domingo, 25 de agosto de 2024

Una conmemoración del bicentenario de la 9ª Sinfonía de Beethoven en el VIII Festival Áurea Corona


 El miércoles 21 de agosto se celebró en el salón de usos múltiples del Museo y Centro Regional de las Artes la cuarta jornada de actividades presenciales del VIII Festival Áurea Corona, con recitales de guitarra y de piano y una conferencia sobre la novena sinfonía de Beethoven. La actividad comenzó a las 19:10 horas con la asistencia de unas 25 personas, que fue aumentando paulatinamente mientras se desarrollaban los números del programa, hasta llegar a alrededor de 60.

Leonel Pinzón en la guitarra


Todo comenzó con una serie de recitales de guitarra por alumnos de la licenciatura en Artes del Centro Universitario de la Costa Sur, dirigidos por el doctor Hirepan Solorio Farfán, quienes ofrecieron un repertorio de guitarra clásica, en el siguiente orden:

Alexis de la Torre Ballardo tocó la Sonatina 1, de Mauro Giuliani.

Leonel Pinzón Chávez interpretó Siapodus, de James Brown, y El Colgado y El mago, de Tomás Marco.

Gerardo Urdiano Basurto tocó la Sonata 1, de Nicolo Paganini, y Gran Vals, de Francisco Tárrega.

De izq. a der.: Hirineo Martínez Barragán, Rafael Enríquez Lizaola y Agustín Godoy Pelayo, durante la conferencia por el bicentenario de la novena sinfonía de Beethoven.

 

Luego de la intervención de los jóvenes guitarristas, vino una conferencia sobre el bicentenario del estreno de la 9ª Sinfonía de Beethoven, que se cumplió el 7 de mayo pasado, sustentada por el maestro Rafael Enríquez Lizaola, autlense radicado en la ciudad de México. La conferencia inició con una descripción física y de la personalidad del genio de Bonn, basada en la obra de Romain Rolland. El ponente matizó la rudeza del carácter del que llamó “el primero de los músicos y la fuerza más heroica del arte moderno”, atribuyéndolo a la sordera que padeció desde 1804, a sus 34 años de edad, muy temprano en la vida de cualquier persona.

La ponencia estuvo organizada en cuatro momentos, a la manera de los cuatro movimientos de una sinfonía. El primero fue una explicación de sus antecedentes, ubicados en los preparativos para los festejos en México del 250 aniversario de Beethoven, que se celebraría en 2020 con un programa ambicioso que incluía el impulso y financiamiento a jóvenes músicos mexicanos para que hicieran estancias en Viena y en Bonn, pero que fue truncado por la pandemia. En esos preparativos conoció a Agustín Godoy, presidente del comité organizador del Festival Áurea Corona, con quien se estableció el vínculo que culminó con la presentación de esta conferencia en el festival. El ponente hizo enseguida una narración de la presencia en México de Beethoven, Haydn, Mozart y otros compositores europeos, que ya eran mencionados en escritos de Mariano Elízaga en 1823, quien se preguntaba por qué en el recién independizado país no surgían compositores de ese nivel. En décadas posteriores seguiría habiendo menciones de Beethoven y su obra en México, a la par de un desarrollo musical en el país propiciado por los inicios de los conservatorios musicales. El maestro Enríquez presentó en este momento algunos recortes de prensa que anunciaban la conmemoración en México del centenario luctuoso de Beethoven, en la época de la Guerra Cristera.

El ponente habló también de la importancia de celebrar a Beethoven en una tierra musical como es Autlán, puesto que su obra sirve como catalizador de las identidades musicales locales. Luego contaría la historia de su hallazgo de una estatua de cuerpo entero de Beethoven en el parque Pershing de Los Ángeles, California, de la que encontró después una réplica en yeso, ya en muy malas condiciones. A partir de esta figura, mandó hacer una estatuilla en un material más firme, misma que, previa hechura de una base de madera de guamúchil, fue donada al Museo y Centro Regional de las Artes al término de la conferencia. Para concluir con su presentación, el maestro Rafael Enríquez explicó que la novena sinfonía nos hermana y recitó el poema Beethoven, del brasileño Carlos Drummond de Andrade, acompañado al piano por su sobrina Verónica Casillas Enríquez.

Ángel Daniel Zepeda al piano.

 

Luego de la conferencia y como un cierre de esta velada, algunos alumnos de piano de la licenciatura en Artes, dirigidos por el profesor Mauricio Allera Malo, dieron una serie de recitales, en el siguiente orden:

Esteban Ramírez Miramontes tocó Frankie and Johnny, de Gillock.

Jazmín Luviano Sánchez interpretó Fly, de Ludovico Enaudi.

Ángel Daniel Zepeda tocó Amelie, de Yann Tiersen, y Danza Macabra de Saint Saëns.

César Saúl Santana tocó Nocturno no 20 en Do menor de Chopin.

Francia Sinaí Canal Arias interpretó Nocturno op.9 no.1 de Chopin y Valse en mi menor op. Post de Chopin.

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