Entre los libros publicados por
el Banco Industrial de Jalisco en su rústica cuanto valiosa colección titulada
simplemente “Ediciones del Banco Industrial de Jalisco” hay varios del cronista
don Luis Sandoval Godoy. El correspondiente al año 1971 (cada año aparecía un
nuevo libro en la colección) lleva el título de Pueblos, brevísimo pero contundente, como solían ser los de este
autor, nacido en Teúl de González Ortega, Zacatecas, y fallecido hoy hace un
año en Guadalajara de Indias.
Pueblos, como sus hermanos Rumbos
y Lugares, entre otros, forma
parte de una de las vertientes del trabajo de Sandoval Godoy: una prosa, con
fuerte carga poética, entre la crónica de viaje y la descripción minuciosa de
lugares, entendida esta última no como una relación detallada de sus
características físicas sino algo más profundo, que nos da elementos para
comprender la identidad de los pueblos y la forma de pensar de sus habitantes. Nos
muestra, si queremos verlo así, el alma de los lugares.
Ni Pueblos ni los demás libros de esta vertiente pueden ser
considerados libros de historia, que puedan tomarse como referencia para
reconstruir el pasado de sus protagonistas. De hecho, don Luis refiere solo de
paso las opiniones de los historiadores, dejando como en reserva, para
consultarlos en otro momento, sus datos y rigor, trayendo al relato solo lo que
tenga algún interés para entender algún elemento presente.
Las fuentes de Luis Sandoval Godoy
son menos rigurosas pero, si se quiere, más ricas: una es la observación
directa de los pueblos y sus gentes, los entornos físicos en los que están
enclavados y lo que estos elementos dicen de la personalidad de cada lugar. Otra
son los testimonios de sus habitantes, tomados en la plaza del pueblo, en el
mercado, en los comercios o en las mismas casas donde habitan y que nos
permiten conocer cómo se relacionan
entre ellos, cómo piensan y, sobre todo, cómo se perciben a sí mismos como
parte del pueblo donde viven y dentro de la comunidad jalisciense. Aunque no
faltará quien considere estas fuentes como poco serias y demasiado subjetivas, en
realidad son bastante precisas: con ellas logra pintar lo mismo la feracidad de
las tierras de El Grullo y su mirada hacia el futuro que la religiosidad de los
pueblos alteños, pasando por el abolengo histórico de Autlán y el orgullo profesional
de los artesanos de Zacoalco.
Con ilustraciones de Rodolfo
Caloca Hernández, en Pueblos don Luis
Sandoval Godoy describe a Lagos, Zapotlán, Autlán, La Barca, El Grullo,
Teocaltiche, Arandas, Zacoalco, Chimaltitán, San Sebastián, San Gabriel,
Pihuamo, Cuautla, Bolaños y Nochistlán, este último entre jalisciense y
zacatecano. Es decir, pueblos de todos los rumbos de Jalisco. Lo que
encontramos en estos textos es imposible hallarlo en la academia y menos de una
forma tan accesible para todo el público, incluyendo a los habitantes de estos
pueblos.
Luis Sandoval Godoy obtuvo el Premio Jalisco en
1965 por su obra Las malas lenguas,
publicado poco después. Su vasta obra puede encontrarse en forma de libros, de
diversos formatos y géneros, en revistas y en el diario El Informador, entre
otros sitios.
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