Alejandro Álvarez Nieves al micrófono. |
Este miércoles 4 de diciembre en el auditorio de la biblioteca de la Escuela Preparatoria Regional de Autlán tuvo lugar un encuentro entre el poeta puertorriqueño Alejandro Álvarez Nieves y alumnos de esa institución, dentro del marco del programa Ecos de la FIL. La sesión comenzó a las 12:00 horas y reunió a más de cien personas, casi todas estudiantes de prepa.
Luego de una introducción donde se explicó el objetivo de Ecos de la FIL y se dio una semblanza biográfica del escritor invitado, éste tomó la palabra para dirigirse a los preparatorianos. Comenzó explicando que ya lleva cuatro visitas a escuelas en Ecos de la FIL en diferentes años y que siempre pide que lo manden a pueblos, para sentirse en un lugar similar a su lugar de origen.
Contrario a lo que cuentan otros escritores, Alejandro dijo que no fue un niño lector ni, desde luego, escritor. Sus inicios en la literatura ocurrieron en el equivalente puertorriqueño al nivel preparatoria en México, donde tuvo buenos maestros que lo acercaron a la obra de autores como Borges, Fuentes y Rulfo. Antes, mientras duraron los estragos del huracán que pegó en su país en 1989, cuando Alejandro tenía 13 años, el ahora escritor combatió el aburrimiento derivado de la falta de energía eléctrica leyendo: le llegó a Las aventuras de Huckleberry Finn, de Mark Twain, de quien le gustó la reproducción del habla coloquial en lugar de los diálogos afectados de sus antecesores, estilo que luego copiaron otros escritores. De esta novela dijo que fue "un escándalo" por el lenguaje que utilizaba y por darle voz a personajes pobres y, para mayor desacato, a los esclavos negros. Luego de esto Álvarez Nieves leyó a los clásicos y a los escritores latinoamericanos que mencioné arriba.
Alejandro también contó la forma en que se convirtió en escritor: había ingresado a Medicina por recomendación de sus padres pero, en la víspera de un examen de Química Orgánica, tuvo una catarsis mientras leía por segunda vez, en lugar de estudiar para su examen, Cien años de soledad: se dio cuenta de que lo que le interesaba en realidad eran las letras y no tanto la ciencia, por lo que, ya cerca de conseguir el grado de licenciatura, renunció a la medicina y se cambió a la carrera de Literatura Comparada. En la nueva licenciatura también tuvo que quemarse las pestañas, leyendo hasta tres novelas en una semana, puesto que la literatura también es una profesión y no solo un pasatiempo. Con la ayuda de su amiga Mayra Santos logró acceder a editoriales y a premios de poesía, lo que le permitió dedicarse de tiempo completo a la creación literaria.
Dijo que esta es una profesión y hay que tener algo qué decir: acerca de su obra, Alejandro Álvarez comentó que reflexiona sobre el machismo en general, la violencia hacia la mujer y los privilegios de los hombres, situaciones que ha observado en la sociedad machista caribeña en la que se desarrolló. Invitó a los estudiantes que lo escuchaban a "cortar el ciclo de la violencia" y combatir estas situaciones en la vida diaria porque no solo afectan a las mujeres sino a toda la sociedad.
La literatura, dijo, no da respuestas sino que obliga a reflexionar sobre las diversas problemáticas: "el escritor reflexiona sobre las coyunturas de su tiempo, es el incómodo del grupo". Aconsejó a su joven auditorio practicar una lectura activa, tomando apuntes, criticando y proponiendo alternativas a lo que no les guste de lo que leen y a elegir sin miedo una carrera donde desarrollen las actividades que les gustan.
Las autoridades de la EPRA le entregaron a Alejandro Álvarez Nieves un reconocimiento y le agradecieron su visita a la escuela. También reconocieron a los 20 estudiantes que participaron en el concurso de Creadores Literarios FIL Joven 2019, entre ellos a Yahir Eleazar Santana Rodríguez, quien resultó ganador de este concurso en la categoría de microrrelato.
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