Esdras López, Armida Maldonado, Gabriel Lima y Silvia Torres. |
La profesora Armida Briceida
Maldonado Rubio, fundadora del Palacio del Arte, abrió los turnos frente al
micrófono para dar una relación de las actividades que ahí se realizaron en el
último año, entre las que destacaron la exposición Evocaciones mayas, del
artista colombiano Leonel Fonseca, las presentaciones de libros de la editorial
Señor Valdez y los homenajes a personajes autlenses.
Enseguida Esdras López Mundo,
director de Arte y Cultura del municipio, dio un mensaje en representación del
presidente municipal reconociendo a la maestra Armida y su esfuerzo para
promover las actividades culturales con sus propios recursos, además de
resaltar la importancia de las iniciativas particulares.
El joven José Antonio Díaz
Landeros leyó una semblanza de Gabriel Lima Velásquez, nacido el 31 de mayo de
1930 en Autlán, en la que se habló, entre otras cosas, de sus trabajos para buscar
dedicarse a la pintura o a algún oficio relacionado, los empleos que desempeñó
en Guadalajara y en México y su regreso a Autlán, donde ha sido profesor de
secundaria y preparatoria, pintor, agricultor, el primer presidente municipal
de oposición, entre otras actividades.
El propio Gabriel Lima, luego de recibir un reconocimiento impreso, tomó el micrófono para hablar de la pintura, su gran pasión. Dijo que es un don con el que se nace, para pasar a reflexionar sobre si el artista nace o se hace, concluyendo que ambas opciones son ciertas: se debe nacer con un talento para el arte pero también se debe ejercitar ese don para desarrollarlo. Dijo que nació con un alto sentido estético y la pintura lo atrajo desde niño, recordó su primer contacto con obras maestras de ese arte que encontró en revistas o suplementos de periódicos como La Prensa, lo que contribuyó a que se decidiera a dedicarse a ser pintor.
Sin embargo, su padre se negó a
darle permiso de estudiar pintura en San Carlos, le consiguió una beca en el
Instituto Politécnico Nacional y lo mandó a estudiar una carrera “de verdad”:
Técnico Mecánico Electricista. De regreso en Guadalajara trabajó en el departamento
de Publicidad de la Cervecería Cuauhtémoc, buscando dedicarse a alguna actividad
en la que pudiera desarrollar su sentido estético. Un pintor, dijo, es el que
vive de la pintura, y se necesita batallar mucho para vivir de eso
decorosamente. Por eso, se considera apenas un aficionado a la pintura, a pesar
de su amplia y bien calificada obra.
Recordó, al final, su relación
con el pintor Atanasio Monroy, a quien conoció en la ciudad de México y de
quien buscó aprender algunos elementos de la pintura, pero no fue posible. De haber
tenido un buen maestro, concluyó, pudo haber sido un buen pintor.
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