Carlos Santana en el balcón de la Presidencia. 27 de febrero de 2001. |
Publicado originalmente en Letra Fría.
El martes de Carnaval del año 2001 cayó el 27 de febrero. Ese fue el día en que Carlos Santana recibió del Ayuntamiento una serie de homenajes que marcaron una especie de reencuentro entre Autlán y el legendario guitarrista.
Santana, que un año antes había recibido 8 premios Grammy relacionados con su álbum Supernatural, develó en esa fecha el monumento que se encuentra a la entrada de Autlán (la famosa “guitarra de Carlos Santana”) y su estatua en la rotonda de los músicos autlenses, que desde entonces está inconclusa y solo muestra, acompañando a la mencionada estatua, el busto de don José Santana, el padre de Carlos.
También a partir de ese día, hace ya 15 años, una de las calles principales de Autlán lleva el nombre de Carlos Santana, así como la plaza pública de la colonia Echeverría donde se encuentra la rotonda.
Estas actividades se sumaron a la entrega de las llaves de la ciudad y la declaración de Carlos Santana como hijo predilecto de Autlán, en un acto multitudinario realizado en el balcón de la Presidencia Municipal y al breve concierto que ofreció Santana en el jardín que desde entonces lleva su nombre, acompañado del grupo Maná y en un cartel que completaron artistas como Paco Padilla, registrado por medios de comunicación nacionales e internacionales. Todo un día de actividades dedicadas al hijo pródigo de Autlán.
Pero, a tres lustros de distancia, ¿qué ha sido de estos monumentos y estos homenajes? El nombre de la calle y de la plaza Carlos Santana han perdurado y se han posicionado bien entre los autlenses: en el habla popular, la calle ya perdió su antiguo nombre de Miguel Brizuela y no hay confusión alguna al nombrarla. Lo mismo ocurre con la plaza de la colonia Echeverría.
En cuanto al monumento de la guitarra, se puede ver en buenas condiciones todavía, ya repuesto del robo que sufrió poco después de su develación. No podemos decir lo mismo de la estatua que, aunque se convirtió en uno de los monumentos más fotografiados de Autlán, cuya imagen circula en varios sitios de Internet, la placa que la identificaba se perdió hace ya bastantes años y no ha sido repuesta.
El caso de la plaza Carlos Santana sí es lamentable: convertida en sede del tianguis dominical, está sumida en un proceso de rápido deterioro que es especialmente notorio en el kiosco, la fuente y el foro, que lucen sucios y con daños serios.
Queda la sensación de que el momento de mutuo reconocimiento entre el pueblo de Autlán y Carlos Santana que se vivió el 27 de febrero de 2001 no supo capitalizarse en un verdadero elemento de identidad o en un atractivo para que los seguidores de este músico diseminados por el mundo se trocaran en asiduos visitantes a su lugar de nacimiento, a la manera de los de Agustín Lara o los de John Lennon. Todo quedó en una fiesta de un día y un par de monumentos más para el inventario.
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