Roberto Vázquez (izq.) y Arturo Vaca. |
De lo que se dijo en esta plática
ofrecemos enseguida un resumen, que resulta revelador para quienes no conocemos
de cerca las tareas que no se ven, antes y durante una corrida de toros. El
juez de callejón explicó que él y los demás jueces son los representantes de la
autoridad municipal dentro de la plaza, por lo que tienen que esforzarse en
hacer cumplir el reglamento taurino. Esto implica, en su caso, la reseña y, en su
caso, el reporte de los defectos en los toros que envía la ganadería, cuidar
que en el callejón estén solamente las personas que tienen algo qué hacer ahí y
que observen el comportamiento adecuado e, incluso, vigilar la actuación de los
picadores.
Roberto Vázquez explicó el
proceso de embarque, transporte y desembarco de los toros que llegan para ser
lidiados y deben tener unas características mínimas de 430 kilos de peso,
cuatro años de edad cumplidos y, lo más difícil de calificar, el trapío. Estos toros
se deben manejar con cuidado, porque puede ocurrir accidentes fatales, como los
que costaron la vida a los señores Ramón Mariscal y Francisco Villafaña, y
deben llegar por lo menos cinco días antes de ser lidiados, lapso en el cual
son pesados y observados por el juez de callejón y el veterinario, quienes
reportan el juez de plaza cualquier defecto que encuentren en los toros para
que, en su caso, sean rechazados. En este proceso también se elige a los toros
que serán lidiados en cada corrida y a los dos toros de reserva.
En esta plática también se habló
de otros momentos importantes, como el ritual del sorteo. Esto se realiza en un
espacio anexo a la capilla al Señor del Gran Poder, dentro de la plaza Alberto
Balderas, y sirve para asignar, mediante el azar, a cada torero los animales
que deberá lidiar. Es decir, los toreos no eligen a qué toro van a enfrentar. Este
sorteo, que Roberto Vázquez calificó como todo un ritual y en el que se expresa
mucho de las supersticiones que existen en torno a la tauromaquia, consiste en anotar
en unos papeles los números de los toros que se van a lidiar, los papeles ya
enrollados se colocan dentro de un sombrero, de donde son extraídos por los
matadores o por alguien designado por ellos: sus apoderados, un niño o alguien
de su confianza. De los resultados de este sorteo se hace una papeleta con el
orden en que saldrán los toros, que es firmada por las autoridades de la plaza
y los apoderados de los toreros; el orden asentado en esta papeleta es
inalterable.
En la plaza Alberto Balderas los
toros que serán lidiados por la tarde son entorilados, es decir, llevados de
los corrales de la plaza a los chiqueros o toriles, al terminar el toro de
once. En esta tarea participa el juez de callejón, personal de la plaza de
toros y el caporal que manda la ganadería para el manejo de sus toros. De aquí
salen directamente al ruedo cuando llega su turno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario