Esta actividad fue organizada por
el gobierno municipal, en colaboración con el Centro Universitario de la Costa
Sur, la Junta Intermunicipal del Río Ayuquila, la Junta Intermunicipal de la
Costa Sur y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y consistió,
como su nombre lo indica, en una serie de stands en los que se
expusieron seres vivos, fotografías, artesanías y otros productos de la región.
Fue inaugurada poco después de las 9:00 horas y estuvo instalada hasta las
18:00.
Esponjas, conchas, cangrejos... |
Si uno llegaba al jardín sobre su
esquina sureste, en el cruce de las calles de José Corona Araiza y Ernesto Medina
Lima, y comenzaba el recorrido hacia el norte desde ese punto lo primero que
encontraba era el puesto de la gustada colección biológica del Centro
Universitario de la Costa Sur, el más grande de todos los que se instalaron. Aquí
uno debía seguir un recorrido preestablecido por el maestro Luis Eugenio Rivera
Cervantes y el equipo que participó en su montaje, quienes además explicaban a
los visitantes las características físicas, distribución, hábitos y otros datos
de los especímenes expuestos: el recorrido comienza con especies marinas, desde
estrellas de mar hasta cangrejos, nautilus, corales y otros, incluyendo fósiles
de trilobites, todos organizados en pequeñas vitrinas que incluían datos
científicos de cada especie.
En vitrinas similares a las anteriores estaban las colecciones de insectos: escarabajos y mariposas de distintos lugares del mundo, libélulas, chapulines y muchos otros ejemplares. Las primeras especies vivas eran los arácnidos, de los que pudimos ver tarántulas, alacranes y otros, habitando pequeñas cajas de cristal con los elementos para que se mantengan en buenas condiciones. Enseguida estaban los hongos, gimnospermas, líquenes y maíces, de los que había algunos especímenes colocados sobre las mesas, con su información científica.
Luego, ejemplares disecados de
aves y mamíferos de la región: zanates, ticuces, viejitas del monte, ratas, zorros,
mapaches, tezmos… a los que seguían tres frascos con fetos de gato doméstico,
de cerdo y de becerro. Para terminar esta sección había ejemplares, también disecados,
de reptiles: un cocodrilo, un sapo y algunas tortugas, de distintas especies, y
ejemplares de murciélagos frugívoros, nectarívoros, insectívoros y un ejemplar de
los temidos hematófagos. El recorrido terminaba con las serpientes vivas, acaso
la parte más atractiva de la exposición: en cajas transparentes, de cristal o
de plástico, pudimos ver boa, falsa nauyaca, culebra verde ratonera, entre
otras.
En el puesto de IRNA. |
El siguiente puesto contenía
información sobre la carrera de Ingeniero en Recursos Naturales y Agropecuarios
(IRNA) del Centro Universitario de la Costa Sur, contenida en una lona al fondo
del espacio y en folletos que eran entregados al público. Pero no había solo
datos de la carrera, también de la Reserva de la Biósfera Sierra de Manantlán y
de cómo realizan su trabajo los egresados de esta ingeniería: el visitante
podía intentar la identificación de larvas de insectos recolectadas en cuencas
de la región y que se presentaban en pequeños tubos de cristal, conocer las
cámaras trampa con las que se logran fotografías de grandes especies, como
jaguares y venados; y moldes de huellas de animales obtenidas en la reserva. Todo
esto contaba con la explicación de tres personas que atendían el puesto y que,
además, son profesoras en la carrera.
El espacio de la Comisión
Nacional de Áreas Naturales Protegidas ofrecía una exposición de fotos de
animales y plantas de la Reserva de al Biósfera Sierra de Manantlán, montadas
sobre caballetes. Había fotos de nutrias, del teocintle, de venados, jaguares, y
la recientemente identificada salamandra de Manantlán.
Para fabricar composta. |
La Junta Intermunicipal del Río
Ayuquila exhibió un artefacto para elaborar composta, aunque no había alguien
que lo atendiera cuando pasamos por ahí. Enseguida, estaba el puesto del
Consejo Municipal de Seguridad Alimentaria y Nutrición, con información del
curso taller Siembra en tu Huerto, que promueve la agricultura de autoconsumo
en los hogares de Autlán.
A partir de aquí, seguían las
exhibiciones de productos de la región, a cargo de los propios productores: de
la comunidad indígena de Jocotlán, municipio de Purificación, trajo gorditas,
dulces y diversas clases de pan, compartiendo mesa con el rancho El Pavorreal,
que traía productos lácteos y dulces.
Enseguida, café de mojote y
escobas del ejido Las Ramas, de Casimiro Castillo, y de la marca La Candelaria,
de Purificación, mismo lugar de donde vino el licor Sangre de Faisán, de frutas
silvestres. De la marca Quinta Lucía, de La Huerta, llegaron las famosas salsas,
dulces y frutas en conserva.
El municipio de Autlán también
estuvo representado: Tetekolo expuso tazas, libretas, separadores de libros y
otros objetos con diseños originales, café, té y otros productos; el rancho
agroecológico El Casco, de Las Paredes, trajo algunos de sus productos, como
huevos, jamaica, camote y cilantro; Santana´s Store tenía artesanías en piel,
como llaveros, cinturones y fundas para celular; Bizarro vendía chocolates y
salsa macha. Había también artículos tejidos, productos de aseo personal y otras
mercancías, todas elaboradas en Autlán, a mano y de forma artesanal. También expuso
su tecnología para biodigestión Sistema Biobolsa, que propone la generación de
energía a partir de desechos orgánicos.
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