martes, 7 de febrero de 2023

Desde los corrales de la plaza. Un diálogo sobre el manejo de los toros de lidia

Roberto Vázquez (izq.) y Arturo Vaca.

 La tarde del lunes 6 de febrero, en el recinto cultural Palacio del Arte tuvo lugar un diálogo entre el cronista taurino Arturo Vaca y el juez de callejón de la plaza de toros Alberto Balderas, Roberto Vázquez Medina, sobre el manejo de los toros de lidia y otras tareas que se realizan en una plaza de toros en el contexto de una corrida. Con la asistencia de unas 25 personas, la actividad comenzó a las 18:30 horas.

De lo que se dijo en esta plática ofrecemos enseguida un resumen, que resulta revelador para quienes no conocemos de cerca las tareas que no se ven, antes y durante una corrida de toros. El juez de callejón explicó que él y los demás jueces son los representantes de la autoridad municipal dentro de la plaza, por lo que tienen que esforzarse en hacer cumplir el reglamento taurino. Esto implica, en su caso, la reseña y, en su caso, el reporte de los defectos en los toros que envía la ganadería, cuidar que en el callejón estén solamente las personas que tienen algo qué hacer ahí y que observen el comportamiento adecuado e, incluso, vigilar la actuación de los picadores.

Roberto Vázquez explicó el proceso de embarque, transporte y desembarco de los toros que llegan para ser lidiados y deben tener unas características mínimas de 430 kilos de peso, cuatro años de edad cumplidos y, lo más difícil de calificar, el trapío. Estos toros se deben manejar con cuidado, porque puede ocurrir accidentes fatales, como los que costaron la vida a los señores Ramón Mariscal y Francisco Villafaña, y deben llegar por lo menos cinco días antes de ser lidiados, lapso en el cual son pesados y observados por el juez de callejón y el veterinario, quienes reportan el juez de plaza cualquier defecto que encuentren en los toros para que, en su caso, sean rechazados. En este proceso también se elige a los toros que serán lidiados en cada corrida y a los dos toros de reserva.

En esta plática también se habló de otros momentos importantes, como el ritual del sorteo. Esto se realiza en un espacio anexo a la capilla al Señor del Gran Poder, dentro de la plaza Alberto Balderas, y sirve para asignar, mediante el azar, a cada torero los animales que deberá lidiar. Es decir, los toreos no eligen a qué toro van a enfrentar. Este sorteo, que Roberto Vázquez calificó como todo un ritual y en el que se expresa mucho de las supersticiones que existen en torno a la tauromaquia, consiste en anotar en unos papeles los números de los toros que se van a lidiar, los papeles ya enrollados se colocan dentro de un sombrero, de donde son extraídos por los matadores o por alguien designado por ellos: sus apoderados, un niño o alguien de su confianza. De los resultados de este sorteo se hace una papeleta con el orden en que saldrán los toros, que es firmada por las autoridades de la plaza y los apoderados de los toreros; el orden asentado en esta papeleta es inalterable.

En la plaza Alberto Balderas los toros que serán lidiados por la tarde son entorilados, es decir, llevados de los corrales de la plaza a los chiqueros o toriles, al terminar el toro de once. En esta tarea participa el juez de callejón, personal de la plaza de toros y el caporal que manda la ganadería para el manejo de sus toros. De aquí salen directamente al ruedo cuando llega su turno.

Roberto Vázquez también dio algunas opiniones personales sobre su trabajo. Para él, por ejemplo, el toro ideal para la plaza Alberto Balderas sería uno con un peso de 470 a 490 kilos y una edad de cuatro años y pocos meses. La tarea más difícil que le toca realizar es evitar que en el callejón estén personas que no tengan algo qué hacer ahí, esto es complejo porque hay matadores, empresarios y algunas otras personas que se sienten más importantes que el resto de los mortales y pretenden llevar gente al callejón, bajo la amenaza de que, si no les permiten estar ahí, no salen a torear. Aún así, el juez de callejón afirmó que se ha evitado, incluso recurriendo a la fuerza pública, que las personas permanezcan ahí. El juez de callejón opina que le vendrían bien algunas mejoras físicas a la plaza Alberto Balderas: cambiar de lugar la báscula, a las cercanías de la capilla, lo que daría mayor seguridad a quienes la manejan; ampliar y mejorar el aspecto del patio de cuadrillas y construir un baño anexo a la capilla son algunas de ellas.

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