En el jardín, desde ese momento y
hasta la mañana del lunes 27, estuvo instalado un tianguis de libros, con
puestos de las librerías autlenses Play Kids, Fantasma Itinerante, El Búho,
Montenegro, Mundo del Niño, Carlos Fuentes y MDN y, de Ciudad Guzmán, Libro
Pequeño y Espantapájaros. El tianguis se montó bajo unos toldos colocados en
los costados oriente y sur del jardín y en ellos podíamos encontrar toda la
gama de títulos: clásicos como la Ilíada junto a novedades como Todo pueblo
es cicatriz, de Hiram Ruvalcaba, que acaba de ser presentado ayer en la
FIL; recetas para la vida diaria al lado de las profundidades de la literatura
rusa; ejemplares usados de títulos imposibles de encontrar de otro modo, como La
confesión y otros cuentos, de Pita Raygoza, junto a títulos que se hallan
en cualquier librería, como los de Anabel Hernández. Había también materiales
didácticos para escuelas, juegos de mesa y un puesto de café y otras bebidas,
de la cafetería Mokali. A decir de los libreros, la concurrencia a lo largo de
esos días fue buena, con no malos números en los registros de sus ventas.
El mismo jueves por la mañana
hubo talleres para niños de primaria y secundaria en tres diferentes sedes: el
Museo Regional, el salón Ernesto Medina Lima de la Presidencia Municipal y la
Casa Universitaria, en los que se desarrollaron actividades de creación
literaria organizadas por personal de la unidad 143 de la UPN y de diversas
escuelas de nivel básico. El programa continuaría el mismo jueves por la noche
con una conferencia titulada La narrativa de Ramón Rubín, que dictó el
doctor Gregorio Rivera Morán en la Casa Universitaria.
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