Juan Rubio junto a FEDJAL. Foto de la cuenta de Facebook Juan Garañones Rubio. |
La talabartería es un oficio milenario,
consistente en la elaboración de guarniciones y demás artículos de piel necesarios
para el manejo del caballo y para otros usos. Ya hay indicios desde las
civilizaciones antiguas de la fabricación de equipos básicos para facilitar y
hacer más cómodas las actividades a caballo, como sillas más elaboradas, guarniciones
para llevar armas, etc.
Es de creerse que en Autlán la
talabartería se ha practicado desde la Colonia, debido a la utilización del
caballo desde entonces en las faenas agrícolas y al relativo aislamiento de
nuestro valle con respecto al resto del país, lo que dificultaba la importación
de implementos. Aquí debieron producirse muchas cosas difíciles de traer de
otros lugares.
Uno de los exponentes más nuevos
de este tradicional oficio en Autlán es Juan Rubio, un joven que tiene su
taller, denominado Los Garañones, por la avenida Hidalgo, en un sitio fácil de
identificar porque en su fachada está pintado el mural Un regalo para mi Autlán. Esta mañana platicamos con él para conocer
su oficio y las innovaciones que en él ha realizado.
Juan nos explicó, sentados a la
mesa de trabajo en la que uno de sus ayudantes cortaba una vaqueta, que su familia,
desde hace varias generaciones, ha estado cercana al manejo del caballo. Sin embargo,
no hay un antecedente en la talabartería, oficio del que él es pionero en su
familia. Y su introducción a esta actividad se puede decir que fue
circunstancial: teniendo gusto y facilidad por el dibujo desde su niñez, decoró
con cuero su primera gorra en los tiempos muertos que le dejaba su trabajo de
dependiente de la tienda de artículos para caballos propiedad de su familia y
gracias a una fotografía compartida en redes sociales por una de sus amigas,
que mostraba una gorra vaquera realizada por un diseñador estadounidense. Esta foto
lo inspiró a realizar un trabajo artesanal en talabartería, mismo que realizó
con un trozo de piel de desecho sacado de la basura de un talabartero amigo
suyo. La gorra quedó bien, la regaló a un amigo y comenzó a recibir pedidos de
otros trabajos similares.
Gorras con los nombres de pueblos de la región. |
Juan no aprendió a cincelar o pirograbar
en algún taller de talabartería o de otro tipo de artesanía. Su aprendizaje fue
autodidacta, aunque valiéndose de videos colgados en Internet donde se
explicaban algunas técnicas. También tuvo que adaptar su propia herramienta, al
no contar con todos los implementos necesarios. De esta forma, con tecnología y
tesón, comenzó su andar por el oficio de la talabartería.
Actualmente Juan Rubio fabrica
casi cualquier artículo en piel, para el uso de los caballistas pero también
para cualquier otra persona: lo mismo tiene gorras decoradas que cinturones,
fundas para navajas y lo que él llama su producto estrella: las fundas para
celular. Todos los artículos son diseñados, cortados y decorados a mano en su
taller bajo el estilo bautizado como Los Garañones, consistente en el uso de
una gran variedad de dibujos y de una amplia gama de colores fabricados en el
mismo taller, que retratan elementos de la identidad autlense. Un trabajo
artesanal en toda forma.
Un toponimio con identidad, exhibido en una sala del Museo y Centro Regional de las Artes. |
Las fuentes principales de
inspiración para sus diseños son la cultura y la identidad autlense, misma que
plasma en trabajos como Un tiponimio con
identidad, pieza exhibida actualmente en el Museo y Centro Regional de las
Artes de Autlán, gorras con los nombres de los pueblos de la región y una
colección de fundas, aún en proceso, en las que pretende plasmar la flora de la
región de Autlán: parota, uña de gato, pitaya… También realiza trabajos personalizados,
con los requerimientos que le solicite el cliente. No existen antecedentes en
Autlán de trabajos de talabartería con estas características.
Sobre la situación actual de este
oficio el entrevistado nos contó que hay suficiente demanda y que ha llegado a exportar
a 18 países. Esto es importante porque no se refiere solo a compras hechas por
autlenses radicados en otros lugares del mundo, sino de personas que, gracias a
las redes sociales, han encontrado imágenes de su trabajo y les ha interesado
adquirirlo. También tiene distribuidores en Purificación, Tecolotlán y Mascota,
aunque se encuentra en espera de culminar el trámite de registro de su marca
para abrir sucursales en forma en más municipios de Jalisco, así como en Colima
y Veracruz, donde ya tiene contactos.
Fundas con flora de Autlán. |
Cinturones. |
Entre las principales
dificultades que le ha tocado enfrentar están la competencia desleal y el no
haber contado, durante su etapa de aprendizaje, con el apoyo de quienes ya conocían
el oficio. Aunque esto, dice, lejos de desmoralizarlo lo impulsó a continuar
apasionadamente con su trabajo.
Como artesano tiene la idea, desde hace algunos
años, de que sus colegas locales de cualquier disciplina manejen una marca que
distinga a la artesanía hecha en Autlán, algo que le dé identidad. Al efecto,
él utiliza en todos sus productos la leyenda Hecho en Autlán. En 2018, por
segundo año consecutivo, participa en el Galardón Jalisco en la categoría que
agrupa a trabajos hechos en vidrio, talabartería, papel y cartonería. En 2017
se inscribió con la ya mencionada pieza Un
toponimio con identidad y este año lo hizo con la pieza FEDJAL, donde plasma algunos de los más reconocidos
elementos de identidad de Jalisco: el mariachi, el tequila, la Minerva, Vicente
Fernández y otros. Aunque el concurso ya está calificado los resultados aún no
se conocen. Sin embargo, Juan está citado para la ceremonia de premiación, que
se realizará este martes 31 en Guadalajara, por lo que hay esperanzas de que
obtenga alguno de los primeros lugares.
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