Enseguida el director del
documental, Imanol Martínez, dijo que la producción de la película fue un
trabajo difícil, puesto que hubo que tomar tiempo de los trabajos cotidianos,
pero lo hicieron por amor a Autlán y con la intención de hacer cosas distintas
y establecer vínculos entre los artistas locales. Explicó que Genio y locura no
es un proyecto pequeño, sino que es algo importante para Autlán, con el que se generaron
redes entre personas que tienen ganas de hacer cosas nuevas. En cuanto al cortometraje,
dijo que es una memoria visual, que se trabajó para que fuera muy disfrutable e
interesante.
En el documental, con duración de
once minutos, podemos ver imágenes del proceso de creación de Genio y locura,
desde las entrevistas previas en medios de comunicación hasta la presentación
en el Museo, pasando por las discusiones de acomodo del espacio, la pintura en
los cuerpos de los modelos, todo con detalles visuales que nos van llevando por
la historia de cómo se llegó hasta el resultado final. También se escuchan
testimonios de Carmen, de Hiram Villaseñor y de Víctor Curiel, los artistas
plásticos que comenzaron el proyecto, que nos dan luz sobre sus intenciones.
Hiram, por ejemplo, dice en algún momento que “es en Autlán donde nacimos
artísticamente”, aunque no se ha dado apertura a artistas que proponen algo
novedoso.
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