miércoles, 4 de junio de 2025

Se jugó en Autlán la final de la temporada 2024-2025 de la Tercera División Profesional


 El domingo 1 de junio tuvo en Autlán un sabor futbolero. Aunque el equipo autlense jugó fuera de aquí, en Tecolotlán, por la segunda jornada de la Copa Jalisco varonil, en nuestra ciudad hubo motivos de sobra para justificar este ambiente: en la Unidad Deportiva Chapultepec se celebró el juego de vuelta de la final de la temporada 2024-2025 de la zona B de la Liga TDP, en la que los Guerreros de Autlán recibieron a los Gorilas de Juanacatlán. El marcador global estaba 2-1 a favor de los autlenses, por el triunfo obtenido en el partido de ida el pasado jueves en Juanacatlán, Jalisco. La unidad deportiva lució llena en todos los espacios disponibles, con la asistencia de varios miles de personas que desde el mediodía ya hacían fila para ingresar por la puerta de la calle Clemente Amaya.

La tarde parecía prometer un ambiente cálido y soleado, aunque lo último se calmaría gracias a una nube que, procedente de la Sierra de Manantlán, cubrió el sol desde unos minutos antes del silbatazo inicial, propiciando un clima inmejorable para la práctica del futbol. Para la práctica y para el disfrute de todo lo que implica un partido de este tipo: la expectación era grande y el ánimo de la gente era festivo, se sentía la seguridad de asistir a un último trámite para refrendar lo que ocurrió durante todo el torneo, que fue la supremacía de los Guerreros sobre sus rivales. Pero el partido de hoy no sería, ni de cerca, algo sencillo.

Las porras estuvieron animando a sus equipos durante todo el partido. Los de Juanacatlán fueron instalados frente a la esquina sureste de la cancha, en número de unas 200 personas que hicieron todo lo posible por hacerse oír contra más de cuatro mil autlenses alentando a su equipo. Sin embargo, la porra oficial de los Guerreros, ubicada atrás de la portería norte, por sí sola hubiera podido dominar el duelo de animadores, armada como estuvo de una banda de música, juegos pirotécnicos con polvos de colores azul y rojo y altavoces para magnificar sus gritos. Entre los aficionados fue notoria la abundancia de camisetas de los diferentes equipos que han representado a Autlán en los últimos años, lo mismo los de la Copa Jalisco que el Deportivo Autlán de 2004 o la versión anterior de los Guerreros, la que debutó en septiembre de 2014. Las había también, en buen número, de las Chivas del Guadalajara y de equipos europeos.

Cinco minutos antes de las 16:00 horas saltó a la cancha el equipo local, entre los aplausos y gritos de la afición. El protocolo del partido inició con el canto del Himno Nacional y el anuncio de las alineaciones del partido, acompañadas por los abucheos del público en el caso de los visitantes y por sus ovaciones para los locales. Los Guerreros salieron con su uniforme azul y rojo de siempre, mientras que los Gorilas salieron con uniforme blanco.

Los Guerreros de Autlán arrancaron el partido con José Guadalupe Miramontes en la portería, Diego Contreras, Jonathan Mariano, Jesús Lara, Érick Robles, Cristian Pérez, Cúper Flores, Alan Sención, José Cárdenas, Braulio Sención y Ángel Andrade. En la banca estuvieron Jared Gutiérrez, Néstor Rochín, Brian Aréchiga, Edwin Cándido, Nilson Arias, Alejandro Flores, Mauricio Villescas, Israel González, José Pineda y el portero Juan Pablo Ramírez, dirigidos por Sergio “Cayo” Díaz.

Los Gorilas iniciaron con Érick de Loa en la portería, Martín Montes, Fernando Serratos, Héctor Dávalos, Mario Vázquez, Nelson Rodríguez, Everardo Almaraz, Luis Gómez, Juan Jáuregui, Mario Andrade y Brandon Aguilar; en la banca arrancaron Rafael Leyva, Irvin Morales, Adrián López, Julio González, Malcolm Solano, Ronaldo Martínez, Eder García, Ángel Velázquez, Joel Santana y Santiago Vázquez. Su director técnico es Damián Osorno Calvillo, el hermano de Daniel, una de las figuras del Atlas de los años 90.

El cuerpo arbitral estuvo integrado por Enrique Hernández Jaimes como árbitro central, Genaro Álvarez Gasca como asistente 1 y Fernando Lizárraga Ramírez como asistente 2, el cuarto oficial fue Ángel Sotelo Centeno. Como asesor del partido fungió Jesús Rosales Rodríguez, los comisarios fueron Mario Cardona López y Luis Alberto Huerta.

El saque inicial correspondió a los locales y, en los primeros cinco minutos del partido, las acciones se desarrollaron sobre todo en el área autlense, aunque con constantes saques de banda y un par de faltas cometidas por los visitantes. Los equipos se estudiaban y mostraban poco más que eso. Una falta del equipo visitante, no sancionada, al minuto 7 encendió los ánimos dentro y fuera de la cancha, pero fue apenas la primera de una seguidilla de infracciones de los Gorilas que concluyeron, al minuto 9, con el cobro de un largo tiro libre desde atrás de la línea de la media cancha que mandó el balón al área grande, donde inició una serie de pases cortos que terminó con el primer gol del partido, obra de Érick Robles, “el Puma”, campeón goleador del torneo, quien remató de pierna derecha. Cinco minutos después, el mismo Puma recibió un jalón de camiseta al borde del área chica cuando se preparaba para rematar frente al arquero. El penal no fue marcado.

Desde el gol, Juanacatlán no volvió a atacar con seriedad hasta el minuto 15, cuando el cobro de un tiro libre, también de larga distancia, fue descolgado defectuosamente por el portero de Autlán, quien lo dejó muerto dentro del área chica para que lo rematara el delantero gorila. Afortunadamente para la causa local, el rematador fue encontrado en fuera de lugar, que fue marcado oportunamente por el árbitro. Esta decisión arbitral no fue, desde luego, del agrado del entrenador de los Gorilas, quien reclamó airadamente y obtuvo, al minuto 16, la primera tarjeta del partido, de color amarillo. A partir de entonces, los Gorilas atacaron con insistencia, aunque con poca idea, topándose invariablemente con una bien ordenada defensa guerrera. Ya sobre el minuto 27, una jugada de lujo de Jesús Lara en la media cancha, pisando el balón al estilo de Zinedine Zidane, no tuvo más consecuencias que encender de nuevo la emoción del público.



Al terminar el primer tiempo quedamos con la impresión de que las acciones del partido iban parejas, con dominio alterno de ambos equipos y frecuentes situaciones de peligro en ambas porterías. Gorilas parecía más voluntarioso, debido quizás a su necesidad de acercarse en el marcador, aunque sus ataques, hasta este momento, habían carecido de precisión en el último pase o se habían desvanecido entre los defensas locales o, cuando mucho, en las manos del portero Miramontes, quien hizo fue exigido en un par de jugadas. Cuando el árbitro pitó el fin del primer tiempo, la afición local despidió a los jugadores visitantes al grito de “¡Changuitos!”, en alusión al mote del equipo. No podremos saber si estos gritos o lo que les dijo su entrenador en el vestidor, o ambas cosas juntas, tuvieron que ver en la reacción que el equipo visitante mostró para el segundo tiempo.

Para comenzar el segundo tiempo, ambos equipos presentaron cambios: los Gorilas ingresaron a Ronaldo Martínez en sustitución de Fernando Serratos y a Eder García por Mario Andrade, mientras que por los Guerreros entraron José Pineda por Jonathan Mariano, Jared Gutiérrez por Cristian Pérez y Néstor Rochín por Ángel Andrade. En el minuto 4 los Guerreros recibieron una falta a la entrada del área visitante, hacia la banda izquierda, que cobró Lara con un muy buen centro cuyo remate se fue por fuera de la portería por pocos centímetros, suficiente para que los aficionados sintiéramos que iniciaba un periodo de claro dominio del equipo local. Un par de minutos después, el mismo Lara sacaría un tiro de media distancia, este sí muy desviado, pero sintomático del dominio que los guerreros ejercían en este lapso. Al minuto 8, un remate de Cúper Flores dentro del área de los Gorilas pegó en la parte baja del travesaño y picó apenas afuera del marco; la afición autlense ya estaba lista para cantar el segundo y, dadas las circunstancias, definitivo gol del partido.

Pero no sería tan fácil: al minuto 14 ocurrió el primer ataque de peligro de los Gorilas, con un centro por derecha que hizo un efecto extraño en su viaje al área que lo llevó a estrellarse en el travesaño local, en un momento del partido en que el equipo se volcó al frente comandado por Héctor Dávalos y Mario Vázquez, por cuyos botines pasaban casi todas sus aproximaciones al área. Inmediatamente después de esta jugada vendría un triple cambio de los Gorilas, incluyendo al portero: ingresaron Joel Santana, Julio González y el portero Rafael Leyva, para que salieran Brandon Aguilar, Luis Gómez y el arquero Érick de Loa. Al minuto 15, como si fuera una consecuencia inmediata de los cambios que mandó el profesor Osorno, llegó por fin el empate de los de Juanacatlán, con un gol de Mario Vázquez en un remate dentro del área luego de un tiro de esquina, con el que se premiaba su insistencia al ataque y cambiaba la balanza hacia los visitantes, que a partir de ahora se irían al frente de forma continua y cada vez con mayor peligro.

Tal fue la insistencia de los Gorilas para conseguir el empate global que al minuto 25 el autlense Rochín recibió una tarjeta amarilla por cortar un avance más de los visitantes por la banda derecha. La jugada, sin embargo, solo propició un contraataque guerrero que no tuvo consecuencias, luego de que los Gorilas cobraran el tiro libre de forma horrorosa, con un centro sin colocación ni fuerza. En un intento por contener el impetuoso ataque de los visitantes, el entrenador “Cayo” Díaz mandó dos cambios al minuto 27: entraron Carlos Villescas y Brian Aréchiga, por Diego Contreras y José Javier Cárdenas. Pero los visitantes seguían insistiendo: al minuto 33 los Gorilas desperdiciaron una ocasión inmejorable frente al arquero, que su delantero no fue capaz de empujar dentro de la portería. Al siguiente minuto, un remate gorila pasó lamiendo el poste izquierdo de Miramontes, con un efecto visual que, aunado al desarrollo del partido en estos momentos, hizo creer a varios aficionados autlenses que el balón había entrado.

Al minuto 37, ya cerca del fin del partido, vino un disparo al arco por parte de los Gorilas, sin fuerza pero que inauguró un periodo del juego en el que se sucedieron tiros de esquina y disparos sobre la cabaña de Miramontes, con los Guerreros defendiendo con 10 hombres y pensando menos en aumentar la ventaja que en cuidar la que ya tenían. Tanto, que al minuto 44 ya una sección de la afición exigía al árbitro la conclusión del partido, a lo que el siempre menospreciado impartidor de justicia respondió añadiendo siete minutos.

El tiempo agregado trajo poco más al juego, aparte de un par de jugadas de peligro en las dos áreas y de una tarjeta amarilla para Joel Santana de los Gorilas al 45´ y otra igual, un minuto después, para el local Jesús Lara. Todavía al minuto 51 los Gorilas lograron sacudir la red de Miramontes, aunque por la parte de afuera, en lo que fue la última emoción del juego, que concluyó al 53, luego de un ataque más de los visitantes y mientras se desarrollaba un contragolpe guerrero.

Pocos minutos después del silbatazo inicial se instalaron en el centro de la cancha el pódium y los elementos identitarios de la liga, para hacer la entrega de las medallas y trofeos a los equipos, acción que estuvo a cargo del presidente de la Liga TDP, José Concepción Escobedo. Primero se entregaron sus medallas al cuerpo arbitral, abucheado por el público, para luego llamar a los integrantes del equipo Gorilas, que subieron al pódium entre una valla que les formaron los jugadores de Guerreros, en una muestra de deportivismo. Cuando recibieron sus premios, los Gorilas fueron reconocidos por la afición local con una porra.



El momento culminante fue la entrega de las medallas y trofeo a los Guerreros, bajo las notas de We are the champions, el clásico de Queen que, cinco décadas después, sigue siendo el fondo musical perfecto para premiar el éxito deportivo. A la pirotecnia, las fotografías y la alegría general se le puso fin bajo las notas de Viva Autlán, que escuchábamos los aficionados mientras salíamos de la unidad deportiva, recordando algunos las palabras de don Ernesto Medina Lima cuando narra la conclusión de la primera corrida formal en Autlán: dijo que los aficionados salieron de la plaza esa tarde con “las manos rojas y la voz enronquecida”.

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