Vivir sin vivir en mí. Óleo sobre tela, 2022. |
Una vez cortado el listón, cosa
que ocurrió a la entrada del salón de usos múltiples, los asistentes pasamos a
este lugar a ver la exposición, experiencia que se complementó con la escucha,
como fondo, de una pieza musical compuesta y ejecutada por Martín Rivera, a base
de percusiones y otros instrumentos, presentados aquí mediante una pista grabada,
sobre la que Martin ejecutó una línea vocal. Esta pieza fue compuesta bajo la
inspiración de la obra expuesta en Apariciones. La tercera obra que completó
la velada fue el texto curatorial, escrito por Darinka Rodríguez y que se
imprimió en la mampara que se coloca al ingreso de la sala: con un epígrafe de José
Carlos Becerra sobre la necesidad de expresar lo que hay dentro de la mente
mediante el arte, Darinka ofrece una descripción de la obra de Jorge Ponce como
“una comunión entre las profundidades de su mundo interior y el mundo material”.
Luego de unos minutos en los que,
apagón incluido, estuvimos contemplando y comentando la obra, comenzó en el
mismo salón una mesa de diálogo en la que participaron Darinka Rodríguez, Jorge
Ponce y el director de Cultura municipal, Esdras López Mundo, en la que se habló
de la exposición, de su autor y, en general, del arte y su promoción. Darinka
hizo una semblanza de Jorge Ponce en la que destacó sus principales trabajos en
Autlán, como son el mural colectivo Desde mi tierra y el que ejecutó en
la cafebrería MusAz, sus exposiciones individuales en ese recinto y su
participación en la bienal Atanasio Monroy. Ella describió al artista como “buscador
de conocimiento y autoconocimiento”.
Jorge comenzó su intervención haciendo
un recuerdo de Argelia Zamora, promotora cultural con quien realizó sus
primeras exposiciones individuales. También hizo una descripción de la obra que
expone, a partir las palabras que componen su título; en resumen, las describió
como “obras autobiográficas y experiencias personales”: dijo que captura esos
momentos en que la conciencia se desnuda cuando estamos solos. Para concluir su
mensaje, Jorge Ponce dijo que debemos vivir en el intento de crear mejores
sociedades, con seres más sensibles, sin dejar a un lado la razón. Jorge estuvo
contestando preguntas del público acerca de su obra, su proceso creativo y
sobre el arte en general: habló lo mismo de su etapa azul, que contiene manifestaciones
de una nostalgia activa, positiva, que de sus claroscuros influenciados por Caravaggio,
de la intuición en su obra y del rescate de técnicas pictóricas tradicionales,
aunque adaptadas al contexto histórico actual.
Esdras López, para concluir,
manifestó gusto por que un artista autlense exponga en el Museo.
Apariciones está integrada
por 28 cuadros, la mayoría al óleo sobre diversos soportes, que han sido
realizados en los últimos cuatro años, por lo que proceden de distintas etapas
vitales y creativas. En ellas el pintor plasma emociones y experiencias personales,
íntimas, que ocurren en el interior de su mente: soledad, el momento de transición
entre la vigilia y el sueño, la auto indagación. Hay abundancia en sus cuadros
de aparentes vacíos que sirven de fondo al personaje, colores en contraste,
claroscuros, símbolos como flores y ojos. Aunque en los cuadros de Jorge Ponce
aparecen personajes oníricos, de formas y facciones producto de la imaginación,
el autor es un buen retratista, lo que se demuestra en sus cuadros más
figurativos.
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