Publicado originalmente en Letra Fría.
A pocos días del término del Festival de las Artes Nocheztli 2014 (prometo que este será el último texto en que toque este tema), todavía bajo la resaca de semejante oleada musical, se impone hacer una reflexión sobre qué fue lo que le dejó al pueblo esta fiesta.
Aunque con entradas menos numerosas que en la edición del año pasado, una buena cantidad de habitantes de la región disfrutamos de una variedad enorme de géneros y propuestas musicales: música antigua (Concierto barroco) y proyectos nuevos (Barcos D Papel, The broken flowers), artistas locales (Perfylic, H Nandex & Doble R) o extranjeros (Erlend Oye y Raúl di Blasio), grupos consolidados (Hello Seahorse!, Pito Pérez) y en proceso de crecimiento (Monos Piratas) y hasta leyendas como Cuca, que trajeron a Autlán rock en cantidad de variantes, hip hop, balada, música tropical, funk, son jarocho, música virreinal y muchos géneros más que, en su mayoría, contaron con una respuesta cálida y entusiasta del público.
Se ha visto en este festival que en Autlán y la región existe público para expresiones artísticas diversas, por más que la música grupera sea preferida por una abrumadora mayoría. Esto demuestra una pluralidad en nuestra sociedad que, desde mi punto de vista, ni siquiera nosotros mismos hemos sido capaces de percibir pero que, sin embargo, enriquece nuestra vida cotidiana y, en teoría, debería hacernos más tolerantes a las preferencias y formas de vivir de nuestros vecinos.
No hay que soslayar la aportación de Nocheztli a la educación artística de las generaciones más nuevas: también hubo la oportunidad de poner en contacto a los niños con producciones de teatro diseñadas para ellos. Capítulo aparte merece el taller School of rock, donde músicos profesionales compartieron a 30 músicos jóvenes de la región parte de su experiencia en presentaciones en vivo, aprendizaje que podría verse reflejado en proyectos musicales nuevos a mediano plazo.
Como vemos, si Nocheztli tiene la suficiente continuidad, podría dejar una benéfica y permanente huella en Autlán y la región.
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