El festival comenzó poco después
de las 11:00 horas del 3 de octubre, con una rueda de prensa encabezada por el
diputado local José María Martínez Martínez, quien estuvo acompañado por
representantes de los municipios que participaron. Por Autlán estuvo el agente
municipal de Chiquihuitlán, César Medina Casillas. Chiquihuitlán es una
comunidad indígena, cuyos representantes han formado parte de este movimiento
de los nahuas jaliscienses.
Ese mismo día hubo, en el patio
central del Congreso, una exposición y venta de productos de las comunidades
nahuas jaliscienses y una exhibición de algunas de sus manifestaciones
artísticas: estaban anunciados los ballets folclóricos Coa, de Cuautitlán, y
los de los municipios de Villa Purificación y Tuxpan. Este último municipio,
uno de los que han conservado mejor su herencia cultural indígena, presentaría
también danzas de Zonajeros y de los Xayacates Arribeños de Ceñidor Azul;
Cuautitlán llevaría la danza Tonguiches y la Conquista y Zapotitlán la Danza de
los Viejos. Purificación presentaría, además, al mariachi tradicional Los Parientes.
Aparte de esto, habría una exposición gastronómica, de fotografías, de
artesanías y de libros.
El miércoles 4 de octubre a las
11:00 horas en el Museo Histórico del Congreso, el ingeniero Ricardo Fabián
Ortiz, regidor del Ayuntamiento de Tuxpan y agricultor, dio una bien sustentada
conferencia sobre maíces criollos, en la que enfatizó la necesidad de que los
campesinos cultiven este tipo de alimento y defiendan su producción y consumo
sobre el de los maíces industriales. Compartió experiencias en la producción y
comercialización de maíz criollo, en la negociación con empresas transnacionales
y en el intercambio de conocimientos y semillas entre campesinos. Llamó a los
agricultores a asumirse como empresarios y a asumir el reto de hacer que sus
tierras produzcan y les reporten ganancias financieras, con el objetivo de
llegar al bienestar para ellos y sus familias, entendido como el arraigo a su
tierra y poder dedicarse a lo que a ellos les gusta, en contraposición con la
migración a otros lugares o a otros oficios.
Francisco Sánchez hablando de Tuxpan. |
Ya sobre las 12:20 horas comenzó
la última actividad de la jornada, un conversatorio entre los cronistas de los
siete municipios participantes. Aunque, en realidad, el conversatorio se redujo
a la presentación de trabajos sobre Tuxpan y Autlán, cuyos cronistas fueron los
únicos que participaron. El primer turno en el uso de la voz fue para Francisco
Sánchez, quien acudió en representación del cronista municipal de Tuxpan, Víctor
Mendoza Sánchez, y leyó un trabajo en el que se explica el origen del pueblo
nahua de Tuxpan; la religión que practicaban antes de la Conquista, con sus manifestaciones,
dioses principales y lugares sagrados; una repaso por su historia y
organización social en barrios, así como las 81 fiestas que celebran a lo largo
del año, sus danzas, vestimenta y comidas tradicionales, todo esto respaldado visualmente con un video sobre algunas de las diferentes danzas de Tuxpan. De esta ponencia pudimos
conocer a mayor profundidad la enorme riqueza cultural de ese municipio y la
variedad de expresiones de ella.
Guillermo Tovar. Foto de Francisco Sánchez. |
Enseguida el cronista de Autlán,
Guillermo Tovar Vázquez, expuso el trabajo Algunas generalidades sobre
Chiquihuitlán, que comenzó mostrando una fotografía tomada en esa
comunidad, en la que aparece en primer plano una casa de adobe, visiblemente
antigua, y detrás de ella una construcción moderna en obra negra. Esta fotografía,
dijo, es una imagen que representa bien a Chiquihuitlán, una población antigua
que se está abriendo cada vez más a la modernidad, merced a la apertura de
nuevos caminos. En su trabajo describió el medio geográfico y la figura legal
de la comunidad indígena de Chiquihuitlán, que abarca una extensión de casi 14
mil hectáreas, la mayor parte asentada en las montañas de la sierra de Cacoma. El
ponente habló también de cómo la cultura indígena en el municipio de Autlán
casi se ha perdido por completo, pero enseguida mostró algunos vestigios que se
conservan en el territorio de Chiquihuitlán, como petrograbados, yacimientos de
figuras de barro y el mismo asentamiento humano, que se encuentra poblado en
aparente desorden, con pequeños grupos de casas desperdigados sobre el terreno,
al parecer como estaba poblado el Autlán prehispánico. Sin embargo, hay
asentamientos modernos a lo largo del camino que comunica a Chiquihuitlán con
Autlán y en la nueva carretera a Purificación.
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