El anfitrión expuso su trabajo COVID:
la cuarta ola, que comenzó presentando algunas generalidades de la
enfermedad que ha marcado los últimos años a nivel global: síntomas, órganos
afectados y el hecho de ser una enfermedad multisistémica, puesto que afecta al
sistema respiratorio pero también al nervioso central, el renal y el
circulatorio, además de ojos, hígado, piel e intestinos. También mencionó una
lista de tratamientos que no se deben usar porque no se ha demostrado algún
beneficio: ozitromicina, dióxido de cloro, ciclosporina…
En esta sección también habló de
los distintos tratamientos, según el nivel de gravedad del paciente, que pueden
ir desde medicamentos paliativos para los síntomas en casos más leves hasta la
hospitalización en los más graves. Todo tratamiento, dijo, debe derivar de un
correcto análisis.
La parte central de la exposición
fue sobre las variantes en el virus, qué son y cómo aparecen: se nos explicó
que, si hay un número elevado de casos aumenta el riesgo de mutaciones, algunas
de las cuales llegan a nuevas variantes, que “confunden” al sistema inmune. A la
fecha se han registrado cuatro variantes, “de preocupación” según la
Organización Mundial de la Salud, de las que ofreció datos de su origen. La quinta,
que se acaba de describir hace pocas semanas, es la ómicron, que contiene 10 mutaciones
en el “dominio de unión del receptor” y 32 en la proteína pico, que ayuda al
virus a penetrar en la célula humana.
Esta nueva variante podría ser
motivo de una cuarta ola de contagios a nivel global, se ha presentado en
Sudáfrica y algunas regiones de Europa. Es preocupante porque en México se ha
registrado un avance de 49% de aplicación del esquema completo de la vacuna. A propósito
de las vacunas, el ponente afirmó que no es tan importante el grado de efectividad
de las distintas marcas sino la cobertura y los cuidados que se tengan para
evitar el contagio.
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