En la historia de la Humanidad,
algunas generaciones han sido marcadas por algún suceso de trascendencia
global: las guerras mundiales, el inicio de la globalización, la Guerra Fría… a
la nuestra le ha tocado vivir una pandemia, el desarrollo de una enfermedad desconocida
que obligó a la gente a cambiar sus hábitos y sus relaciones interpersonales,
dejando una huella que acaso sea permanente.
La pandemia, su impacto y las transformaciones
a la vida cotidiana fueron el motivo para Sombras sin decir adiós, el
primer proyecto interdisciplinario producido en la licenciatura en Artes, cuya
primera generación ya alcanza el quinto semestre. La obra, que incluye música,
danza, pintura, video y teatro, surgió a partir del poemario La verdad es lo
único que no cambia, del maestro Jesús Medina García, de próxima presentación,
que fue la base sobre la que se compuso todo el material de la obra.
El lunes 14 de noviembre, por la
noche, Sombras sin decir adiós fue estrenada en el Aula Magna del centro
cultural José Atanasio Monroy, por profesores y alumnos de la licenciatura en
Artes y personal invitado. Con la asistencia de unas 350 personas, la función comenzó
a las 19:15 horas.
La obra está dividida en tres
partes, relacionadas con la etapa inmediatamente anterior a la descripción del
COVID-19, con el periodo de incertidumbre y miedo de la época de mayor incidencia
de contagios y, al final, un recuerdo para quienes se fueron sin que pudieran
ser despedidos por sus amigos y familia. Por medio de música y danza y con el
apoyo visual de dibujos, pinturas o videos proyectados sobre la pantalla del
fondo del escenario (insisto, todo compuesto especialmente para esta obra) los
espectadores recordamos el fin de año de 2019, con la alegría consumista propio
de la época (“qué ironía, lo que vendría”); pasamos en el segundo acto a una
recreación del miedo, la incertidumbre y el dolor por la muerte de personas
queridas, sin el consuelo mínimo de la despedida, que caracterizó a la peor
etapa de la pandemia; y recordamos con sentimiento a los fallecidos y a sus
familias al final de la obra.
El hilo conductor de la representación
lo lleva el personaje de un médico medieval, con su capa y su máscara
intimidantes, que aparece entre las actuaciones del resto de los artistas
recitando algunos de los versos del poemario, con reflexiones sobre cada etapa
de la pandemia.
El director artístico de la obra,
Mauricio Allera Malo, dijo al terminar la representación que fue un reto
integrar a un equipo tan grande y diverso en criterios e ideas para el proceso
de creación a partir de un poema.
El personal que intervino en este
proyecto interdisciplinario es el siguiente:
Mauricio Allera Malo, director
artístico.
Jesús D. Medina García, autor del
poema.
Mauricio Allera, César Gómez y
Germán Santana, compositores.
Silvestre K´anil Díaz Landeros,
actor.
Mauricio Allera, César Gómez y
Germán Santana, Dani Becerra, Mayra González y Alfredo Mardueño, músicos
intérpretes.
Artes escénicas: Nora Pérez
(responsable), Aarón Alvarado, Jair Anguiano, Yuri Cardona, Delia Dávila,
Eduardo Flores, Melany García y Juliana Moreno.
Artes plásticas: París Valle (responsable),
Lorena Leticia Cisneros, Ximena Díaz, Ana Araceli Galindo, Judith Huitrón,
Alexis Landín, Dulce Pérez, Nora Pérez, Jazmín Rodríguez, Gabriela Valdivia,
Andrea Vargas, Brenda Vargas.
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