sábado, 12 de junio de 2021

Un recuerdo literario de la Revolución en la sesión del Capítulo Costa Sur de la BSGEEJ

Madero con José de la Luz Blanco y Juan Sánchez Azcona. Foto de Portal Académico de la UNAM.

 Este sábado 12 de junio el Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco celebró su sesión ordinaria del mes mediante la aplicación Meet.  La parte pública de la sesión comenzó a las 11:00 horas y se desarrolló ante unos 15 asistentes virtuales.

El anfitrión de la jornada fue el maestro Alfredo Tomás Ortega Ojeda, quien leyó un texto titulado Los alzados de Madero, que forma parte de un trabajo mayor que él mismo está realizando: una novela sobre Pedro Zamora.

Este texto, que el maestro Ortega calificó de “pequeño ejercicio literario”, está redactado en primera persona. La palabra parece pertenecer a un personaje revolucionario que hace un repaso sobre los acontecimientos de la primera etapa de la Revolución, entre los levantamientos previos al 20 de noviembre de 1910 y la caída de Porfirio Díaz: el alzamiento anticipado de Toribio Ortega en la población de Cuchillo Parado, Chihuahua, el 13 de noviembre de 1910; la reunión entre los presidentes William Taft y Porfirio Díaz en la frontera entre El Paso y Ciudad Juárez el 16 de octubre de 1909, que traería consecuencias en el desarrollo de la Revolución; el ataque de los hermanos Flores Magón a la Baja California…

Pero el texto, en el que también menciona a las insurrecciones que estallaron en distintos lugares del país a lo largo de 1911, no es solo una lista de fechas y nombres de personajes: haciendo gala del oficio narrativo que ya es conocido en su autor (el maestro Ortega es cuentista, autor de varios libros y ganador de premios), nos presenta esta relación histórica como una narración entretenida, fácil de seguir y de entender. En ella hay pasajes que provocan emociones y desatan la reflexión: en uno de ellos el maestro Ortega imagina el semblante de Madero al cruzar la frontera desde Estados Unidos el 20 de noviembre de 1910, al frente de 20 hombres en lugar de los 500 que esperaba reunir, así como sus posibles diálogos con su tío Catarino en esa difícil fecha.

A lo largo de la presentación el autor hizo algunos comentarios sobre cómo se enseña la Historia en la escuela, aprendiendo nombres y fechas pero sin reflexionar sobre lo que esos datos significan. En su opinión, esto provoca que celebremos fechas en las que no ocurrió algo tan significativo, como el 20 de noviembre, y tengamos en el olvido otras, como el 27 de septiembre, que han sido fundamentales para nuestra historia. El maestro Ortega dijo sobre esto que “celebramos no lo que ocurrió sino lo que anhelábamos que sucediera”.

No hay comentarios: