El pasado martes 23 de noviembre,
fecha de aniversario 153 del nacimiento de Clemente Amaya, el cronista de
Autlán, Guillermo Tovar, presentó una conferencia titulada Clemente Amaya y
la identidad musical autlense, en la sesión semanal de la Benemérita
Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco. La sesión se celebró
mediante la aplicación Zoom, comenzando a las 20:00 horas. Se registró una
asistencia de poco menos de 30 personas, incluyendo a la presidente de la
Sociedad, Adriana Ruiz Razura, a la ex presidente Pilar Sánchez Alfaro, y a la
rectora del Centro Universitario de la Costa Sur, Lilia Victoria Oliver Sánchez.
El ponente comenzó su exposición
aclarando que, aunque la vida y la obra de Clemente Amaya parecen ser demasiado
locales, es decir, limitados al interés de los autlenses, apelan también a todo
el mundo: su vida es una de las microhistorias que componen la historia
nacional y su obra, como la de todos los artistas, pertenece a toda la Humanidad
y no solo a un grupo.
Como introducción al tema,
Guillermo Tovar hizo una explicación del contexto social del Autlán de Clemente
Amaya: su nacimiento, ocurrido el 23 de noviembre de 1868, coincidió con el inicio
de una época de bonanza económica para Autlán, producto de la estabilidad
social y política que siguió a la caída del II Imperio y que trajo consigo un
desarrollo cultural: habló de la instalación de la primera imprenta, el primer
cinematógrafo y el funcionamiento de un cenáculo literario en el que
participaron poetas como Jesús Nava y Rogaciano Arias Michel. En el ámbito
musical, a partir de esta época se tiene documentada la existencia de una banda
municipal y el trabajo de grandes ejecutantes y compositores de música en
géneros llegados de Europa, como marchas, chotises, mazurkas, pasodobles y
otros.
En este contexto vivió Clemente
Amaya, de quien en el siguiente punto el cronista expuso su semblanza: nació en
Autlán, en el cuartel segundo, fue bautizado por el sacerdote Teodoro Baltasar
y su familia, por el lado materno, está asentada en Autlán desde el siglo
XVIII, por lo menos. También se habló en este punto del carácter de Clemente
Amaya, su descripción física y su notable carrera musical, que incluía su
trabajo en las fiestas religiosas y civiles de los pueblos de la región, en algunos
de los cuales organizó bandas y orquestas. Don Clemente, a pesar de su talento,
vivió y murió en la pobreza: su fallecimiento ocurrió en su domicilio de la
calle Antonio Rosales #7, en Autlán, y fue sepultado en fosa de segunda clase
en el Panteón de los Dolores.
El siguiente punto de la
exposición trató de la marcha Viva Autlán, comenzando con una descripción
técnica y de su importancia en la cultura popular autlense, como el símbolo de
identidad más vital. Pero también se habló de la letra de la marcha, que fue
compuesta a principios de los años 1950 por Pedro Orozco y Rodolfo Pérez, con
la intención de que pudiera ser interpretada por el Orfeón Proa, un coro conformado
por cantantes autlenses que se presentó en los principales foros del país.
Para terminar la presentación se hizo una relación de algunas otras composiciones de Clemente Amaya, que también tienen relación con la identidad de Autlán: los valses En el campo y Lencha, el pasodoble Viva el Nuevo Siglo y otras.
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