La doctora Páez presentó su
trabajo Profesiones en tiempos de COVID-19, un análisis de la afectación
de la pandemia sobre la vida laboral y los cambios que profesionistas, empresas
y universidades han tenido que implementar para adaptarse a las formas de
interacción a que las medidas sanitarias han obligado.
Este tipo de cambios no son una
completa novedad puesto que, según afirmó la expositora, las profesiones
normalmente experimentan desafíos y obstáculos que las obligan a adaptarse. Sin
embargo, desde la declaración de la epidemia por COVID-19 y según datos de la
sociedad Randstad que expuso la doctora Páez, 30% de las formas de trabajo se
han modificado y una de cada siete desaparecerá en el corto plazo. Entre los
principales cambios en las formas de trabajo, mencionó la demanda de perfiles
capaces de trabajar en equipo y en ambientes flexibles, líderes capaces de
recuperar la humanidad y el afecto y, además, la robotización de más tareas.
En cuanto al mercado profesional,
explicó que la pandemia provocó pérdidas en los avances de crecimiento, empleo,
combate a la pobreza y a la desigualdad conseguidos en las últimas décadas. Para
contener este retroceso, mencionó como principales desafíos detener la pérdida en
el capital de habilidades y recalificar a trabajadores que perdieron empleos
que no volverán, para lo que las universidades, el Estado y las empresas
jugarán un papel importante.
En cuanto a la formación
profesional explicó, con datos del Instituto Internacional para la Educación
Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) de la UNESCO, que 1,570
millones de estudiantes de 191 países resultaron afectados en su aprendizaje
debido a los obstáculos para acceder a la educación a distancia debido a
distintos factores: desigualdad de ingresos, dificultad para acceder a equipos
o servicio de Internet y falta de creatividad en el proceso de enseñanza-aprendizaje,
tratando de adaptar métodos analógicos en ambientes virtuales, entre otros.
La doctora Maricela Páez ve un
arduo trabajo para enfrentar los desafíos en la formación profesional durante y
después de la pandemia, en la que el Estado deberá mostrar apertura hacia la
academia y hacia la cooperación internacional, además de impulsar políticas
públicas de formación y desarrollo productivo.
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