Paisaje urbano 24. Pablo Castañeda. |
En total se encuentran expuestas
46 obras, de ambas categorías de la bienal: artistas emergentes y artistas
consolidados. Al ingresar al vestíbulo por la puerta principal nos recibe un
desplegado con la firma de Atanasio Monroy, convertida ahora en la imagen de la
bienal. Flanqueando al desplegado vemos las dos mamparas sobre las que se
encuentran las obras ganadoras y las menciones honoríficas.
En la convocatoria se establece
la libertad de técnica y de tema para las obras concursantes, por lo que
podemos encontrar una enorme variedad en la exposición. Sin embargo, observamos
una mayoría de cuadros abstractos y de gran formato, que forman un evidente
contraste con las obras de don Atanasio Monroy que están expuestas
permanentemente en una vitrina al centro del vestíbulo.
Espacio público en tiempos extraños. Ángeles Alejandra Marentes Lugo. |
Al recorrer los espacios en los
que están montados los cuadros hallamos una muestra del estado actual de la
creación pictórica en México, como lo advierte el mensaje impreso en la parte
posterior del desplegado. Podemos encontrar lo mismo imágenes oníricas (Panoramas distópicos. Los sueños de los
niños, de María Campiglia; El
laboratorio del sueño, de Ralf Winfried Walter), testimonios de la vida en
la pandemia (Espacio público en tiempos
extraños, de Ángeles Alejandra Marentes Lugo; Paisaje urbano 24, de Pablo Castañeda) y referencias al génesis y a
la resurrección (Acerca de la resurrección,
de Antonio Ortiz Herrera; Ritual, de
Alejandra Elizabeth Ruiz Rincón) o a escenas domésticas con sentido irónico (Retratos de familia, de María de Jesús
Ruelas Ramírez; Caja vacía, de
Yolanda Mora Pérez Tejada).
No faltan, desde luego, las denuncias
de los problemas sociales de nuestros días: está, por ejemplo, Exiliados de la memoria, un políptico de
48 piezas de Humberto Barajas Bustamante sobre la tragedia de los desaparecidos.
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