La doctora Adriana Ruiz Razura. |
La conmemoración fue
coordinada por el capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y
Estadística del Estado de Jalisco, con la colaboración del Centro Universitario
de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara y la Red Nacional de Estudios Trans y Multidisciplinarios del
Galeón de Manila, que aglutina a varias instituciones académicas del país.
En el primer momento del programa la doctora Lilia Victoria Oliver
Sánchez, rectora del Centro Universitario de la Costa Sur, dio un mensaje de
bienvenida a la XXVI Semana Cultural Universitaria, dentro de cuyo programa se
insertó esta conmemoración. Dijo que a pesar de las dificultades que trajo la
emergencia sanitaria el centro decidió organizar la semana cultural con un
programa mixto, entre actividades transmitidas exclusivamente por redes
sociales y otras con asistencia limitada.
Enseguida el maestro Jesús D. Medina García, coordinador del programa de
conmemoración, dio un mensaje sobre la importancia del Tornaviaje como impulso
a la globalización al unir a tres continentes. Por último, presentó a los participantes
en el programa académico, que intervinieron de la siguiente manera:
+ Fernando Martínez
Guerrero, presidente municipal de Cihuatlán: hizo un breve comentario que
culminó afirmando que la Costa de Jalisco pudo tener la importancia de Acapulco
pero “somos un hermoso destino”.
+ Lilia Victoria Oliver
Sánchez, rectora del CUCSur: dijo que en el momento en que zarpó la expedición
de Legazpi y Urdaneta, la mañana del 21 de noviembre de 1564, se hunden las
raíces históricas que nos hermanan con Filipinas. Afirmó que hay que
reflexionar sobre las modificaciones en la vida cotidiana de filipinos,
americanos y europeos a causa de la Nao de China. Cerró su mensaje con una
frase contundente: “nos separa un océano pero nos une la Historia”.
+ Adriana Ruiz Razura, presidente
de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco: comenzó
haciendo una reflexión sobre las diferencias entre la conmemoración del año pasado
y la de este 2020, que no pudo realizarse de forma presencial, lo que la llevó
a recordar la valentía y el coraje de los descubridores en el siglo XVI, que
enfrentaron dificultades mayores que las que vivimos nosotros, en barcos
frágiles y sin más armadura que su piel, y aun así fundaron nuevas formas de
vida. Enseguida narró la historia de los comerciantes filipinos Vidal y Marcos
de los Reyes, padre e hijo, basada en una carta que el segundo de ellos dejó a
sus hijos. Don Vidal comerciaba desde Manila con los puertos de China, Bengala
y Acapulco, actividad en la que amasó una fortuna. Fue electo, como único
representante de las Filipinas, a las Cortes de Cádiz de 1812, cargo que aceptó
a pesar de su edad (ya era sexagenario) y de las comodidades que su posición
social le ofrecían en su ciudad. Al terminar las Cortes regresó a su tierra y, a
manera de pago, se le dio un permiso real para introducir géneros a la Nueva
España, que desembarcó en San Blas en 1817, llegando a Guadalajara en agosto de
ese año, ciudad donde realizó casi todo el cargamento al contado. Su hijo
Marcos se estableció como comerciante en Guadalajara, donde se casó en 1819 y siguió
importando desde Filipinas hasta 1820. Con la Independencia termina su negocio,
al cerrarse las comunicaciones con el archipiélago, y Marcos se establece en
Atotonilco, iniciando una carrera pública modesta: fue administrador de rentas y
jefe político en varios pueblos de Jalisco, además de tesorero general del
Estado hasta 1852. En la carta, firmada el 25 de septiembre de 1853, les dice a
sus hijos que se encuentra desempleado y trabajando la tierra, lo que prefiere
por la tranquilidad de que disfruta, y les recomienda la práctica de las
virtudes cristianas y la lectura de libros edificantes.
+ Paulina Machuca
Chávez, de El Colegio de Michoacán, en representación de la Red Nacional de
Estudios Trans y Multidisciplinarios del Galeón de Manila: llamó a que, en los
festejos del año 2021 relacionados con la Conquista y la Independencia, no se
debe olvidar el Galeón de Manila. Enseguida hizo una relación de algunos de los
elementos culturales que se compartieron entre Asia y América durante los 250
años que funcionó la Nao: desde la palma de coco, con sus derivados como la
tuba y las palapas hasta el metate, algunos nahuatlismos, las peleas de gallos
y hasta símbolos religiosos como la virgen de Guadalupe y el Cristo Negro. Concluyó
afirmando que México y Filipinas son pueblos hermanos.
+ Alfonso Espinoza
Estrada, delegado regional de la Secretaría de Turismo de Jalisco en la Costalegre:
recordó que México y Filipinas comparten una historia en común y, ya como
países independientes han firmado acuerdos, memorándums y convenios de
colaboración en materia fiscal, académica, turística, comercial y cultural. En 2001
se celebró el hermanamiento entre Barra de Navidad y la ciudad filipina de
Vigan, lo cual constituye un compromiso moral para no olvidar la relación binacional.
Llamó a consolidar una mayor cooperación entre ambos países y a no perder de
vista que la internacionalización puede ser una herramienta para el desarrollo
municipal.
+ Arturo Ochoa
Villaseñor, presidente del Consorcio Hispano Filipino en México: desde la
estela conmemorativa del 400 aniversario de la expedición, que se ubica en el
malecón de Barra de Navidad, recordó que el principal socio comercial de México
es Estados Unidos, con un 80% de sus exportaciones. Ve una gran oportunidad de
diversificar el intercambio comercial en Asia; habló también del proyecto de
crear en la Costa de Jalisco o en Colima un pueblo de retiro para los filipinos
residentes en los Estados Unidos y llegan a la edad de jubilarse. Este pueblo sería,
además, sede de una universidad con especialidad en comercio internacional y
lenguas, además de misiones comerciales para incrementar el intercambio
comercial.
+ María Teresa Cunning,
presidente de la Federación de la Cámara de Comercio Filipina-Americana: luego
de expresar una felicitación por el aniversario de la expedición, agradeció la apertura
para el actual intercambio y el fortalecimiento de lazos entre los dos países. Luego
de hacer un repaso por la historia de la Federación, fundada en 1996, mencionó
algunos de los proyectos en los que trabajan: desarrollo de negocios agrícolas
relacionados con el cacao, bambú y aguacate, conexión de emprendedores,
industria de la moda en Filipinas con materiales locales, artesanías filipinas,
entre otros. Mencionó que los filipinos se sienten más relacionados con los
latinoamericanos que con otros asiáticos y que le gustaría que en México se
conozca mejor la cultura filiína.
+ Nina Mangio,
presidente de la Cámara de Comercio Filipina-Americana: aseguró que el año
pasado, cuando vino a la conmemoración en Barra de Navidad, se sintió “de
vuelta en casa”. Le parece que México y Filipinas son impulsores de la
globalización y que el galeón fue el primer sistema económico global, vehículo
para compartir y desarrollar la cultura y las ideas. Llamó a buscar una
tradición permanente de conmemoración con un festival filipino.
+ Numeriano Bouffard, presidente
de la Fundación y Turismo de la Cámara de Comercio Filipina-Americana: dijo que
el año pasado prometieron participar en cada aniversario, para honrar a los
héroes que establecieron la ruta. Anunció que en 2020 se formó un consorcio de
intercambio comercial mexicano-filipino, precursor de una cámara de comercio y
propuso continuar con programas, incentivos e intercambios binacionales, así
como a invitar a empresarios de la Costalegre para visitar Filipinas en octubre
de 2022. Enseguida presentó seis propuestas: 1.- un festival en México y
Filipinas, un año en cada país, para conmemorar el aniversario; 2.- un museo
del Galeón de Manila en Barra de Navidad, con colaboración filipina; 3.- colocación
de placas en lugares donde hubieran ocurrido hechos relacionados con ciudadanos
filipinos en México; 4.- establecer nuevamente el español como idioma oficial
de las Filipinas y crear un instituto que estudie el idioma y promueva
intercambios; 5.- una misión médica en Barra de Navidad, con médicos
filamericanos y mexicanos, para dar atención médica a personas pobres y 6.- fundar
un pueblo en la Costa de Jalisco, que sirva como lugar de retiro para los
filipinos residentes en los Estados Unidos. Dijo saber que se trata de
propuestas ambiciosas, para terminar preguntando: ¿no fue ambicioso también lo
que hicieron nuestros antepasados?.
Luego del programa
académico hubo uno artístico, con muestras del folclor de ambos países. Fue de
la siguiente manera:
+ Ballet Parangal, de
Filipinas: presentó fragmentos de estampas de diversas regiones del
archipiélago, en algunas de ellas se puede observar una marcada influencia
europea, con música de guitarra, vestidos largos de corte español en las
mujeres y de tipo campesino en los hombres. En cambio, otras son mucho más asiáticas:
coreografías grupales, música de percusiones, elementos como lanzas y
estandartes, vestuarios “chinescos”.
+ La autlense chirimía
López Peña interpretó el Huapango de
José Pablo Moncayo y la marcha Viva
Autlán, de Clemente Amaya.
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