El Campamento es un barrio del sur de
Autlán, vecino del Coajinque, de la colonia Guadalupe y, un poco más lejos, también
de la Alameda. Del origen de su nombre hay dos versiones: don Ernesto Medina
Lima cuenta en Calles y barrios de Autlán
que se debe al recuerdo de un campamento de ingenieros topógrafos que se
instaló a orillas del Coajinque, por la margen derecha, cerca de lo que ahora
es el término de la calle de Nicolás Bravo, cuando pasaron por aquí haciendo
los trabajos preliminares para el tendido de la vía del tren Aguascalientes-Chamela,
en los primeros años del siglo XX. La otra, que nos narró don Candelario
Godínez, vecino del barrio desde la década de 1950, dice que donde ahora es el
Mercadito había antes unos cuartos, conocidos como “cuartos de Barragán”, que
albergaban a un campamento de soldados. Las dos versiones coinciden en que de uno
de esos dos campamentos tomaría su nombre una tienda de abarrotes que estaba en
la esquina de las calles de Javier Mina y de Santos Degollado, que cundiría con
el tiempo a todo el barrio. Cualquiera que sea su origen, el nombre del
Campamento para el barrio se ha ido sustituyendo, poco a poco, por el del
Mercadito.
La ceiba que señorea al centro del Mercadito. |
Y esto no es extraño: el Mercadito es
uno de los dos sitios públicos que constituyen los polos de actividad social
del barrio y que revisten importancia para todo el pueblo. Su nombre oficial es
Mercado Nicolás Bravo y fue construido durante la década de 1970. Consta de
cuatro instalaciones principales: el llamado propiamente Mercadito, que es un
espacio cerrado en cuyo interior se encuentran puestos para venta de frutas y
verduras y para loncherías, mientras que en su exterior funcionan carnicerías,
misceláneas y tortillería; el mercado de abastos, mejor conocido como “las
bodegas”, hacia el poniente, donde se venden al mayoreo y menudeo productos
agrícolas de la región; la explanada de la parte norte, rodeada de puestos de
diversos giros, desde estética hasta abarrotes, pasando por venta de hierbas
medicinales, y que fue construida para alojar a los comerciantes que antes
estuvieron en lo que ahora es la plaza Mission; y el pequeño jardín, presidido
por una enorme ceiba. En estos últimos espacios se celebraban, en décadas
pasadas, bailes populares con música en vivo, en los que había que pagar por el
derecho de entrar a la pista de baile, que se encontraba cerrada con una cinta
o mecate. También se vendían cervezas, refrescos y otros productos para
refrescar el cuerpo de los bailadores.
Las bodegas |
La explanada del Mercadito. |
Estos bailes
populares, junto con venta de cena, kermesses, rifas y donaciones, fueron los
medios que utilizaron los habitantes del barrio para financiar la construcción
del templo del Señor de la Misericordia, el otro de sus espacios públicos
importantes. Su construcción fue iniciada, según Bertha Alicia Gutiérrez Lugo,
por los sacerdotes Carlos Hernández y Albino Navarro, lo que causó que durante
muchos años a este templo se le conociera como “del padre Albino”. Su
construcción y culto comenzó en 1978, por dos principales razones: la falta de
un templo en las cercanías del barrio y la devoción que existía entre los
vecinos hacia la imagen del Señor de la Misericordia de Unión de Tula, la
famosa imagen del mezquite, que visitaba algunas casas de aquí en cierta época
del año. El grupo de Vasallos, representado por el señor Arturo Gómez Lepe,
consiguió el permiso del obispo Maclovio Vázquez Silos de mandar a hacer su
propia imagen, que se encargó a Michoacán y es la que actualmente se encuentra
en el templo. El estilo del templo es sobrio, con una sola nave dedicada al
culto, rodeada de un portal y con un solo campanario. En el interior de la nave
se contaba originalmente con unos terminados de madera en los pilares, que
hacían juego con las imágenes de la Pasión colocadas en las paredes. Sin
embargo, los terminados de los pilares ya fueron retirados hace algunos años.
2 comentarios:
Muy interesante relato de uno de los varios barrios de nuestro pueblo Autlan. Salta a relucir la manera como se generaron loss fondos para la construcción del templo. ¿Que pasaría ahora con ese espíritu solidario? Pienso que no hay líderes ni voluntad de hacer obras por cooperación de vecinos. Parece que no pero hemos perdido instinto comunitario.
Un dato bastante interesante del Mercadito. En lo personal me agrada leer estas notas donde conocemos el pasado de nuestro Autlán y todas sus raíces. Una felicitación a todo el equipo de CulturAutlan
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