De izq. a der.: Víctor Chávez, Hiram Ruvalcaba, Alejandro von Düben. |
¿Cuántos años tarda
el perdón de los muertos?
La tarde del sábado 20 de agosto
en el patio central de la Casa Universitaria el escritor zapotlense Hiram
Ruvalcaba presentó su libro Los niños del agua, en una sesión organizada
por el Capítulo Juvenil Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y
Estadística del Estado de Jalisco. La presentación comenzó a las 18:05 horas,
con la presencia de unas 20 personas.
Los comentarios sobre el libro estuvieron
a cargo de Víctor Chávez, el poeta Alejandro von Düben y el autor, de quienes
fue leída una semblanza por Mayra Vargas, integrante del Capítulo Juvenil Costa
Sur.
El primer turno fue para Víctor
Chávez, quien definió a Hiram como “una de las mejores plumas de México”. Los
niños del agua está compuesto por siete crónicas, lo que para Víctor fue
una sorpresa pues, dijo, el género favorito de Hiram Ruvalcaba es el cuento y,
aunque sí ha escrito algunas obras en otros géneros, no creyó que alguna vez
fuera a publicar un libro de crónica. Sin embargo, recomendó su lectura, sobre
todo para jóvenes que se están acercando a la literatura. En Los niños del agua
el autor, dijo Víctor, tiene la libertad de salirse un poco de la crónica para
contar historias personales y nos hace comprender las semejanzas que tiene
México con Japón.
Alejandro von Düben contó que
conoció el proceso de escritura de las crónicas que componen el libro porque “tallereó”
los textos junto con su autor, fue testigo de cómo se documentó y organizó la
información. Dijo que el libro cumple distintas funciones: aporta información,
pero también sensibiliza a los lectores y, desde el punto de vista
antropológico, encuentra las conexiones entre las culturas de Japón y del sur
de Jalisco. Para terminar su intervención, Alejandro leyó el inicio de la
primera crónica del libro, El teléfono del viento.
Hiram Ruvalcaba explicó que concibió
el libro en 2014, como una novela, luego de la pérdida de Tristán, un hijo que
falleció antes de nacer. No lo pudo terminar y lo retomó durante el
confinamiento por la pandemia, aunque en el proceso se dio cuenta de que no sería
una novela sino la serie de crónicas que al final publicó. Los textos, dijo, están
repartidos en dos bloques: las crónicas impares están dedicadas a los niños del
agua, que es la forma en que los japoneses llaman a los niños fallecidos antes
del nacimiento; las crónicas pares tratan de la relación cultural,
antropológica y social entre México y Japón. Además de algunos comentarios
sobre los temas de las crónicas del libro (hay una crónica sobre la
contaminación con pesticidas en El Mentidero, a la que relaciona con el caso de
la enfermedad de Minamata), hizo otros sobre el dolor de perder un hijo no
nacido, que es un “dolor legítimo, importante”, del que se habla poco.
Luego de responder comentarios del público, sobre si recomendaría la lectura de Los niños del agua para quienes han perdido un hijo no nacido, el autor estuvo autografiando ejemplares del libro a quien se lo solicitara. Esta es la tercera visita de Hiram Ruvalcaba a Autlán como autor: antes vino en la FIL 2018 a la Escuela Preparatoria Regional de Autlán en el programa Ecos de la FIL y en octubre de 2019 a presentar La noche sin nombre, también traído por el Capítulo Juvenil Costa Sur de la BSGEEJ.
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