El sistema de elección de la
reina del Carnaval de Autlán está agotado, es decir, está rebasado por la
realidad y ha dejado de tener sentido tal y como se lleva a cabo y es necesario
encontrar una forma distinta, más digna y acorde a nuestros tiempos.
Desde 1952 la reina del Carnaval
de Autlán se elige de entre las candidatas que presentan los gremios Pollos y
Choferes (aunque en algunas ocasiones han participado otros gremios). La candidata
ganadora es aquella cuyo gremio logra reunir una mayor cantidad de dinero, que
se canaliza a alguna obra de beneficencia. Esta forma de elección se ideó en
ese año con la finalidad de conseguir dinero para comprar instrumental médico
para el hospital de Las Montañas, recién inaugurado un año y medio antes. En su
momento fue una buena idea, tan buena que se estableció como una costumbre en
los años siguientes; de esta forma de elección se han beneficiado gran cantidad
de instituciones.
Por cierto, los dos gremios que
mencioné son el vestigio de la forma en que se organizaba el Carnaval todavía
en las primeras décadas del siglo XX: las actividades de cada uno de los diez
días eran organizadas por un gremio distinto (comerciantes, tablajeros, militares,
etc.), a cuya costa se hacían tanto los toros de once como las corridas, los
recibimientos y las serenatas. Es decir, el pueblo se divertía y participaba de
la fiesta sin gastar un centavo. Con el tiempo solo sobrevivieron estos dos
gremios, formados ambos en la década de 1920 y que representaban a los taxistas,
mecánicos y a todos los involucrados con los automóviles (Choferes) y a la
juventud autlense (Pollos). Todavía en la década de 1990 la rivalidad entre
estos dos gremios era importante, al grado de que las puyas y porras con que se
enfrentaban en el tendido de la plaza de toros era parte importante de la
fiesta carnavalera.
Esta rivalidad se ha diluido
tanto que ya se puede decir que no existe. La mejor prueba de esto la
encontramos en el Carnaval de 2016, cuando los taxistas desfilaron en el
Entierro del Mal Humor con el gremio de los Pollos, algo impensable veinte años
antes. Y esto no es otra cosa que una muestra de la decadencia de la forma
actual de elección de la reina.
Otras muestras de que esta forma
de elección ya no empata con la realidad es el papel que tiene en la sociedad
la reina del Carnaval: aparte de que solo “rige” durante los últimos dos días
del Carnaval, durante el resto del año no pasa de ser una figura decorativa,
que “alegra” la vista durante actividades sociales como los informes de
gobierno del presidente municipal. Esto ya no es compatible con la forma de
vida de Autlán, donde las mujeres han logrado un desarrollo académico que les
permite hacer actividades mucho más complejas.
Y si hiciera falta alguna otra
muestra de decadencia, pongamos en este lugar los constantes escándalos y
quejas de quienes participan en los gremios debido al manejo del dinero que
recaudan o del que les proporciona el Patronato para los gastos de la
candidata. Ya es común que, al término del Carnaval, circulen anónimos en redes
sociales con este tema.
En fin, como dije al principio,
esta forma de elección ya se agotó. Es necesario establecer una nueva forma,
más acorde a nuestra realidad. Y yo propongo la siguiente: que la reina del
Carnaval sea elegida mediante un certamen en el que se califique no solo su
belleza sino su inteligencia y su cultura (expresadas en la espontaneidad y
pertinencia de las respuestas que dé a preguntas dadas). Esto con la finalidad
de que durante, después del Carnaval, sea capaz de desarrollar un trabajo
honorario como representante del municipio, en labores de beneficencia, de
cultura y de promoción turística. Que sea capaz, por ejemplo, de tomar la palabra
de manera digna en una feria turística, para explicar las particularidades y
atractivos de Autlán. Que las candidatas ya no se elijan según el dinero que
recauden y sí conforme a sus cualidades físicas e intelectuales.
Cuando he expresado esta idea se
me han opuesto, básicamente, los siguientes argumentos:
- La actual forma de elección es una tradición y, como tal, debe respetarse.
- La actual forma de elección permite recabar dinero para escuelas o instituciones de beneficencia, que de otro modo no podrían allegarse estos recursos.
A estos argumentos podríamos
enfrentar los siguientes:
- La actual forma de elección es una tradición, sí, pero agotada y desprovista de sentido para la actual forma de vida de los autlenses. Por lo tanto, no tiene ningún caso preservarla tal como está. Por otro lado, es una tradición que, en su momento, vino a reemplazar a otra preexistente, lo que demuestra que las tradiciones no necesariamente deben ser eternas.
- Las escuelas o instituciones de beneficencia podrían acceder a recursos si se les permite trabajar durante el Carnaval en alguna de las actividades: un puesto en el Callejón del Vicio, venta de comida en la plaza de toros, etc.
En cuanto a los gremios, ya no son sino un
membrete vacío. Pueden desaparecerse de un plumazo, como se tumba del tronco de
un árbol el cascarón de una chicharra.
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