El objeto de discusión de este mes
fue el cuento Gris de lluvia, de la autora tapatía Silvia Quezada. Fue Guillermo
Tovar, cronista de Autlán, el encargado de dar la bienvenida y una introducción
a la sesión, con una semblanza breve del trabajo de Silvia Quezada como
escritora pero, sobre todo, como investigadora: habló de sus trabajos publicados
sobre escritores jaliscienses contemporáneos, como el Diccionario de Escritores
Jaliscienses, de reciente publicación, y, sobre todo, sus investigaciones sobre
la poeta Rebeca Uribe, una figura muy activa en la vida cultural tapatía del
segundo tercio del siglo XX de la que se ignoran muchos datos biográficos
precisos.
En Rebeca Uribe y la búsqueda de
aclarar su biografía está inspirado el cuento Gris de lluvia. Los asistentes
al taller comentamos nuestra experiencia lectora, coincidiendo en la sorpresa
que causó la aparente repetición de la escena inicial y la final, protagonizada
por diferentes personajes. Ángeles Pelayo (ganadora del Premio FIL Joven en la
categoría de cuento en 2015), por ejemplo, halló dos voces narrativas y dos
voces poéticas y dio su propia versión sobre Rebeca Uribe, una mujer que llevó
una vida poco convencional para su época y en la actualidad es una gran
desconocida.
Carlos Efrén Rangel, profesor de
Español en secundaria, halló que en el cuento Rebeca Uribe es un fantasma, en
el sentido de una figura inasible e indefinida, mientras que el hallazgo de sus
poemas por la narradora es una declaración de que la literatura de calidad
sobrevive a pesar del tiempo y el olvido.
En el curso de la plática
hallamos lo que nos parecieron algunos símbolos, como el ya mencionado hallazgo
de los libros de Rebeca y el hecho de que el carretonero ya se hubiera llevado
el resto de sus pertenencias cuando la narradora se dio cuenta de su
importancia, que parecerían describir el anhelo por encontrar datos de la poeta
en un largo proceso de investigación.
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