El pasado viernes 20 de
septiembre el Centro Universitario de la Costa Sur realizó un merecido homenaje
al filólogo autlense Antonio Alatorre imponiéndole su nombre a su biblioteca,
la más importante de la región. Conocida como es la aversión de don Antonio a
los homenajes (oropeles, como les llamaba), su hija Silvia, quien estuvo
presente en el acto, dijo en entrevista para Radio UdeG que su padre hubiera
estado muy orgulloso de que una biblioteca de Autlán llevara su nombre pero que
seguramente diría que “el mejor homenaje que pueden hacerme es leer mis libros
y mis artículos”.
Atendiendo esta sugerencia, hoy
me atrevo a recomendar uno de mis libros favoritos de los que componen la
dilatada obra de don Antonio: El brujo de
Autlán. Aunque nuestro pueblo estuvo presente en muchas de sus
publicaciones, especialmente en su novela póstuma La Migraña, casi siempre acordándose de la vida cotidiana mientras
vivió aquí y, con señalado cariño, de su maestra María Mares, este libro es
especialmente atractivo por conjugar su erudición en la lengua española, su
prosa llana e irónica y un elemento de microhistoria.
Basado en el expediente del
proceso que se llevó en la Inquisición contra el autlense Marcos de Monroy por
el delito de brujería, hallado por casualidad por don Antonio en el Archivo
General de la Nación, en El Brujo de
Autlán se detallan los delitos por los que se le acusaba, en un contexto de
novela picaresca ambientada en el Autlán colonial, tan poco conocido por los
autlenses contemporáneos.
A esto está dedicada la primera
mitad del libro, que concluye con un breve comentario del autor donde analiza
la personalidad de Marcos de Monroy y sus personajes, además de describir la
forma de vida de Autlán en su época, según la percibió después de la lectura de
los oficios. Este comentario es sumamente entrañable para los lectores
autlenses, dada la cercanía del tema y la forma de desarrollarlo. “Ninguno de
los personajes me es indiferente, y lo que siento por algunos –Marcos, desde
luego, y varios otros, comenzando con Ana de Contreras- es una descarada
simpatía. A algunos de ellos, hombres y mujeres, les pongo rasgos de personas
que conocí de niño en Autlán”, dice Alatorre en el comentario.
La
segunda parte del libro es un Apéndice documental, que en realidad ocupa la
mitad del volumen, donde se transcriben completas todas las actas que componen
el proceso contra Monroy. La primera edición de El Brujo de Autlán se publicó en 2001 por la editorial Aldus con un
tiraje de apenas 1000 ejemplares, aunque 2011 se presentó una segunda edición
de la que todavía se pueden conseguir ejemplares, que están a la venta en el
CUCSur.
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