lunes, 25 de julio de 2022

Bitácora de viaje 9: la infancia de Antonio Alatorre

Las ruinas de lo que fue la Escuela Superior para Niños.

La mañana del domingo 24 de julio, en la víspera del centenario del nacimiento de Antonio Alatorre, un grupo de autlenses y visitantes realizamos un recorrido de poco más de una hora entre el atrio de la parroquia del Divino Salvador y el jardín de Las Montañas, para visitar algunos de los lugares más significativos en la vida del eminente filólogo en Autlán. En este recorrido participamos integrantes del Club de Lectura Trashumante, que en julio estamos analizando la novela La migraña (el recorrido es parte integral de este análisis), funcionarios municipales de Cultura y dos visitantes ilustres: el artista Miguel Ventura, viudo de Antonio Alatorre, y el hispanista Ernesto Reséndiz Oikión.

Bajo la guía del cronista de Autlán, Guillermo Tovar, el recorrido comenzó alrededor de las 10:10 horas en el atrio de la parroquia del Divino Salvador y tocó seis puntos sobre las calles de Margarito González Rubio y Antonio Borbón, con duración de poco más de una hora. En cada uno de estos puntos el cronista daba una explicación de lo que hubo en ese sitio y cómo se relaciona con Alatorre y su obra.

En el atrio de la parroquia del Divino Salvador.


La primera estación fue al arranque, en el atrio de la parroquia, donde se explicó que el conjunto arquitectónico compuesto por la parroquia y el curato son parte del núcleo original de la traza moderna de Autlán, sitio donde se asentaron los franciscanos en 1543 para catequizar a los indígenas autlecos, que vivían en barrios separados de lo que ahora es el centro de la ciudad. Además, en este lugar estuvo el cementerio de Autlán, lugar donde en 1706 fue sepultado, en paz con la Iglesia, el curandero Marcos de Monroy, personaje principal del libro El brujo de Autlán, de Alatorre. Puede ser que en algún sitio cercano todavía se encuentren sus restos.

Aquí estuvo El Gran Número 8.


De aquí partimos hacia el norte, para llegar a la esquina donde actualmente se levanta la sucursal del banco BBVA. En ese mismo lugar estuvo, hace un siglo, la tienda El Gran Número 8, de don Gumersindo Alatorre, una de esas tiendas de abarrotes que surtían a los habitantes de Autlán pero también a quienes venían de poblaciones cercanas a llevar su mandado. Don Gumersindo, además, vendía aquí sus famosas tablillas de chocolate, que él mismo preparaba en su casa. La tienda cerró a finales de la década de 1920 y, años después, en ese mismo sitio funcionó la central camionera.

El tercer lugar que visitamos fueron las ruinas de la finca que hace un siglo albergó a la Escuela Superior para Niños, en la esquina de las calles de Antonio Borbón y Mariano Escobedo. En esa finca, que dentro de poco ya no va a existir, dado el estado en que se encuentra, Antonio Alatorre inició su vida académica, a los cuatro años de edad, como alumno de primaria: ahí aprendió lo que se aprende hoy en una escuela de ese nivel, más nociones de astronomía, de física, de electricidad, oficios… pero, sobre todo, contrajo el amor al conocimiento y a las palabras, que no lo abandonaron en toda su vida. En la Escuela Superior para Niños se formaron, además, otros grandes personajes autlenses: Efraín González Luna, Ernesto Medina Lima, Marcelino García Barragán…

En la casa que fue de los Alatorre Chávez.


Siempre hacia el norte, caminamos una cuadra más, para llegar al lugar donde arranca la calle de Ignacio López Rayón. Justamente en la esquina norte de este cruce se conserva, en buenas condiciones, la casa en la que nació Antonio Alatorre, el 25 de julio de 1922. La casa, ya dividida en varias propiedades, mantiene las líneas originales de su fachada, cuya continuidad demuestra que se trataba originalmente de la misma finca. Esta es la casa en la que Antonio Alatorre vivió sus primeros doce años de vida y de la que dejó recuerdos en varios lugares: en La migraña, donde describe el patio central de la casa, en la entrevista con Jean Meyer en la que recuerda algunas de las aventuras que corrió con sus hermanos, entre otros textos. Gracias a la generosidad de la familia Esparza Guzmán, que habita una de las propiedades en que está dividida la casa, pudimos conocer parte del antiguo patio, que conserva instalaciones como un lavadero y una pila, algunas de las bardas de adobe originales, el antiguo mango y, lo más impactante: un jarrón de barro, posiblemente de Tlaquepaque, que tiene escrito el nombre de Celia Alatorre (la hermana mayor de Antonio) y la fecha 26 octubre de 1934. Es decir, pocos meses después de que Antonio saliera de Autlán. El jarrón se conservó sobre una de las paredes de la casa y fue rescatado, completo, hacia 1992.

El jarrón de Celia.


Cruzando la calle de Borbón desde la casa que fue de los Alatorre está la llamada Casa de la Iglesia, una construcción moderna que se levantó donde hace 100 años vivía la maestra María Mares y en la que el niño Antonio pasaba tardes enteras leyendo los libros de su maestra, que además le prodigaba un cariño maternal. Según la entrevista con Jean Meyer, hasta allá tuvieron que ir a recogerlo de su casa en varias ocasiones porque se quedaba dormido.

En el jardín de Las Montañas.


El recorrido terminó en el jardín Atanasio Monroy, mejor conocido como jardín de Las Montañas, centro neurálgico del barrio de Las Montañas, el más antiguo y de mayor tradición en Autlán. En las actividades sociales de este barrio, entre las que se cuentan grupos de teatro, coros y las que corresponden al calendario litúrgico, la familia Alatorre participaba activamente: la señora Sara Chávez llegó a proporcionar obras de teatro de su biblioteca a algunos de los grupos, por ejemplo. Según explicó el cronista, en el lugar donde ahora están la parroquia y el hospital de Las Montañas ha habido hospital de indios y capilla desde el siglo XVI, conectado con el convento franciscano por la calle de Borbón, que podría ser la más antigua de Autlán.

Luego de terminar el recorrido y con la presencia de unas 20 personas (para entonces ya se habían unido al grupo los integrantes del colectivo Bestiario), comenzó una plática con el título Antonio y La migraña, en la que Miguel Ventura y Ernesto Reséndiz explicaron algunos detalles de la novela de Alatorre y de cómo fue publicada.

Escuchando a Miguel y a Enrique.


Miguel nos compartió recuerdos y comentarios personales sobre su vida con Antonio, que nos permitieron conocer su forma de pensar y parte de su personalidad. Explicó cómo, al salir del Seminario, Alatorre tenía una cierta necesidad de “entrar en el mundo”, de adoptar actitudes y costumbres de moda en la sociedad. De esta forma comenzó a fumar, a beber whisky (aprender a fumar y a beber alcohol “le costó un huevo y medio”), y a experimentar con LSD. En esta etapa se aficionó a la mariguana, de la que durante muchos años fumaba constantemente e, incluso, llegó a tener un plantío particular en su propia casa. En palabras de Miguel, Alatorre llegó a creer que la mariguana le ayudaba a vencer el bloqueo creativo que sufrió durante algún tiempo, aunque cuando el médico le prohibió fumar se dio cuenta de que no la necesitaba para nada. Antonio Alatorre también habría experimentado con otras drogas, como peyote y hongos; las visiones relacionadas con ellas estarían relacionadas con las descripciones que hace en La migraña de la “amiba” que tiene en un ojo y del chorro de luz que anuncia el acceso de migraña. A propósito de esta novela, entre las carpetas con documentos que dejó Alatorre al morir, encontró el manuscrito de La migraña, mismo que entregó a sus hijos para que ellos lo publicaran.

De Ernesto Reséndiz supimos detalles como las modificaciones que se hicieron al manuscrito original en la publicación: se eliminó la fecha 1 de mayo de 1973 con la que comenzaba la novela y se añadió un párrafo al final, redactado por los hijos de Alatorre. Estos cambios, dijo, son indebidos desde el punto de vista filológico, puesto que debe respetarse el manuscrito que dejó el autor. La novela, dijo, está escrita para que, desde la ficción, podamos ver la realidad del autor. La calificó también como una “novela de formación”, un género que existe desde el siglo XIX para mostrar cómo un personaje nace, crece, se educa y tiene un trayecto vital.

Ernesto compartió algunas claves y opiniones de La migraña que pueden resultar útiles para quien se adentra en su lectura: algunos guiños a obra de autores como san Juan de la Cruz, un desdoblamiento del autor y el personaje a la manera del cuento Borges y yo y una influencia de Proust en la meticulosidad de la descripción y el detalle. Hay, también, a juicio de Ernesto, una mirada homoerótica en el pasaje de la secundaria de General Anaya y un reflejo de su afición al cine en las “películas” que produce en sus sueños.

Se trató, en resumen, de dos recorridos: uno físico, por los lugares en los que el niño Antonio Alatorre se formó, y otro mental, por los recuerdos y experiencias del Antonio adulto y por su obra más personal.

domingo, 24 de julio de 2022

Ceremonia de premiación del Concurso de Poesía Emergente del Festival de Poesía Antonio Alatorre

Poeta Laura Velarde, ganadora del concurso.

 La noche del sábado 23 de julio, al terminar la plática Antonio y yo, de Miguel Ventura, en el salón de usos múltiples del Museo Regional se llevó a cabo la ceremonia de premiación del Concurso de Poesía Emergente del Festival de Poesía Antonio Alatorre. Con la presencia de los organizadores del festival y del jurado del concurso, la ceremonia comenzó poco después de las 21:00 horas.

En representación de los organizadores del concurso, la poeta Lorena Aviña dio un mensaje en el que explicó que se recibieron alrededor de cien poemas, de los cuales fueron seleccionados veinte para integrar la antología Desfile de poetas II, uno de ellos como ganador. Dijo que el jurado estuvo compuesto por los poetas Miguel Asa, Luis de Loera y Cristina Meza.

Lorena Aviña.


Enseguida Andrea Reynoso, directora del Festival de Poesía Antonio Alatorre, leyó el prólogo de la antología, redactado por los jueces del concurso, en el que se habla de la necesidad de contar con una plataforma en la que se difunda el trabajo de los poetas de la región Costa Sur, cuyos esfuerzos se han ido diluyendo.

Enseguida vino un breve pero interesante recital de poesía: leyeron sus poemas la ganadora del concurso, Laura Izamar Velarde Garcilazo (Una ya no duele más), y los seleccionados Emma Boltvinik Damián (Imagina que eres gota de agua) y Demian Adrián Oliva Gaspar, quien leyó su poema sin título.

En la ceremonia estuvieron presentes, además de autoridades culturales del municipio de Autlán, integrantes del colectivo Bestiario, de Ciudad Guzmán, y del Club de Lectura Trashumante, de Autlán. También encontramos al doctor en Ciencias Sociales y columnista de La Jornada, Julio Boltvinik, padre de una de las poetas seleccionadas.

Homenaje a Antonio Alatorre en el centenario de su nacimiento


El sábado 23 de julio por la noche, en el salón de usos múltiples del Museo Regional se llevó a cabo un homenaje al filólogo autlense Antonio Alatorre, con motivo del centenario de su nacimiento, organizado por el Museo y el Ayuntamiento de Autlán. Con la asistencia de unas 50 personas, entre las que estuvieron integrantes del colectivo zapotlense Bestiario y del Club de Lectura Trashumante, de Autlán, el homenaje comenzó a las 19:45 horas.

El primer momento del homenaje estuvo a cargo del cronista de Autlán, Guillermo Tovar, quien dio una plática sobre la relación de Antonio Alatorre con Autlán. En ella, además de la hablar sobre la importancia de la obra de Alatorre en ámbitos como la edición, la traducción o la docencia, explicó cómo en sus textos hay generalmente referencias a lo que conoció en los doce años que vivió en su pueblo natal: los recuerdos de su infancia en la casa paterna en La migraña o palabras de uso común en Autlán, como esquilín, en Los 1,001 años de la lengua española. Aseguró que la formación académica de don Antonio y su amor por las letras comenzó en Autlán, en su propia casa, donde su padre les leía a sus hijos pasajes de textos de la literatura universal, tanto como en su Escuela Superior para Niños y en la misma casa de la profesora María Mares, en la que pasaba tardes enteras y en la que tenía acceso a libros. Ese amor por las letras lo caracterizó a lo largo de su vida y la convirtió en uno de los intelectuales más respetados de toda la Hispanidad. Para concluir, dijo que sería deseable que, así como existe un Festival Músico Cultural dedicado a Carlos Santana, en Autlán debería recordarse constantemente a Antonio Alatorre.

Pero la parte importante de la velada vendría enseguida: la plática Antonio y yo, a cargo del viudo de don Antonio, don Miguel Ventura. Desde un principio, el también artista plástico aclaró que hablaría de su relación con don Antonio a su manera, luego de que las instituciones académicas, a las que calificó de hipócritas, se han negado a hablar de la vida privada de Alatorre, sobre todo en su relación con él. Dicho esto, don Miguel leyó un texto que preparó para la ocasión, lleno de anécdotas y detalles sobre el desarrollo de su relación, su vida cotidiana en pareja y la opinión que Alatorre tenía sobre la academia y la élite cultural mexicana.

En alrededor de una hora, Miguel Ventura habló de la forma en que conoció a Antonio Alatorre, hacia 1972, cuando fue su alumno en Princeton, su primer viaje a México en 1975 y el inicio de su vida juntos, luego del divorcio de Alatorre. En su relación, aseguró, no existió el obstáculo de la edad. Por esa época y desde los años 1960, en palabras de Ventura, Alatorre estaba bloqueado, algo no fluía en él. El mundo académico no lo llenaba y se encontraba en una lucha “por salir del clóset”. Como una manifestación de este bloqueo ocurrió el episodio de los ficheros, una serie de documentos con información que Alatorre había encontrado en librerías de Europa y Estados Unidos y que conservaba en su poder, sin saber en qué emplearlas. El filólogo consideró quemarlas, pero al final le sirvieron para el monumental trabajo de Los 1,001 años… Sobre la vida académica mexicana de su época, Alatorre se sentía incómodo en ese ambiente de cocteles, presunción y vida social elitista. Don Antonio podía ser, según la descripción de Miguel, sumamente cortés, pero también muy directo, rayano en la grosería. Estas características lo mantuvieron mucho tiempo alejado de los principales círculos sociales de la academia mexicana.

Lo más interesante para el público autlense fue la relación que Ventura hizo de “cómo Autlán entró en su casa”: palabras autlenses, como tonche, con algunas de cuyas variaciones nombraron a los gatos que tuvieron como mascotas; anécdotas de la familia Alatorre, como los inicios de la vida matrimonial de doña Sara Chávez, que incluía chiquilladas como jugar a las muñecas con sus amigas, entre otras. Había entre ellas historias escatológicas: una vez doña Sara estaba jugando a las escondidas con sus amigas en su casa, se escondió detrás de una puerta y, al ser encontrada por una de sus amigas, explotó en carcajadas tan fuertes que provocaron que se orinara. Lo malo es que debajo de ella estaba un chiquihuite en el que su suegra guardaba su tabaco; al encontrarlo húmedo, la señora solamente lo tendió al sol para secarlo y poder fumarlo después.

En la conversación no faltaron las narraciones de largos viajes en auto, incluyendo uno desde la ciudad de México hasta Washington, viajes a otros países, la aversión de don Antonio a comprar ropa o zapatos y a usar computadora y otras anécdotas de su vida en pareja. A la muerte del profesor Alatorre, Miguel esparció sus cenizas en un valle del Paso de Cortés; no hubo servicios funerales de ningún tipo porque a ninguno de ellos les gustaban esa clase de rituales.

Miguel Ventura aseguró que hace falta visibilizar testimonios de parejas homosexuales, tiene que dejar de ser un tabú hablar sobre este tema. Terminó su plática con una anécdota del niño Antonio Alatorre: en una visita a la tienda El Gran Número 8, de su papá, descubrió que don Gumersindo tenía en la bodega una boa, que mantenía ahí para que tuviera a raya a los ratones. La visión de la serpiente lo impactó, al grado de no olvidarla nunca. 

lunes, 18 de julio de 2022

Exposición Serpientes Vivas de la Región Costa Sur de Jalisco.



El sábado 16 de julio en el jardín Hidalgo de Autlán, entre las 10:00 y las 16:00 horas, se llevó a cabo la Exposición de Serpientes Vivas de la Región Costa Sur de Jalisco, dentro del 1er. Festival Mexicano de las Serpientes, organizado, entre otros, por el grupo Herpetco, divulgación científica, manejo y rescate de fauna silvestre, así como Rescate de Fauna Silvestre del CUCSur, con apoyo del Ayuntamiento de Autlán.

Bajo unos toldos instalados en el costado norte del jardín se expusieron trece ejemplares de doce especies diferentes: dos culebras de collar, una especie de alicante (cincuate mexicano), tilcuate, una ratonera verde (culebra oliva), mazacauta (boa), falsa coralillo real occidental, salvadora mexicana (culebra manguera), falsa nauyaca mexicana (pichucuata) y ojo de gato, de las cuales ninguna es venenosa, y fueron especies que algunas personas pudieron tocar. Con la boa y el tilcuate los visitantes que así lo desearan pudieron tomarse fotografías.



También se expusieron tres especies venenosas: víbora de cascabel, culebra llamacoa y zolcuate (cantil), de las cuales se podía observar que recientemente habían cambiado de piel. Entre los objetos de trabajo que se presentaron en la exposición se encontraban ganchos herpetológicos, pinzas especiales, bolsas o costales para resguardo y transporte de las serpientes, guantes y protectores de piernas, de las que los integrantes de Herpetco explicaron al público su función y la manera de usarlas.

Además de las serpientes vivas y de su material de trabajo, los niños que acudieron a la exposición pudieron sacar su lado artístico al colorear los diferentes dibujos que se les obsequiaron, jugar una sopa de letras y apreciar una serie de seis fotografías de Héctor Alejandro Estrada Carrillo que estuvieron expuestas en caballete al término del recorrido.



En una charla con Grecia Hernández y Héctor Estrada, miembros de Herpetco, nos dijeron que esta exposición fue organizada para concientizar sobre la importancia de las serpientes en el ecosistema, ya que controlan la proliferación de especies más pequeñas, como ratones; así mismo para desmentir algunas leyendas que existen alrededor de estos reptiles, como que son “animales del mal” o que todas las serpientes son venenosas. Entre los mitos que circulan en nuestra región están el de que el tilcuate busca a las mujeres que amamantan y les roban la leche materna, o que se comen a los bebés.

También nos explicaron la forma en la que obtienen las serpientes que se encuentran bajo su resguardo, en conjunto con el equipo de Rescate de Fauna Silvestre del CUCSur. La mayoría de las serpientes son rescatadas de situaciones de riesgo y el tiempo que las mantienen en cautiverio varía dependiendo del diagnóstico del veterinario. Si no corren peligro, pueden ser liberadas en algunas horas, si tienen heridas, dependiendo del tiempo en que puedan ser curadas. También hay serpientes que han sido donadas, pues algunas personas las compran o las capturan desde muy pequeñas para poder tenerlas de mascotas, y al ver que necesitan ciertos cuidados especiales o que son de un tamaño mucho mayor al que esperaban, deciden entregarla a ellos para que puedan liberarlas. Al ser animales que han estado en cautiverio, se decide conservarlas para darles mejor calidad de vida y que puedan ser expuestas, como en esta ocasión, para concientizar sobre su importancia en el ecosistema de nuestra región.



La frecuencia con que se rescatan este tipo de animales varía, ya que en temporadas normales pueden ser de dos a tres por mes, aunque en tiempos de lluvia la frecuencia aumenta a dos o tres a la semana. A la exposición de este sábado asistieron alrededor de mil personas, la fila que se organizó para pasar frente a las cajas de vidrio y de plástico en las que se encontraban las serpientes no dejó de fluir hasta que terminó el horario anunciado.

Un concierto con causa en el Museo Regional

Dylan Celis al piano.

 Dylan Andrés Celis Soltero es un joven autlense que en la última década se ha destacado en distintos ámbitos: en las letras, cuando resultó ganador en la categoría de cuento en el concurso Creadores Literarios FIL Joven 2018 con el texto Mataron a mi primo; en la filosofía, con un tercer lugar en la VII Olimpiada Mexicana de Filosofía, pero, sobre todo en la música: es un notable pianista que ha ofrecido recitales en los principales foros culturales de Autlán, incluyendo intervenciones en el Festival Áurea Corona. Tiene varias composiciones propias registradas en INDAUTOR y un futuro promisorio en el arte de Euterpe.

Dylan estudia actualmente la Ingeniería Biomédica en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías de la Universidad de Guadalajara. Obtuvo la posibilidad de un intercambio académico a la Universidad de Oldenburg, en Alemania, para lo cual se encuentra, junto con su familia y amigos, en el arduo trabajo de recolección de fondos que aseguren su estancia en aquel país. Uno de los esfuerzos en este sentido tuvo lugar la noche del sábado 16 de julio, cuando en el salón de usos múltiples del Museo Regional se llevó a cabo un Concierto con Causa, en el que varios músicos jóvenes de la región ofrecieron su trabajo para ayudar a Dylan.

Con la asistencia de poco más de 50 personas, el concierto comenzó a las 20:20 horas, momento en que el maestro de ceremonias dio la tercera llamada. Ahí comenzó una serie de cinco presentaciones de músicos de diferentes estilos y con distintos géneros musicales:

Alí Sosa.


El primero fue el trovador Alí Sosa, quien con el acompañamiento de una guitarra electroacústica interpretó cinco canciones, entre las que incluyó a los autores José Luis Perales y Joan Manuel Serrat pero también a su padre, Pepe Sosa, y un par de composiciones propias.

Erick Ríos y Lilith Robles.


El segundo turno fue para el también pianista Erick Ríos, de la academia Sognare, quien estuvo acompañado en la voz por la cantante Lilith Robles. Ellos interpretaron un popurrí de canciones de la cantante británica Adele.

Alfredo Mardueño.


El chelista Alfredo Mardueño interpretó, apoyado en pistas grabadas de piano u orquesta, las piezas Saludo de amor, de Edward Elgar, Sobre el arcoíris y El cisne, de Saint Säens, para concluir con el Preludio suite no. 1, de Bach. Alfredo estudia actualmente la licenciatura en Artes del CUCSur, aunque antes fue maestro de chelo en la Escuela de Artes Municipal e integrante de la Orquesta Típica de Autlán y de la Orquesta Sinfónica Juvenil de El Grullo.

Joaquín Larios.


El tenor colimense Joaquín Larios, a quien conocimos hace nueve años en la Catedral de Autlán durante la gira International Opera Tour, auspiciada por la organización Nido de las Artes, cantó de forma más que aceptable arias de las óperas Carmen, de Bizet, y Rinaldo. A ellas siguió el Ave María de Schubert y, como colofón, En los brazos de un ángel.

El cierre del concierto estuvo a cargo de Dylan Celis, quien interpretó al piano música de Carlos Gardel, de Ludovico Einaudi y de Juan Gabriel, para cerrar con Pensando en ti, compuesta por él mismo a la memoria de su padre.

Además de la recolección de fondos, la velada sirvió para calibrar el talento musical que existe en Autlán, cuya variedad y calidad quedaron de manifiesto.

viernes, 15 de julio de 2022

El CUCSur fue sede del Primer Encuentro Nacional Amazilias Red de Observadoras de Aves en México


 

Texto: Unidad de Difusión CUCSur

Fotografía: Sarahy Contreras

Del 8 al 11 de julio se llevó a cabo el Primer Encuentro Nacional Amazilias Red de Observadoras de Aves en México, que tuvo como sede el Centro Universitario de la Costa Sur (CU Costa Sur), la Estación Científica Las Joyas de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán y la comunidad de Ahuacapán.

Se contó con la participación de 20 mujeres que integran la Red, las cuales provienen de distintas entidades del país como Jalisco, Michoacán, Nayarit, Estado de México, Ciudad de México, Chiapas, entre otros. 

Entre los objetivos de este encuentro fue fortalecer la colaboración entre las mujeres participantes mediante actividades de integración, participación, diseño y evaluación de proyectos de ciencia ciudadana con aves, así como capacitar mediante la intervención de expertas en los temas: género, aves, ciencia ciudadana y turismo de naturaleza, además, este evento promovió un espacio para la integración de nuevos talentos y el apoyo al fortalecimiento de capacidades de mujeres líderes en comunidades locales.

El acto inaugural realizado el 8 de agosto a las 18:30 horas en la Biblioteca Antonio Alatorre, la maestra Judith Cevallos Espinosa, Jefa del Departamento de Ecología y Recursos Naturales, en representación de la Rectora del CU Costa Sur, maestra Ana María de la O Castellanos Pinzón, realizó la declaratoria inaugural y en su participación dijo que para este Centro Universitario es de gran importancia impulsar toda acción encaminada al fortalecimiento en beneficio del desarrollo social, pero también hacia el adecuado manejo del ambiente. 

La doctora Sarahy Contreras Martínez, profesora investigadora en el CU Costa Sur, quien es una de las fundadoras de la Red de Observadoras de Aves en México, indicó que desde hace mucho tiempo estuvieron buscando un espacio para interactuar y conocerse, y que afortunadamente se concretó la formación de la Red en 2019, sin embargo, inició la pandemia y no habían tenido oportunidad de realizar una reunión presencial.

Su actual presidenta, la bióloga Zinthia López Vázquez, mencionó que la Red Amazilias está formada por 56 mujeres ornitólogas, educadoras ambientales, guías de turismo, divulgadoras de la ciencia y representantes de instituciones gubernamentales y organizaciones civiles, mismas que se encuentran distribuidas en 18 estados de la República mexicana, por lo que contar con el apoyo de la Universidad de Guadalajara a través del Centro Universitario de la Costa sur resultó fundamental para este encuentro nacional.

Para impulsar el primer encuentro presencial de la Red también se sumaron fondos de la asociación Mount Diablo Audubon Society, así como Environment and Climate Change Canada.

miércoles, 13 de julio de 2022

Segunda sesión del taller de lectura de La migraña


 Este martes 12 de julio en la sala general de la biblioteca municipal Paulino Navarro se llevó a cabo la segunda sesión del taller de lectura de la novela La migraña, de Antonio Alatorre, que se celebra ahí durante todos los martes de julio. La sesión comenzó a las 17:10 horas, con la asistencia de 23 personas.

Los trabajos de la tarde fueron dirigidos por el profesor Carlos Efrén Rangel y tuvieron como objeto la primera parte de la novela, hasta la página 28 (la novela no tiene divisiones), en la que el protagonista expone la confusión previa a emprender el trabajo de escribir la novela: los recuerdos, las distracciones, las reflexiones, el alargar el momento previo para que el placer dure más.

Para analizar esta sección de la novela, Carlos propuso una serie de actividades. En la primera, pidió a los asistentes que nos presentáramos de manera breve, diciendo nuestro nombre y las cosas que suelen distraernos cuando nos disponemos a hacer un trabajo que va a exigir nuestra total atención. Entre los distractores más comunes se mencionaron las redes sociales y el celular, las tareas domésticas, otras actividades u obligaciones que tenemos pendientes y el asalto de pensamientos sobre temas aleatorios y ajenos al trabajo que se va a emprender. Esta dinámica sirvió para comprender el momento que vivía el autor (y el protagonista, o viceversa) de la novela antes de comenzarla.

La segunda tarea de la tarde fue crear una “confusión colectiva de conocimientos”, es decir, una como lluvia de ideas sobre lo que cada lector encontró en la primera parte de la novela. Esta actividad se dividió en cuatro partes, en cada una de las cuales los participantes anotábamos en un trozo de papel los datos que se nos pedían, para pegarlos enseguida en una hoja grande de papel, de donde se leían al pleno. De esta forma, se fue definiendo, con las aportaciones de todos, el aparente caos con que comienza la novela.

Fueron cuatro los elementos que se trabajaron de esta forma: los rasgos distintivos del protagonista, las acciones que éste realiza al comenzar la novela, las distracciones que lo aquejan y los rasgos en común entre el protagonista y Antonio Alatorre, autor de la novela. Los elementos que más se repitieron fueron los siguientes:

En los rasgos del personaje, además de lo más obvio, como el nombre de Guillermo y que se trata de un hombre, se le definió como de edad madura y alto.

Las acciones que los lectores más notaron fueron escribir, beber gin tonic, escuchar música y añorar.

Las principales distracciones fueron sus recuerdos, sus propios pensamientos y, de nuevo, el gin tonic.

En los rasgos en común entre Guillermo y Alatorre aparecieron su infancia en Autlán, el paso por el seminario, el que ambos se ocuparon de la dirección de una revista, su edad y sus actividades, como escribir y revisar textos.

La última actividad incluyó el uso de una baraja de lotería: en grupos de tres talleristas fueron repartidas igual número de cartas y el participante que tuviera la de número más alto tendría que dar su pronóstico de lo que seguiría en la novela. La mayoría opinó que el protagonista continuaría añorando su infancia y juventud o que tendría un acceso de migraña.

A lo largo de las actividades surgió una opinión mayoritaria sobre la aparente confusión de la primera parte de La migraña: se trataría de un recurso narrativo que el autor colocó a propósito, como para describir ese estado en el que a veces nos sumimos cuando nos disponemos a emprender un trabajo mayor. Pero, desde luego, cada lector tendrá su propia opinión.



domingo, 10 de julio de 2022

Piano jazz concierto Alcantarillas en el Museo Regional de las Artes.


 

La noche del martes 5 de julio en el Museo y Centro Regional de las Artes se llevó a cabo el recital Piano Jazz Alcantarillas, a cargo del pianista Jorge Isaac Martínez Corona. Comenzó poco después de las 20:10 horas ante unas 80 personas, público que fue creciendo conforme avanzaba el evento.

Jorge Isaac Martínez Corona tiene estudios en Ciencias de Ingeniería y Asesor de Empresas y como artista cuenta con una experiencia de 30 años de estudios musicales que van desde la guitarra clásica al órgano, además de la composición y apreciación musical. Ha participado en diferentes orquestas como la del MUSD California y la de Guitarras de la Ciudad de México. Se ha presentado en nuestro país y en Costa Rica, Noruega y Estados Unidos, además de ser voluntario de Amnistía Internacional Noruega, trabajando con niños en zonas marginadas del norte de México.

Para la noche del martes presentó seis composiciones propias, titulado el conjunto como “Alcantarilla”, en el que le acompañó Laura Meillón para narrar previo a cada composición una semblanza sobre cada pieza.

El texto y las composiciones fueron creados por Jorge Isaac en la que nos narra la vida de las calles, entre ellas las alcantarillas, su función y los diferentes significados que tienen para cada transeúnte, cada composición en su nombre representa lo que nos podemos encontrar en las calles, ahí donde casi en cada esquina nos podemos encontrar una alcantarilla, pero fuera de ella o dentro de ella, diferentes tipos de vida.

En la composición número 1, Glamour, una melodía tranquila con un toque de sofisticación y tonos suaves, habla de maquillaje, perfumes, restaurantes elegantes, las prisas en la calle y el coqueteo y el lujo en la cotidianidad citadina.

 Blues es la composición número 2, nos muestra tonos en los que se siente cierta melancolía y la soledad de las calles, en las que puedes solo caminar para observar lo que pasa en ellas, tanto como poder ser asaltado, o simplemente disfrutar o divagar sentado en la banqueta.

La composición número 3, Tráfico, es intensa, como cuando se está en la calle en hora pico, entre el bullicio en el que todos tienen prisa, querer llegar a donde tiene que hacerlo y el ruido de los cláxones es lo más fuerte que se puede escuchar, así con esa intensidad Jorge Isaac presentó esta melodía.

La composición 4, La amistad, fue estrenada hace 21 años junto con el poema Amar al Amor, de José Luis Valencia Valencia, en el Festival Noveluño Poético en la Ciudad de México. En ella se habla de las amistades que se pueden crear en las calles, de recuerdos de amistades viejas, perdidas, y otros recuerdos que evocan momentos felices.

La composición número 5, El trayecto, es una pieza en la que se puede evocar el sentir de los pasos que se realizan cuando se realiza un trayecto a cualquier lugar, desde cómo se prepara desde casa o el lugar desde donde se va a salir, el subirse al vehículo, los arrancones, los semáforos, el ruido de las calles, el tiempo del trayecto y el momento de la llegada al destino en el que se pude sentir la paz por haber culminado el camino.

La última composición, número 6, lleva por nombre Bajo el asfalto Underground, nos muestra el mundo que se vive bajo o dentro de las alcantarillas, triste para algunos, pacífico o caótico para otros, pero siempre escondido, alejado de lo que se vive “arriba”, aunque sus olores, ruidos y habitantes pueden ser variados, su puerta de entrada son las alcantarillas.


Después de la presentación y de un motivado y largo aplauso, los asistentes solicitaron a Jorge Isaac la interpretación de Aire de José Merce.

Este recital fue presentado por el Colectivo Plenitud Sensorial, el cual está conformado por Ana París Valle Cueva, Laura Elena Meillón Johnston y Jorge Isaac Martínez Corona, originarios de Autlán y que en conjunto iniciaron el colectivo en octubre de 2021 organizando algunas actividades artísticas con el fin de enriquecer la oferta de actividades culturales y formadoras del municipio, contando con experiencia multidisciplinaria tanto en ciencias, artes, bienestar y desarrollo social.

jueves, 7 de julio de 2022

Primera sesión del taller de lectura de La Migraña


Esta semana comenzó la sexta edición del taller de lectura de novela de autor jalisciense, cuya primera versión se celebró en 2016 en el Museo Regional y que cada verano reúne a lectores autlenses para compartir su experiencia en torno a una obra distinta. En 2022 este taller está dedicado a la novela La Migraña, de Antonio Alatorre, como una forma de conmemorar el centenario del sabio de Autlán.

La primera sesión dedicada a La Migraña comenzó el martes 5 de julio a las 17:10 horas, en la sala de cómputo de la biblioteca municipal Paulino Navarro, en la Casa de la Cultura de Autlán. Asistimos unos 20 lectores que, por esta ocasión, no comentamos todavía los detalles que encontramos en la novela sino que nos concretamos a escuchar al maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, escritor y académico del Centro Universitario de la Costa Sur, a quien invitamos a darnos una plática sobre Antonio Alatorre y el papel de La Migraña en su obra general. El maestro Ortega conoció bien a Alatorre en los últimos 15 años de su vida y su trabajo de gestión fue fundamental para que el filólogo accediera a regresar a Autlán a finales de la década de 1990 a participar en algunas actividades culturales y para que escribiera el prólogo a las Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco, de don Ernesto Medina Lima.

El maestro Alfredo Ortega expresó, para abrir boca, el gusto de que exista en Autlán un grupo organizado alrededor de los libros; también hizo algunas consideraciones sobre el cuento y la novela como formas literarias. También nos hizo una semblanza de Alatorre, enfatizada en su periplo desde su salida de Autlán, a los 12 años de su edad: el seminario de Tlalpan, la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Guadalajara, su contacto con Juan José Arreola y Juan Rulfo y la revista Pan, el Fondo de Cultura Económica, el Colegio de México, el Grupo Alatorre, la Nueva Revista de Filología Hispánica… pero también nos habló de asuntos personales de este personaje, como su declarada identidad autlense, expresada en aquella famosa ceremonia de entrega del Premio Jalisco 1993 en la que dijo no sentirse jalisciense sino autlense; su firme y difícil carácter y su reconciliación con Autlán, luego de que se había prometido no volver a un pueblo que ya no se parecía al que había dejado en 1934.

Esta reconciliación tendría como punto de partida la redacción del prólogo a las Crónicas de Autlán…, un texto que podría considerarse un ensayo sobre el Autlán de la primera mitad del siglo XX, en el que incluso se permite corregir al autor de las crónicas en un par de datos. Se habló también sobre su obra en general, que incluye décadas de trabajo de edición y de echarse a cuestas el funcionamiento de la Nueva Revista de Filología Hispánica, la traducción, la docencia, la investigación y el estudio de la obra de sor Juana, de la que Alatorre es el principal conocedor. Imposible dejar de mencionar aquí la polémica que sostuvo con Octavio Paz, sobre su obra Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe, de la que don Antonio señaló algunos errores, derivados de una mala lectura de la obra de la Décima Musa por el Nobel, en palabras del mismo Alatorre.

Sobre La Migraña, el maestro Ortega explicó que viene de la migraña que el autor padeció desde la adolescencia y que fue su compañera de vida. Tiene el valor de revelar una parte de la vida de Alatorre, la de seminarista, que había permanecido siempre velada: no aparecen muchas referencias a esta etapa en entrevistas ni en el resto de su obra, sino que las fue “guardando” en esta novela. Es una novela autobiográfica, aunque con algo de ficción, comenzando por el nombre del protagonista.

El taller de lectura de La Migraña tendrá lugar todos los martes de julio a partir de las 17:00 horas en la biblioteca Paulino Navarro. Incluirá un recorrido por los lugares que fueron importantes en la infancia de Alatorre en Autlán, el domingo 24 de julio. El único requisito para integrarse al taller es tener interés en leer y analizar la novela.

miércoles, 6 de julio de 2022

Comenzaron en Autlán las actividades conmemorativas del centenario de Antonio Alatorre

Antonio en su estudio.

 Al mediodía del martes 5 de julio en el salón de usos múltiples del Museo Regional fueron inauguradas las actividades del mes en este recinto, que tienen como motivo principal la conmemoración del centenario del filólogo autlense Antonio Alatorre.

El primer acto del mes fue la inauguración de la exposición fotográfica 100 años de Antonio Alatorre, que ocurrió alrededor de las 12:10 horas y con la presencia de unas 15 personas. Luego del corte del listón, que se realizó a la entrada del salón, pasamos a escuchar una plática del maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, académico del Centro Universitario de la Costa Sur, sobre la vida y la obra de Alatorre, a quien conoció de cerca en los años del cambio de siglo, cuando estuvo en contacto con él para convencerlo de venir a Autlán y para escribir el prólogo de las Crónicas de Autlán de la Grana, Jalisco, de don Ernesto Medina Lima.

El maestro Alfredo Ortega.


La plática del maestro Ortega comenzó con un perfil de don Antonio, a quien calificó como “un extraordinario, acucioso y minucioso traductor” y un intelectual de carácter universal pero que se sentía autlense. Recordó, para ilustrar esto último, la anécdota de la ceremonia de entrega del Premio Jalisco 1993, en la que don Antonio confesó sentirse autlense y no jalisciense.

Las anécdotas continuaron en la primera parte de la plática, recordando que el Museo se encuentra en el barrio de Antonio Alatorre. El maestro describió algunos de los lugares cercanos al Museo que fueron importantes en la vida de don Antonio, como la tienda El Gran Número 8, la Escuela Superior para Niños, su casa paterna y la de su maestra Mariquita Mares; lamentó la pérdida del archivo fotográfico de Bruno Mares, el padre de la profesora, que incluía retratos y otras vistas del Autlán de finales del siglo XIX y principios del XX; recordó el famoso chocolate de don Gumersindo Alatorre y el curioso caso de su cortejo a doña Sara Chávez, el nacimiento de la afición de Alatorre por las letras en su casa, donde su papá les leía todas las noches fragmentos de libros, y que se afianzó gracias a la influencia de la maestra Mares…

Con el Grupo Alatorre.


Además de un repaso por el desarrollo profesional e intelectual de Alatorre, desde su paso por el seminario de Tlalpan hasta sus inicios en El Colegio de México y la Nueva Revista de Filología Hispánica, el maestro Alfredo Ortega nos habló de la reconciliación del filólogo con su pueblo natal, al que había prometido no regresar porque ya no le gustaba el Autlán contemporáneo, con más ruidos y estridencia y menos tranquilidad. Don Antonio, luego de varias peticiones, aceptó venir en un par de ocasiones, una de ellas a presentar su libro El brujo de Autlán, el 24 de mayo de 2002, fecha en que se le impuso su nombre a la Casa Universitaria, y a escribir el prólogo a las Crónicas de Autlán de don Ernesto, que tiene por sí mismo un gran valor.

Para finalizar la plática, el maestro habló de El brujo de Autlán y La migraña, a las que calificó de dos pequeñas joyas que se salen de su obra general, más académica.

Antonio Alatorre como maestro de secundaria en Guadalajara.


La exposición 100 años de Antonio Alatorre es una selección de 35 fotografías procedentes del archivo de Miguel Ventura, quien fuera pareja de Alatorre por casi 40 años. Impresas en un tamaño de 47 x 33 cm, estas fotos muestran distintos momentos de la vida de don Antonio y la mayoría de las imágenes eran desconocidas hasta ahora en Autlán. Además de documentos, como su acta de nacimiento y un par de credenciales, hay fotos con sus padres y sus hermanos, con sus hijos, con el Grupo Alatorre, con su generación de la Escuela de Derecho de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en sus viajes a la India y a Sudáfrica, con Miguel Ventura… es una oportunidad inmejorable de adentrarse en la vida de Alatorre y hacernos una idea de su personalidad, más allá de lo que conocemos sobre su brillante actividad académica.
La exposición estará disponible todo el mes de julio.

domingo, 3 de julio de 2022

Actividades culturales de julio en Autlán


La dirección de Cultura del municipio de Autlán y el Museo y Centro Regional de las Artes ha dado a conocer el programa de actividades para el mes de julio, que tendrá como tema central el centenario de don Antonio Alatorre. El programa es el siguiente:

Martes 5 de julio:
11:45 horas: inauguración de la exposición fotográfica 100 años de Antonio Alatorre. Museo Regional.

20:00 horas: piano jazz concierto Alcantarillas. Museo Regional.

Miércoles 6 de julio:
18:00 horas: fin de curso de la Escuela de Artes municipal. Aula Magna del Centro Cultural José Atanasio Monroy.

Viernes 22 de julio:
19:30 horas: obra de teatro Evasaurio. Auditorio Hermilio Hernández.

Sábado 23 de julio:
19:15 horas: homenaje a Antonio Alatorre. Charla con Miguel Ventura, Antonio y yo. Museo Regional.

Domingo 24 de julio:
10:00 horas: recorrido por los lugares de Antonio Alatorre en Autlán, con los integrantes del taller de lectura de La Migraña. Partiendo del atrio de la parroquia del Divino Salvador.

11:00 horas: charla con Miguel Ventura, Antonio Alatorre y La Migraña. Jardín de Las Montañas.

Un cuestionamiento a las tradiciones en la sesión de julio del Capítulo Costa Sur BSGEEJ


 Este sábado 2 de julio el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró en la sala de cine de la Casa Universitaria su sesión ordinaria del mes. Con la asistencia de unas 15 personas, la parte pública de la sesión comenzó alrededor de las 11:10 horas.

El anfitrión fue el maestro Jesús Medina García, quien expuso un trabajo sobre las tradiciones del estado de Oaxaca bajo el título Oaxaca de Juárez y las tradiciones del siglo XXI. Aunque al comenzar su presentación advirtió que ésta sería muy breve y que su intención era generar una conversación sobre el tema, en la primera parte de la exposición no se veía algún tema para debate: el ponente nos habló, apoyándose en imágenes, de la composición cultural del Estado de Oaxaca, de algunas de sus principales tradiciones, como el tequio, danzas, rituales, peregrinaciones, entre otras, y, desde luego, de su espectacular gastronomía.

Pero, para la segunda parte, sí que hubo materia para la conversación: el maestro Medina habló de otra tradición que se observa en algunas regiones de Oaxaca, consistente en el arreglo de matrimonios en los que la mujer (a veces niña) no tiene derecho a expresar, y menos a hacer, su voluntad, sino que son su padre y la familia del novio quienes deciden que casarse y con quién debe hacerlo. Esto implica, en la práctica, la venta de las mujeres. Aunque ha sido denunciada por defensores de los Derechos Humanos, la venta de mujeres en Oaxaca ha sido defendida por otras voces, solo por tratarse de una tradición.

En esto residía precisamente el tema para el debate. Al terminar la exposición se abrió una sesión de comentarios en la que los socios compartimos nuestras impresiones sobre la cultura oaxaqueña, experiencias en aquellas tierras relacionadas con el tequio y sobre la necesidad de cuestionar y estar abiertos a modificar o suprimir las tradiciones que ya no se ajusten a los nuevos contextos sociales.