un lugar en la orquesta, interpretó el siguiente programa:

Pompa y circunstancia

Escenas de ballet

Judas Macabeo

El barbero de Sevilla

Finlandia

Trepak

La cumparsita

jueves, 27 de junio de 2024

Bitácora de viaje 10: Día del Padre en Comala

 


El domingo 16 de junio emprendimos un viaje a Comala, el pueblo mágico colimense, no porque alguien nos hubiera dicho que ahí vivía nuestro padre sino solo para hacer un viaje familiar a manera de festejo del Día del Padre. Salimos de Autlán pocos minutos después de las 7:00 horas, luego de alguna indecisión sobre la pertinencia del paseo provocada por la tormenta que se desató sobre aquella región la misma madrugada del domingo, visible y audible desde Autlán. La vista matutina de los volcanes luego de la tormenta, recortados en un cielo nublado pero apacible, nos decidió definitivamente a tomar camino.

Cruzamos los pueblos por los que pasa la carretera que nos conecta con Ciudad Guzmán mientras en ellos revoloteaba la animación propia de una mañana de domingo: la fonda de Alicia en Las Paredes comenzando a llenarse, fritangas de puerco en casi cualquier pueblo, puestos de pajaretes de vaca o de chiva, el ajetreo en los invernaderos de Bioparques y el pueblito que se ha ido desarrollando alrededor de esta agroindustria (que ya cuenta hasta con tianguis), una moderada carga vehicular en la carretera, todo con un toque más alegre de lo habitual, acaso producido por la reciente lluvia, la primera abundante del deseado temporal… con este ambiente cruzamos el valle de Autlán y el llano rulfiano: El Mentidero, Las Paredes, El Grullo, El Limón, Tonaya, Apulco, La Croix...

Unos cuantos kilómetros más allá de Cuatro Caminos llegamos al crucero que conecta a la carretera estatal con la cabecera municipal de Zapotitlán de Vadillo, desde donde se toma una nueva carretera estatal que lleva directo a Comala. Decidimos tomar este camino, a pesar de ser más estrecho y plagado de baches que el que rodea por Ciudad Guzmán, con tal de conocer otra región de Jalisco y otra de sus fronteras con Colima, una menos conflictiva que la de Cihuatlán y menos trillada que la del rumbo de Tuxpan.


El Volcán de Fuego, asomándose detrás de un cerro.

Y la elección fue muy acertada: el simple recorrido del camino entre Zapotitlán y Comala es una experiencia estética placentera. La carretera serpentea, en un constante pero suave descenso, entre barrancas labradas por escurrimientos que por milenios han bajado de los volcanes, cuya imponente presencia enmarca el viaje de forma casi continua. A la salida de cada curva, detrás de cada árbol, ora al lado izquierdo, ora al derecho, se ve brotar a las majestuosas montañas que vigilan esta región del país. Pero no solo son los volcanes lo que hay que ver en esta parte de Jalisco: hay una zona arqueológica que se llama Los Cerritos, que desde la carretera luce como una serie de pequeñas cuevas labradas en el paredón de la montaña; la vista del cerro del Petacal como despidiéndose del llano que se va quedando atrás y el paulatino cambio de vegetación conforme se avanza hacia la llanura costera también son elementos atractivos. Fue una sorpresa encontrar pequeños autobuses que hacen la ruta entre Zapotitlán y Comala, prestando un invaluable servicio a los habitantes de Chancuéllar, Mazatán, San José del Carmen y otras poblaciones pequeñas asentadas en estos volcánicos parajes.


Cerca de Los Cerritos.

El más ancho de los arroyos que bajan de los volcanes, tributario del río Armería (el Ayuquila de nuestra región) es el que hace las veces de frontera entre Jalisco y Colima en estos lares. Se da uno cuenta de esto gracias a los señalamientos que se encuentran antes de llegar al puente que lo cruza y que lleva el sugerente nombre de Puente Río de Lumbre. Aquí se entra al estado de Colima y, no sé si por la realidad o por simple sugestión, se siente un cambio en la calidad de la carretera, favorable al estado vecino.

Antes de llegar a Comala hay que manejar algunos kilómetros entre una vegetación exuberante, en una carretera flanqueada por grandes árboles. Se pasa por Suchitlán, que viene a ser el espacio fresa de Comala, algo así como lo que es Ajijic a Chapala: hay restaurantes a orilla de carretera, muchos de ellos con nombres e imagen basados en el concepto del café. Acaso por ser domingo, a la hora que pasamos por ahí los dichos restaurantes ya estaban llenos, con cada espacio de estacionamiento ocupado por algún vehículo. Pero ese no era nuestro destino, así que no pasó de ser solo un dato curioso.

Calle Hacienda Nogueras.


Llegamos a Nogueras, una población del municipio de Comala, poco después de las 10:30 horas, dejamos el carro bajo la sombra de un árbol y pasamos a conocer la parte medular de este lugar, sobre la calle que se llama precisamente Hacienda Nogueras. Ahí se encuentran las tres sedes del Museo Universitario Alejandro Rangel Hidalgo y el Centro Universitario de Gestión Ambiental y Ecoparque Nogueras, administrados por la Universidad de Colima. Nogueras fue una hacienda azucarera, floreciente durante el siglo XIX y un tanto venida a menos en el XX, que pasó por las manos de varias familias prominentes. De ella quedan en pie el chacuaco y la capilla, entre otros vestigios desperdigados por el pueblo, lo que hace recordar a la hacienda de Ahuacapán.

Una fachada de Nogueras.


La calle que ya mencioné y sus alrededores tienen la particularidad de albergar algunas casas cuyas fachadas llevan el sello rangeliano: colores vivos, diseños triangulares en las pequeñas ventanas y una simbiosis con la naturaleza del lugar, representada por un árbol frondoso, macetas o jardineras bien cuidadas. La calle es bastante bonita, todas sus fincas son de arquitectura regional, cuenta con un arbolado sano y bien cuidado y con elementos sobrevivientes de la hacienda, como un tramo de acueducto ahora flanqueado por bugambilias. Aquí se encuentra también la capilla, pequeña y austera pero bien conservada, en un estilo que recuerda a la de Ahuacapán pero mucho más pequeña. Las campanas de la capilla están ahora resguardadas dentro del templo, debido a que el último terremoto dejó unas feas cuarteaduras en el campanario, que esperan a ser reparadas.

Una vista de la capilla de Nogueras.


Entramos a dos de las sedes del Museo de Alejandro Rangel, la principal y la que fue su estudio, ambas son pequeñas pero cargadas de objetos de interés. En la primera hay una sala con obra original del pintor colimense, incluyendo su interpretación del retablo barroco de Santa María Tonantzintla, el cuaderno donde está su primer dibujo y algunos muebles diseñados por él. Esta sala desemboca en las que resguardan la colección de piezas prehispánicas que Rangel fue conformando a lo largo del tiempo, con figuras que los habitantes de los alrededores de Nogueras le llevaban a regalar. Hay aquí piezas de gran valor, muy bien conservadas y dispuestas en vitrinas en una organización basada en lo que las figuras representan: vasijas de diversos tipos, dirigentes o personas prominentes, escenas de la vida cotidiana, los famosos perritos colimotes, entre otras. Desafortunadamente, no se cuenta con fichas técnicas por no conocerse el origen exacto y el contexto en que fueron halladas las piezas.




Piezas prehispánicas en el Museo Rangel Hidalgo.


La segunda de las salas de piezas prehispánicas está diseñada como un horno, sin ventanas e iluminada con luz roja y con las vitrinas distribuidas en los costados y al fondo de la sala. El horno tiene que ver con el proceso de cocción de las piezas de barro, de las que vemos verdaderas maravillas: una mujer llorando, un murciélago, vasijas cuyas patas son unos pericos, guerreros, cargadores, unos amigos que caminan abrazados… en los textos curatoriales se advierte que, si bien los antiguos habitantes de Colima no dejaron escritos en los que describieran sus costumbres, sí que dejaron una crónica de su vida a través de estas figuras.


Artículos de la vida cotidiana en la hacienda de Nogueras.


Las demás salas de esta sede están dedicadas a la vida durante la época de apogeo de la hacienda, incluyendo una cocina completa con artículos originales, como un filtro de agua, un zarzo y todo lo necesario para la confección de los alimentos, así como muebles diseñados por Rangel.



La sede que antes fue el estudio de Alejandro Rangel está poblada de artículos que le sirvieron en vida. Muebles, libros, herramientas, reproducciones de su obra, que nos ofrecen un ambiente cercano al que él mismo creó en vida. Entre sus libros vimos obras de historia de Colima, de arte y algunas de literatura; también hay fotos familiares en la hacienda de Nogueras, cuando la familia Rangel vivió aquí.

Artículos de la Tiendita Rangeliana.


En la acera de enfrente está la Tiendita Rangeliana, en la que se venden toda clase de artículos estampados con la obra del personaje más relevante de Nogueras: camisetas, llaveros, separadores de libros, tarjetas, posavasos, las infaltables tazas… también hay reproducciones de sus cuadros más conocidos, a precios muy accesibles. Afuera de la tiendita, un señor ofrecía una bebida llamada bate, hecha a base de chan, una semilla semejante a la chía, que se sirve mezclada con jarabe de piloncillo. Esta bebida es refrescante y energizante, y tiene una consistencia muy espesa, como de atole.



Luego de un rato en Nogueras, pasamos a Comala, a donde se llega siguiendo una calle que lleva el nombre del escritor Luis Spota. Se trata de un camino empedrado, a cuyas orillas corren lienzos de piedra y algunas casas, amén de buena cantidad de árboles, conformando una muy buena escenografía para hacer fotos. Nos estacionamos muy cerca de la plaza principal; contrario a lo que creímos, no tuvimos ningún problema para encontrar un espacio, que además estaba a la sombra de un árbol.

Portales de Comala.


Luego de recorrer los portales que rodean la plaza, apretados de comercios que ofrecen souvenirs de todas clases, nos instalamos en el famoso restaurante Don Comalón, que ofrece carnes, mariscos y cantidades generosas de botanas variadas y completas, que van desde los tacos de guisados hasta las tostadas de guacamole. El portal en el que se encuentra este restaurante tiene otros negocios de comida, todos con mesas y sillas instaladas dentro del local pero también en el portal, lo que dificulta mucho transitar por ahí. También abundan los músicos que ofrecen sus servicios a los comensales, de géneros de mariachi y norteño, que tocan al mismo tiempo y producen un ambiente cacofónico, turístico en el peor sentido, que contrasta con la imagen de pueblo provinciano, tranquilo, que ofrece Comala.

El altar mayor de la parroquia de Comala.


La parroquia de Comala, dedicada a san Miguel, se halla también frente a la plaza, al lado contrario de la Presidencia Municipal. Es una construcción espaciosa, fresca, bien cuidada, de un estilo ecléctico con dos campanarios asimétricos. Como la mayor parte del pueblo, el templo está pintado de blanco y tiene elementos que hablan de su historia: la tumba del padre Francisco de Sales Vizcaíno se encuentra en el atrio, junto a una campana fechada en 1873. El altar principal es muy sencillo y muestra un dorado muy bien conservado, es presidido por una imagen de Cristo crucificado.

El kiosco.


La plaza de Comala es limpia y cómoda, tiene un buen arbolado que actualmente sirve como soporte a retratos de personas desaparecidas que son buscadas por sus familiares y que constituyen un recordatorio de que no todo está bien en nuestro entorno. El elemento principal es el kiosco, conformado por una estructura metálica sobre una base de material, coronada por una veleta. El diseño de la estructura recuerda al moderno kiosco de Autlán, cuando estaba en buenas condiciones. Aunque lo que más busca el visitante a Comala cuando llega a la plaza es la estatua de Juan Rulfo, que aparece sentado en una banca en actitud de contar algo a un niño, que lo escucha absorto sentado en el suelo frente a él, obra del escultor Rubén Hernández Guerrero. Al fondo luce la torrecilla de la Presidencia Municipal, como en la famosa fotografía que se le tomó al escritor gabrielense en este lugar en la década de 1960.




En Comala hay que comer pan dulce, en especial picones, la especialidad gastronómica del pueblo. También el café, que se produce aquí mismo, y el ponche son productos que forman parte de la experiencia de visitar este pueblo mágico. Luego de abastecernos de algunos de estos productos, tomamos el camino de regreso a Autlán, a media tarde y por la misma ruta que nos llevó a Comala, la de Colima. Un rato no es suficiente para conocer todo lo que hay aquí, pero es un buen inicio.



sábado, 22 de junio de 2024

Conmemoración del aniversario 133 del general Paulino Navarro


 La tarde del viernes 21 de junio, víspera del aniversario 133 del nacimiento del general Paulino Navarro, mientras en Autlán caía la primera lluvia de la temporada, en la Alameda municipal se celebró un acto cívico para recordar a este militar autlense, cuyo apellido lleva el nombre de nuestro municipio. La conmemoración comenzó a las 16:35 horas, con la asistencia de unas 150 personas, entre las que había regidores y funcionarios municipales, integrantes de la logia masónica Cofradía de la Luz, elementos del 102 Batallón de Infantería encabezados por el capitán primero de infantería Gerardo Iván Jiménez Hoo y alumnos de la secundaria Jesús Velázquez Gómez y de la primaria Lázaro Cárdenas, vecinas de la Alameda.

El acto comenzó con honores a la Bandera, que se realizaron bajo la dirección del profesor Moisés Tapia Chagolla y con la intervención de la escolta de Seguridad Pública y la banda de guerra municipal. Enseguida el cronista municipal, Guillermo Tovar Vázquez, hizo una semblanza del general Paulino Navarro, nacido el 22 de junio de 1891 en la población de El Aguacate, entonces dentro del territorio del municipio de Autlán, en la que enfatizó la raigambre autlense de este personaje: afirmó que hay documentados antepasados suyos de hasta seis generaciones que nacieron en Autlán. Dijo también que la familia de Paulino Navarro se avecindó en Autlán desde la infancia del futuro general, quien aquí desempeñó varios oficios desde su primera juventud, destacando su trabajo en la docencia: fue auxiliar de su hermana Lucía en lo que hoy es el Instituto Autlense y se desempeñó como maestro en esa escuela y en la de la profesora María Mares, antes de partir a la Costa de Jalisco y, por fin, a la ciudad de Colima, donde estudió en la Escuela Normal de ese lugar hasta conseguir el grado equivalente al bachillerato. En eso, llegó la traición de Victoriano Huerta a Madero, momento en que Paulino Navarro participó en protestas estudiantiles cuya represión lo obligó a salir de Colima para enrolarse en el Ejército del Noroeste. Aquí comenzó su fulgurante carrera militar que, aunque no llegó a diez años, sí tuvo momentos de gran relevancia, como la investigación del asesinato de Pancho Villa y su participación en el combate a la rebelión delahuertista, en la que encontró la muerte.

El cronista también hizo un recuento de los momentos en que Autlán le rindió homenajes a Paulino Navarro, mediante la imposición de su nombre a lugares públicos: la Alameda en 1924, el cambio de nombre del municipio en 1939 y la inauguración de la escuela Paulino Navarro en 1960, así como la instalación de su estatua en 1939, fruto del trabajo de un comité ciudadano integrado por instrucciones del general Marcelino García Barragán. Sin embargo, dijo, pasaron varias décadas en que Paulino Navarro cayó en el olvido, convirtiéndose solo en un nombre de lugar público, hasta que recientemente comenzó a retomarse la costumbre de recordarlo en las fechas de su nacimiento y de su muerte. Por lo tanto, celebró que se organicen este tipo de conmemoraciones e invitó a los asistentes, especialmente a los niños, a documentarse sobre la vida de Paulino Navarro e imitar sus virtudes, de entre las cuales consideró a la lealtad como la principal.

Enseguida, la profesora Olga Lidia Pelayo Corona leyó un poema de su propia autoría dedicada a Paulino Navarro, para luego ceder el micrófono a la regidora Claudia Alejandra Galván García, en representación del presidente municipal, dio un mensaje dirigido preponderantemente a los alumnos que asistieron esa tarde, en el que llamó a “reflexionar sobre la historia de Paulino Navarro, a continuar con su legado revolucionario” y a agradecer los servicios que prestó a la Patria, desde la docencia y desde su carrera militar.

Para terminar la ceremonia y de manera ya algo apresurada ante la inminencia de la tormenta, se colocó una ofrenda floral al pie del monumento al general Paulino Navarro, en el costado poniente de la Alameda.

Conmemoración del aniversario 203 de la jura de la Independencia en Autlán


 En la húmeda mañana del viernes 21 de junio se celebró en el jardín Hidalgo un acto cívico para conmemorar la ceremonia que en misma fecha del año 1821 tuvo lugar en este mismo lugar y en el que las autoridades civiles, militares y religiosas de Autlán juraron la Independencia de México, adhiriéndose al Plan de Iguala. Al acto, que comenzó a las 8:06 horas, asistieron unas 120 personas, incluyendo a regidores y funcionarios municipales y alumnos de las secundarias Manuel López Cotilla y Técnica #7 y de la primaria Paulino Navarro. En representación del presidente municipal asistió la síndica Nelly Yalitza López Mardueño.

El primer momento fueron los honores a la Bandera, dirigidos por el profesor Moisés Tapia Chagolla y con la participación de la escolta de la dirección de Seguridad Pública y la banda de guerra municipal. Enseguida, el cronista municipal, Guillermo Tovar Vázquez, dio un mensaje sobre la importancia del acontecimiento histórico que recordamos en este acto. Comenzó proponiendo a los asistentes un ejercicio de imaginación, para ubicarnos en la Plaza de Armas, hoy jardín Hidalgo, hace 200 años: no había automóviles ni ruidos, ni bancos ni la Presidencia Municipal, tampoco estaban la cuadra que limita al sur el jardín; ni siquiera la torrecilla del reloj había sido construida. En su lugar, estaban el cementerio de la parroquia y las instalaciones que habían sido del convento franciscano, las casas consistoriales; de esa época solo se conservan el jardín Hidalgo, ya muy modificado, y el pórtico de la parroquia, que data de 1745.

En ese contexto físico se realizó la ceremonia de jura de la Independencia, que el cronista narró muy brevemente: dijo que fue muy sencilla pero sumamente relevante y la calificó como uno de los momentos más importantes de la historia de Autlán. En ella, el párroco de Autlán, José Diego Gómez, les hizo tres preguntas a las autoridades civiles y militares y al pueblo en general, la segunda de ellas era si juraban reconocer la independencia y guardar la paz entre europeos y americanos, luego de las respuestas afirmativas, los participantes pasaron en procesión a la parroquia a oír misa, al término de la cual las autoridades pasaron a tomar sus puestos a las casas consistoriales. Así nacía la vida independiente en Autlán.

El cronista también dio un contexto histórico de este acontecimiento, relatando cómo después de más de diez años de guerra civil comenzó una serie de conspiraciones entre militares realistas, que después integrarían a líderes insurgentes, de donde nació el Plan de Iguala, al que se fueron adhiriendo jefes realistas de las diversas provincias del reino de la Nueva España. En el caso de la provincia de Guadalajara, el general Pedro Celestino Negrete se adhirió a él en San Pedro Tlaquepaque el 13 de junio de 1821, para tomar la ciudad de Guadalajara al día siguiente y enviar a las capitales de los 28 partidos en que se dividía la provincia la orden de jurar la independencia. El día 20 llegó esa orden a Autlán, que se ejecutó al día siguiente.

La síndica Nelly López habló enseguida, destacando la importancia de la armonía y la empatía, dijo que en tiempos de la guerra de Independencia se luchaba con las armas y que actualmente se hace con la educación y el conocimiento.

Al término de los discursos se montaron guardias de honor, de alumnos de las escuelas asistentes y de funcionarios municipales, y se colocó una ofrenda floral en el monumento a Miguel Hidalgo que preside el jardín.