De izquierda a derecha: J. Guadalupe Romero, Guillermo Tovar, Javier Mardueño, Andrés Salmerón. |
Este miércoles 31 de julio se celebró en el salón de usos múltiples del Museo Regional la séptima sesión de Conversaciones sobre Autlán, organizada por la crónica municipal y el personal de ese recinto. Con la asistencia de 14 personas, la sesión comenzó a las 19:10 horas.
El tema de esta conversación fue el día del minero y la época minera en Autlán y en ella recordamos algunos aspectos de la vida en el pueblo y la región mientras trabajó aquí la Compañía Minera Autlán. Esta vez la conversación no se limitó a la exposición de un tema por una persona sino que se desarrolló en una especie de panel, moderado por el cronista municipal Guillermo Tovar y en el que participaron cinco ex trabajadores de la mina: Javier Mardueño Soltero del laboratorio químico, Casimiro Blanco y Andrés Salmerón Sánchez trabajadores de extracción, y Javier Fuentes Bernal y J. Guadalupe Romero, trabajadores administrativos. Los señores Mardueño, Salmerón y Romero Tuvieron cada uno un turno para participar en cada una de las tres rondas en que se organizó la plática: una sobre la rutina, la problemática y la forma de vida de los trabajadores mineros, otra sobre la influencia de la mina en la vida cotidiana autlense y la última sobre cómo se celebraba en Autlán el 11 de julio, día del minero. Los señores Blanco y Fuentes dieron al final una opinión resumida sobre los tres temas.
Sobre la forma de trabajo de los mineros el señor Guadalupe Romero explicó cómo se realizaba el cálculo de la nómina semanal de alrededor de 500 trabajadores, de varias categorías y, por lo tanto, de sueldos distintos, sin otra herramienta que una sumadora y lo necesario para escribir. Además, había que "ensobretar" el dinero de cada uno de los trabajadores para tener listo el pago al término de la semana. El señor Mardueño nos habló sobre la división del trabajo de la mina en varios departamentos, según el trabajo que se realizara, desde el administrativo hasta la extracción, pasando por enfermería, generación de energía y otros. También nos contó sobre las rutinas de trabajo de los mineros, que eran recogidos en el centro de Autlán por el transporte que los llevaría a la mina, allá se ponían su ropa de trabajo y comenzaban su jornada. Al terminarla se aseaban y se volvían a poner su ropa de paisano para volver al pueblo. Por último, el señor Salmerón nos habló de su trabajo como ademador, es decir, encargado de apuntalar y asegurar los túneles que se iban abriendo, para que quedaran seguros. Nos dijo que el trabajo dentro de la mina era muy peligroso por el riesgo de derrumbes y de contraer enfermedades por la aspiración de gases y polvos, pero que la empresa procuraba mantener las instalaciones seguras.
Sobre la influencia de la mina en la vida cotidiana de Autlán, el señor Romero nos dijo que la empresa propició un aumento en la cantidad de dinero circulante en la región y en su desarrollo mediante la introducción y financiamiento de servicios como la energía eléctrica de mayor capacidad, el teléfono y la pavimentación de la carretera a Manzanillo. El señor Mardueño habló de la llegada de profesionistas de diversas disciplinas, que aportaron al desarrollo social de Autlán trabajando como maestros de la escuela preparatoria del doctor Villalobos y de la proliferación de negocios de giros nuevos o no muy comunes en el pueblo, como refaccionarias y talleres mecánicos, que obedecían a las necesidades de la empresa. El señor Salmerón enfatizó el intercambio cultural entre los trabajadores que llegaron de otras regiones del país y los habitantes de Autlán, trayendo comidas, costumbres e ideas distintas y llevándose otro tanto de aquí. Algunos de ellos se casaron con autlenses y se quedaron a vivir en Autlán.
En la última ronda los tres ex mineros coincidieron en recordar que el día del minero se celebraba con comidas, bailes y encuentros deportivos, de futbol y beisbol, organizados por el sindicato minero y la empresa, además de un desfile por las principales calles de Autlán. Las comidas y bailes se celebraban en el Casino Autlense y, en sus mejores épocas, llegaron a venir artistas de moda, como Mike Laure y sus Cometas. Según el señor Salmerón, en los primeros años las actividades se llevaban a cabo en el jardín Hidalgo, cuando en éste no había más que los prados, sin monumentos ni árboles. Don Javier Mardueño recordó que las actividades de este día no eran compartidas por el pueblo en general sino que se limitaba a los trabajadores y sus familias.
Al final el señor Javier Fuentes, ex trabajador administrativo de la Compañía Minera Autlán, expuso que la empresa cuenta con alrededor de veinte empresas subsidiarias, dedicadas a producir o prestar servicios a la empresa principal, en México o el extranjero. El señor Casimiro Blanco, originario de San Luis Potosí pero avecindado en Autlán, recordó cómo fue invitado por otros mineros potosinos que llegaron a trabajar en aquí antes que él y cómo fue su adaptación a su nueva tierra.
Al término del panel se abrió un espacio de preguntas y comentarios del público, que giraron en torno a algunos recuerdos de la mina en sus instalaciones del Estado de Hidalgo y a preguntas sobre los riesgos de trabajo que enfrentaban los trabajadores en Autlán.
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