lunes, 30 de diciembre de 2024

Rindió Chiu Yu Chen un homenaje a Ricardo Castro en Autlán


 Como parte de las actividades artísticas del festival navideño 2024, la noche de este domingo 29 de diciembre el pianista taiwanés Chiu Yu Chen ofreció un recital en el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes, el cuarto que da en este espacio desde el año 2022. A la velada asistieron unas 70 personas, iniciando a las 20:10 horas.

El programa que interpretó el maestro Chiu se dividió en cuatro partes. En la primera, escuchamos ocho mazurcas, valses y polonesas de Ricardo Castro y de Federico Chopin y la segunda consistió en siete valses del compositor mexicano, incluyendo el póstumo Vals fugitivo. La tercera fue una suite de siete piezas del ballet El cascanueces y la despedida fue con los Aires mexicanos, también de Ricardo Castro. Fue una interpretación excelente, cuyos recursos técnicos y de expresión fueron complementados por el hecho de que todo el repertorio fue ejecutado de memoria, con muy pocas pausas para agradecer los aplausos con los que el público premiaba de vez en cuando al artista.

Estos aplausos y la música fueron casi el único canal de comunicación entre el pianista y sus oyentes, debido a la barrera del idioma. Sin embargo, al final Chiu Yu Chen dio un breve mensaje en español en el que explicó que este programa fue un homenaje a Ricardo Castro, a quien considera un compositor universal, por haberse cumplido en 2024 160 años de su nacimiento, y dijo sentirse afortunado por volver a tocar en Autlán.

Un detalle interesante es que, para este recital, los organizadores cobraron 100 pesos por boleto, una cantidad que, dada la calidad de la interpretación, fue simbólica. La asistencia no desmereció comparándola con un concierto gratuito, por lo que creemos que se puede entender como un dato a favor de ir desterrando la idea de que toda actividad artística, y cultural en general, debe ser gratuita. Recordemos que detrás de cualquier concierto, conferencia o exposición hay muchas horas de preparación, que deberían ser retribuidas.

Un aspecto que sí debe mejorarse es la educación del público que asiste a un concierto. La impuntualidad, los aplausos a destiempo y los ruidos diversos, entre otras actitudes, siguen siendo una costumbre que debería desterrarse. Acaso sea tiempo de recordar las restricciones que nuestros abuelos aplicaban a algunas de las actividades que se organizaban en los teatros que funcionaban en Autlán: no dejar entrar a quien llegue ya iniciado el evento, no permitir el ingreso de niños pequeños y, ya hablando de vicios modernos, obligar a que el celular se mantenga siempre en silencio.

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