sábado, 27 de septiembre de 2025

Aniversario 204 de la consumación de la Independencia de México


 Texto leído por el cronista Guillermo Tovar Vázquez en la ceremonia de conmemoración del aniversario 204 de la consumación de la Independencia en Autlán.

El 27 de septiembre tiene el carácter de una fecha menor en las celebraciones patrias, en la mayoría de las poblaciones mexicanas. Mientras se pone un gran énfasis en la noche del 15 de septiembre, cuando ocurren las ceremonias más solemnes y se vive el ambiente de mayor regocijo, aunque la fecha no tenga relevancia en la historia de la guerra de Independencia, poco se recuerda el aniversario de la consumación de los esfuerzos de los personajes cuyos nombres se mencionan en la ceremonia del Grito.

El 27 de septiembre de 1821, once años y once días después de que Miguel Hidalgo arengara a la feligresía del pueblo de Dolores e iniciara de esta forma la insurrección que años después se conocería como Guerra de Independencia, entró a la Ciudad de México el llamado Ejército Trigarante, encabezado por Agustín de Iturbide, culminando con este acto simbólico un largo periodo de guerra civil. Agustín de Iturbide era, apenas unos meses antes de este momento, un militar de alto rango en el ejército realista, dedicado durante años al combate de la insurgencia. Sin embargo, desde la segunda mitad del año 1820 se dieron algunas circunstancias que, según el historiador Jaime Olveda, propiciaron las condiciones para lograr que la Nueva España se convirtiera en un país independiente.

En primer lugar, en 1821 la economía del virreinato se encontraba en ruinas, luego de más de una década de guerra civil, con el consecuente costo en vidas humanas y en la afectación a la producción en el campo y en las minas. En las filas realistas, además, había una creciente desmoralización debida, en parte, a esta misma crisis económica, que se reflejaba en la falta del pago de salarios y de ascensos entre la oficialidad. En este contexto, era posible el contagio del repudio al régimen entre los elementos realistas, por parte de soldados insurgentes indultados.

Además, había un elemento que no estaba presente en los intentos autonomistas de 1808 y de 1810: si entonces había una resistencia a la idea de la autonomía del reino y existía una fuerte lealtad al monarca, por lo menos entre un sector de la sociedad novohispana, para 1821 la imagen de Fernando VII y de la Corona en general había cambiado, afectada por su posición frente a los invasores franceses y por la promulgación de la Constitución de Cádiz. De hecho, para evitar los efectos del cumplimiento de esta Constitución de avanzada, fue que comenzaron a surgir conspiraciones, entre agosto y septiembre de 1820, para analizar la conveniencia de apoyar al movimiento insurgente.

Agustín de Iturbide fue de los líderes que mejor leyeron la situación en el virreinato en estos años. Entendió que era necesario terminar la guerra y conseguir la independencia de forma pacífica, por lo que propuso al principal jefe insurgente, Vicente Guerrero, la proclamación de un plan de independencia, el 4 de febrero de 1821, y proclamó él mismo el Plan de Iguala el día 24 siguiente, en el que retoma ideas de los grupos insurgentes y realistas, ocasionando que hubiera en este documento contradicciones que el mismo Iturbide reconocería. Fue, sin embargo, a partir de este plan que se alcanza la independencia de nuestro país, a partir de una negociación que fue posible gracias a las circunstancias que propició el movimiento armado que comenzó en 1810.

La figura de Agustín de Iturbide y, con ella, la fecha del 27 de septiembre, no han dejado de ser controversiales a lo largo de nuestra historia, quedando dentro de la polarización de las ideas que ha caracterizado a nuestra escena política. Un ejemplo de los vaivenes en que se han visto envueltos lo podemos ver en nuestra comunidad: las calles que hoy se llaman Reforma y Constitución llevaron el nombre, a finales del siglo XIX, de Iguala e Iturbide, respectivamente, aunque tiempo después el nombre de Iturbide se le impondría a la calle que hoy se llama General Anaya y a uno de los portales del centro de Autlán. Luego, en 1921, los autlenses celebraron el centenario de la consumación de la Independencia con toda solemnidad, realizando desfiles, una ceremonia de jura de la Bandera, actos cívicos y la imposición del nombre de 27 de Septiembre a la calle que hoy se llama Venustiano Carranza. Sin embargo, en sesión de Cabildo del 26 de septiembre de 1927, en el contexto de la Guerra Cristera y la consiguiente exacerbación de la polarización del ambiente político, el presidente municipal Víctor R. Hurtado propuso que el portal Iturbide se llamara a partir de entonces Vicente Guerrero y que a la calle que llevaba también el nombre de Iturbide se le impusiera el nombre de algún héroe, aprobándose días después que se llamara General Anaya. Es decir, se trataba de eliminar de donde estuviera, el recuerdo público de Agustín de Iturbide, a quien se asociaba con la monarquía y con la iglesia.

Para concluir, sugiero que nos esforcemos por tener una visión más amplia de nuestra historia nacional, que nos permita tener una idea más clara de los procesos por los que se ha ido forjando nuestra sociedad y que abandonemos la polarización y la falta de entendimiento entre nosotros mismos. Recordemos que la independencia se consiguió gracias a que los bandos beligerantes se decidieron a negociar.

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