El programa que interpretó el
maestro Chiu se dividió en cuatro partes. En la primera, escuchamos ocho mazurcas,
valses y polonesas de Ricardo Castro y de Federico Chopin y la segunda
consistió en siete valses del compositor mexicano, incluyendo el póstumo Vals
fugitivo. La tercera fue una suite de siete piezas del ballet El cascanueces
y la despedida fue con los Aires mexicanos, también de Ricardo Castro. Fue
una interpretación excelente, cuyos recursos técnicos y de expresión fueron
complementados por el hecho de que todo el repertorio fue ejecutado de memoria,
con muy pocas pausas para agradecer los aplausos con los que el público
premiaba de vez en cuando al artista.
Estos aplausos y la música fueron
casi el único canal de comunicación entre el pianista y sus oyentes, debido a
la barrera del idioma. Sin embargo, al final Chiu Yu Chen dio un breve mensaje
en español en el que explicó que este programa fue un homenaje a Ricardo Castro,
a quien considera un compositor universal, por haberse cumplido en 2024 160
años de su nacimiento, y dijo sentirse afortunado por volver a tocar en Autlán.
Un detalle interesante es que,
para este recital, los organizadores cobraron 100 pesos por boleto, una
cantidad que, dada la calidad de la interpretación, fue simbólica. La
asistencia no desmereció comparándola con un concierto gratuito, por lo que
creemos que se puede entender como un dato a favor de ir desterrando la idea de
que toda actividad artística, y cultural en general, debe ser gratuita. Recordemos
que detrás de cualquier concierto, conferencia o exposición hay muchas horas de
preparación, que deberían ser retribuidas.
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