domingo, 3 de octubre de 2021

Celebró la licenciatura en Artes su primer coloquio: segunda jornada

Una imagen de la ponencia del maestro Jesús Medina.

 Aunque la jornada del viernes 1 de octubre del primer Coloquio Las Artes en el Sur de Jalisco. Creación e investigación de la licenciatura en Artes del Centro Universitario de la Costa Sur solo incluyó ponencias del tercer eje temático, El legado regional en las artes musicales, visuales y escénicas, tuvo una cantidad mayor de ponentes y una duración mayor, de casi cuatro horas.

Las presentaciones comenzaron a las 10:10 horas, con el tema Colección de compositores de la región Costa Sur, del maestro Jesús D. Medina García. Esta ponencia comenzó explicando la reforma administrativa de la Universidad de Guadalajara de 1990, que propició la creación de la red universitaria con centros universitarios en las distintas regiones de Jalisco, entre ellos el CUCSur. Entre los primeros trabajos de vinculación del nuevo Centro Universitario de la Costa Sur con otros centros, en este caso el CUAAD, estuvo el trabajo de rescate de obras de compositores de esta región, hechas entre 1870 y 1940 y ya identificadas por el etnomusicólogo Ernesto Cano. De este trabajo fueron fruto los primeros tres volúmenes de Compositores de la Región, una colección de CDs de estas obras. El maestro Medina comentó cada uno de los cuatro volúmenes de la colección, más una selección de pasodobles publicado para el Carnaval Autlán 2012, con precisiones sobre los ejecutantes, particularidades de cada uno de los volúmenes y las actividades que se realizaron alrededor de su publicación, como el concierto celebrado en el Paraninfo el 7 de diciembre de 2001, con una selección de piezas de los primeros dos volúmenes interpretadas por el joven pianista Joel Juan Qui. El ponente, quien participó en todo el proceso de la publicación de esta colección, concluyó que se cumplió con el objetivo de rescatar, preservar y difundir la cultura musical jalisciense, propiciando además el trabajo en red cuando esta forma de organización universitaria estaba apenas comenzando y que esta colección podría servir de puente entre la difusión cultural de los primeros años del CUCSur y la nueva licenciatura en Artes.

La alumna de la licenciatura en Artes Lizbeth Corona Velasco presentó enseguida el trabajo El Son Limonense. En busca de una identidad comunitaria, una exploración de los símbolos de identidad musicales de El Limón. Luego de una descripción de este municipio y de sus antecedentes musicales, la ponente refirió la historia del Son Limonense, compuesto por Miguel Jiménez Uribe para el grupo folclórico Almolón, de ese municipio, con una letra que describe algunas de las particularidades de El Limón, agricultura y lugares más representativos. Lizbeth Corona considera que este son corre el riesgo de caer en el olvido, esto porque actualmente está ligado solamente a las presentaciones del ballet Almolón y, según testimonio de su autor, no ha habido interés de un mariachi local y de otro grupo folclórico de interpretarlo. Ante esto y el poco interés que hay en el público sobre la marcha Viva El Limón, de Álvaro Velasco, Lizbeth opinó que hace falta una pieza musical que identifique a El Limón, como sí las tienen Autlán y El Grullo. La ponente también analizó la identidad de El Limón y su relación con esta letra, basada en las teorías del sociólogo Stuart Hall.

El tercer turno correspondió a Martha Florentina Corona Santana, directora del Museo y Centro Regional de las Artes y única ponente externa a la Universidad de Guadalajara que participó en el coloquio. Ella expuso el trabajo El impacto del Museo Regional de las Artes de Autlán de Navarro, como espacio para el acceso a las manifestaciones artísticas, que comenzó con la definición de museo según el Consejo Internacional de Museos (ICOM), aunque dijo que el Museo de Autlán asume que su objetivo va más allá de esta definición y que debe luchar por una función de más protagonismo. Mencionó que, aunque los frutos de un museo se recogen mucho tiempo después de su apertura, en el caso de Autlán ya se pueden percibir resultados. Luego de mencionar algunos antecedentes de la finca que alberga el Museo, que data del siglo XIX y ha tenido varios propietarios, mostró, mediante gráficas, estadísticas de las actividades que se han desarrollado ahí desde 2012, el año de su apertura: exposiciones, presentaciones de danza, taller de lectura, presentaciones de libros, conciertos, teatro y, de manera conjunta, ciclos de cine, foros y conferencias. Mostró también algunas imágenes de actividades realizadas en el Museo durante todos estos años, para concluir que el Museo llegó a complementar la infraestructura cultural de Autlán, que ya contaba para 2012 con el centro cultural José Atanasio Monroy, la Casa Universitaria y la Casa de la Cultura, pero que se ha convertido en un espacio de encuentro y sitio para la exposición de arte de vanguardia.

Mauricio Allera Malo, profesor de piano en la licenciatura en Artes, expuso el trabajo Los músicos grullenses dentro de la milicia: estudio sobre Estanislao García, Guadalupe Mojica, Hugo Maldonado y Daniel Flores. Su exposición comenzó con un recuento de la historia de la música militar en México, desde las bandas militares de la Nueva España, que imitaban a las orquestas militares europeas y que contaban con oboes, clarinetes, cornos, fagots, flautas y percusiones. Estas bandas evolucionaron en dos vertientes, las dedicadas a transmitir órdenes hacia la tropa y las orquestas, cuyos repertorios incluían música de concierto, música popular y militar. Luego de mencionar semblanzas de los cuatro músicos grullenses que aparecen en el título de la ponencia, Allera explicó algunos puntos de comparación entre las bandas militares y las orquestas sinfónicas, entre cuyas similitudes encuentra los valores de la disciplina y la perseverancia, así como identidad, orden, respeto y obediencia, que los músicos que fueron objeto de la presentación obtuvieron a su paso por la milicia.

Una ponencia de muy alto interés para la historiografía de nuestra región fue la que presentó el alumno Yoel Valente Díaz: Recuperación del archivo musical de la parroquia del Rosario en Unión de Tula. Luego de exponer algunas consideraciones sobre la necesidad de conservar y estudiar de manera sistemática los archivos musicales, asignaturas que han sido ignoradas en las escuelas de música, narró cómo encontró, casualmente, los archivos musicales de la parroquia de Unión de Tula junto a unos botes de basura, listos para tirarlos. Afortunadamente pudo rescatarlos para enseguida hacer una discriminación de los papeles todavía utilizables y una clasificación de éstos, consignando autor, editorial, año de publicación, entre otros datos. Su clasificación tomó en cuenta el momento histórico y la corriente musical de cada composición, de los que describió sus características para luego mostrar el catálogo que logró armar.

El siguiente turno fue para el también alumno César Noé López Peña, integrante de la chirimía López Peña, quien expuso La chirimía dentro del Carnaval de Autlán: autoetnografía de un chirimillero. La presentación incluyó una descripción de la música de chirimía y los instrumentos con que se logra, así como la historia de éstos. Como es sabido, esta música está íntimamente ligada con el Carnaval de Autlán, por lo que en la exposición se incluyó también una historia de esta festividad y una descripción de su relación con la chirimía: el anuncio del Carnaval, las albas, las farolas, el Entierro del Mal Humor, los festejos taurinos y, claro, el Día Municipal de la Chirimía, del que se expusieron todos los pormenores. También se habló del repertorio de la chirimía, su papel en la Iglesia en el siglo XVI y su paulatino reemplazo por otros instrumentos, el traje del chirimillero y otros detalles de esta forma musical. El ponente opinó que hace falta investigar en archivos eclesiásticos los repertorios antiguos de la chirimía. La ponencia terminó con una presentación de la chirimía López Peña, tocando los tradicionales y carnavalescos Papaques.

La última ponencia del coloquio estuvo a cargo del profesor Hirepan Solorio Farfán, con el título Yo primero toqué y después estudié. Estudio etnográfico de Miguel Ángel Ayala Murguía, en la que hace una semblanza de este músico originario de Zapotitlán de Vadillo, basado en testimonios y declaraciones del mismo Ayala. A éste lo compara con el gabrielense Blas Galindo por el hecho de haber crecido en la misma región y dentro de un entorno musical, así como por haber tenido que salir de su tierra para formalizar los conocimientos musicales que ya tenían desde su infancia, obtenidos en sus propios pueblos. Con profusión de citas para encuadrar su vida en un marco teórico, el ponente hizo una reconstrucción de la biografía de Miguel Ángel Ayala, sus estudios en Zapotiltic y en Colima, los trabajos que realizó fuera de su tierra y su regreso a Zapotitlán, donde desarrolla proyectos de enseñanza y práctica artística como remedio para la descomposición social que observó en su pueblo.

Durante su mensaje de clausura, el doctor Hirineo Martínez Barragán habló de la necesidad de que los trabajos presentados en el coloquio no queden solo entre quienes asistieron o vieron las ponencias en redes sociales, sino que sean publicados en algún otro tipo de soporte para su mejor difusión. En CulturAutlán esperamos que así sea.

Para ver completa esta segunda jornada del Coloquio Las Artes en el Sur de Jalisco, hay que hacer clic en este enlace.

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