El kiosco de la plaza Carlos Santana. |
Publicado originalmente en Letra Fría.
Hoy quiero llamar la atención sobre el deterioro paulatino (y a veces
no tanto) que sufren actualmente algunos símbolos populares de Autlán, debido
al mal uso por parte de los ciudadanos y a la falta de mantenimiento y
vigilancia de las autoridades.
Este deterioro es
generalizado en toda la infraestructura urbana, desde calles hasta edificios
públicos, pasando por monumentos y lugares de esparcimiento. Sin embargo, el
daño es más notorio en lugares que fueron diseñados y construidos con el
objetivo primordial de lucir bien y ser agradables y cómodos para sus usuarios.
Dos ejemplos muy vigentes en estos días son el jardín Carlos Santana y el
kiosco del jardín Constitución.
El jardín Carlos Santana de
la colonia Echeverría fue construido en el lugar que antes ocupaba una cancha
de futbol sin empastar, que provocaba grandes tolvaneras en temporada de secas.
Ahí se logró tener una plaza muy amplia, cómoda y bonita, con grandes y bien
cuidadas jardineras (que aún se conservan en buen estado), un foro para eventos
artísticos con su camerino, un kiosco de buen tamaño, una fuente, mucho espacio
para caminar o correr y hasta una cancha de basquetbol o futbol. Pero lo más
lucidor es la inconclusa Rotonda de los Músicos Autlenses, donde existe una
estatua de Carlos Santana y un busto de José Santana, el padre de Carlos. Esta
rotonda, especialmente la estatua, pudo haber sido un atractivo turístico de
nivel internacional. Sin embargo, a trece años de su inauguración la plaza
completa luce vandalizada, con grafitti, destrucción de sus instalaciones y
robo de piezas metálicas, que incluyen las dos placas que hubo en la rotonda y
casi todo el barandal del kiosco.
El kiosco del jardín
Constitución tiene más de un siglo en funcionamiento, con algunas
remodelaciones y cambios en su fisonomía. En su momento cumplió con las
funciones de un ágora; desde ese lugar el señor Ernesto Medina Lima dio a los
autlenses el mensaje de que el gobierno mexicano había declarado la guerra a las
naciones del Eje Berlín-Roma-Tokio, en junio de 1942. Actualmente, debido a su
uso como sede del macronacimiento que se instala ahí en diciembre y al nulo
mantenimiento, el kiosco se ve muy deteriorado, con boquetes en el techo debido
a los daños que presentan las láminas, pérdida de piezas de herrería,
incluyendo el arpa o laúd que se encontraba en el techo, y unos pegotes de
pegamento y chicle en el piso, escaleras y base.
Los autlenses todos los días usamos estos y otros
espacios y casi nunca ponemos atención al lento pero constante deterioro que
sufren. Y, si nos damos cuenta, nunca decimos nada. ¿De qué sirve, entonces,
que cada nueva administración municipal haga una obra “insignia” si las
siguientes la van a abandonar mientras los autlenses ni nos enteramos?
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