La tarde parecía prometer un
ambiente cálido y soleado, aunque lo último se calmaría gracias a una nube que,
procedente de la Sierra de Manantlán, cubrió el sol desde unos minutos antes
del silbatazo inicial, propiciando un clima inmejorable para la práctica del
futbol. Para la práctica y para el disfrute de todo lo que implica un partido
de este tipo: la expectación era grande y el ánimo de la gente era festivo, se
sentía la seguridad de asistir a un último trámite para refrendar lo que
ocurrió durante todo el torneo, que fue la supremacía de los Guerreros sobre
sus rivales. Pero el partido de hoy no sería, ni de cerca, algo sencillo.
Las porras estuvieron animando a
sus equipos durante todo el partido. Los de Juanacatlán fueron instalados frente
a la esquina sureste de la cancha, en número de unas 200 personas que hicieron
todo lo posible por hacerse oír contra más de cuatro mil autlenses alentando a
su equipo. Sin embargo, la porra oficial de los Guerreros, ubicada atrás de la
portería norte, por sí sola hubiera podido dominar el duelo de animadores,
armada como estuvo de una banda de música, juegos pirotécnicos con polvos de
colores azul y rojo y altavoces para magnificar sus gritos. Entre los aficionados
fue notoria la abundancia de camisetas de los diferentes equipos que han
representado a Autlán en los últimos años, lo mismo los de la Copa Jalisco que
el Deportivo Autlán de 2004 o la versión anterior de los Guerreros, la que
debutó en septiembre de 2014. Las había también, en buen número, de las Chivas
del Guadalajara y de equipos europeos.
Cinco minutos antes de las 16:00
horas saltó a la cancha el equipo local, entre los aplausos y gritos de la
afición. El protocolo del partido inició con el canto del Himno Nacional y el
anuncio de las alineaciones del partido, acompañadas por los abucheos del
público en el caso de los visitantes y por sus ovaciones para los locales. Los
Guerreros salieron con su uniforme azul y rojo de siempre, mientras que los
Gorilas salieron con uniforme blanco.
Los Guerreros de Autlán
arrancaron el partido con José Guadalupe Miramontes en la portería, Diego
Contreras, Jonathan Mariano, Jesús Lara, Érick Robles, Cristian Pérez, Cúper
Flores, Alan Sención, José Cárdenas, Braulio Sención y Ángel Andrade. En la
banca estuvieron Jared Gutiérrez, Néstor Rochín, Brian Aréchiga, Edwin Cándido,
Nilson Arias, Alejandro Flores, Mauricio Villescas, Israel González, José
Pineda y el portero Juan Pablo Ramírez, dirigidos por Sergio “Cayo” Díaz.
Los Gorilas iniciaron con Érick
de Loa en la portería, Martín Montes, Fernando Serratos, Héctor Dávalos, Mario
Vázquez, Nelson Rodríguez, Everardo Almaraz, Luis Gómez, Juan Jáuregui, Mario
Andrade y Brandon Aguilar; en la banca arrancaron Rafael Leyva, Irvin Morales,
Adrián López, Julio González, Malcolm Solano, Ronaldo Martínez, Eder García,
Ángel Velázquez, Joel Santana y Santiago Vázquez. Su director técnico es Damián
Osorno Calvillo, el hermano de Daniel, una de las figuras del Atlas de los años
90.
El cuerpo arbitral estuvo
integrado por Enrique Hernández Jaimes como árbitro central, Genaro Álvarez
Gasca como asistente 1 y Fernando Lizárraga Ramírez como asistente 2, el cuarto
oficial fue Ángel Sotelo Centeno. Como asesor del partido fungió Jesús Rosales
Rodríguez, los comisarios fueron Mario Cardona López y Luis Alberto Huerta.
El saque inicial correspondió a
los locales y, en los primeros cinco minutos del partido, las acciones se
desarrollaron sobre todo en el área autlense, aunque con constantes saques de
banda y un par de faltas cometidas por los visitantes. Los equipos se
estudiaban y mostraban poco más que eso. Una falta del equipo visitante, no
sancionada, al minuto 7 encendió los ánimos dentro y fuera de la cancha, pero
fue apenas la primera de una seguidilla de infracciones de los Gorilas que
concluyeron, al minuto 9, con el cobro de un largo tiro libre desde atrás de la
línea de la media cancha que mandó el balón al área grande, donde inició una
serie de pases cortos que terminó con el primer gol del partido, obra de Érick
Robles, “el Puma”, campeón goleador del torneo, quien remató de pierna derecha.
Cinco minutos después, el mismo Puma recibió un jalón de camiseta al borde del
área chica cuando se preparaba para rematar frente al arquero. El penal no fue
marcado.
Desde el gol, Juanacatlán no
volvió a atacar con seriedad hasta el minuto 15, cuando el cobro de un tiro
libre, también de larga distancia, fue descolgado defectuosamente por el
portero de Autlán, quien lo dejó muerto dentro del área chica para que lo
rematara el delantero gorila. Afortunadamente para la causa local, el rematador
fue encontrado en fuera de lugar, que fue marcado oportunamente por el árbitro.
Esta decisión arbitral no fue, desde luego, del agrado del entrenador de los
Gorilas, quien reclamó airadamente y obtuvo, al minuto 16, la primera tarjeta
del partido, de color amarillo. A partir de entonces, los Gorilas atacaron con
insistencia, aunque con poca idea, topándose invariablemente con una bien
ordenada defensa guerrera. Ya sobre el minuto 27, una jugada de lujo de Jesús
Lara en la media cancha, pisando el balón al estilo de Zinedine Zidane, no tuvo
más consecuencias que encender de nuevo la emoción del público.
Al terminar el primer tiempo quedamos
con la impresión de que las acciones del partido iban parejas, con dominio
alterno de ambos equipos y frecuentes situaciones de peligro en ambas porterías.
Gorilas parecía más voluntarioso, debido quizás a su necesidad de acercarse en
el marcador, aunque sus ataques, hasta este momento, habían carecido de
precisión en el último pase o se habían desvanecido entre los defensas locales
o, cuando mucho, en las manos del portero Miramontes, quien hizo fue exigido en
un par de jugadas. Cuando el árbitro pitó el fin del primer tiempo, la afición
local despidió a los jugadores visitantes al grito de “¡Changuitos!”, en
alusión al mote del equipo. No podremos saber si estos gritos o lo que les dijo
su entrenador en el vestidor, o ambas cosas juntas, tuvieron que ver en la
reacción que el equipo visitante mostró para el segundo tiempo.
Para comenzar el segundo tiempo,
ambos equipos presentaron cambios: los Gorilas ingresaron a Ronaldo Martínez en
sustitución de Fernando Serratos y a Eder García por Mario Andrade, mientras
que por los Guerreros entraron José Pineda por Jonathan Mariano, Jared
Gutiérrez por Cristian Pérez y Néstor Rochín por Ángel Andrade. En el minuto 4
los Guerreros recibieron una falta a la entrada del área visitante, hacia la
banda izquierda, que cobró Lara con un muy buen centro cuyo remate se fue por
fuera de la portería por pocos centímetros, suficiente para que los aficionados
sintiéramos que iniciaba un periodo de claro dominio del equipo local. Un par
de minutos después, el mismo Lara sacaría un tiro de media distancia, este sí
muy desviado, pero sintomático del dominio que los guerreros ejercían en este
lapso. Al minuto 8, un remate de Cúper Flores dentro del área de los Gorilas
pegó en la parte baja del travesaño y picó apenas afuera del marco; la afición
autlense ya estaba lista para cantar el segundo y, dadas las circunstancias, definitivo
gol del partido.
Pero no sería tan fácil: al
minuto 14 ocurrió el primer ataque de peligro de los Gorilas, con un centro por
derecha que hizo un efecto extraño en su viaje al área que lo llevó a
estrellarse en el travesaño local, en un momento del partido en que el equipo
se volcó al frente comandado por Héctor Dávalos y Mario Vázquez, por cuyos
botines pasaban casi todas sus aproximaciones al área. Inmediatamente después
de esta jugada vendría un triple cambio de los Gorilas, incluyendo al portero:
ingresaron Joel Santana, Julio González y el portero Rafael Leyva, para que
salieran Brandon Aguilar, Luis Gómez y el arquero Érick de Loa. Al minuto 15,
como si fuera una consecuencia inmediata de los cambios que mandó el profesor
Osorno, llegó por fin el empate de los de Juanacatlán, con un gol de Mario
Vázquez en un remate dentro del área luego de un tiro de esquina, con el que se
premiaba su insistencia al ataque y cambiaba la balanza hacia los visitantes,
que a partir de ahora se irían al frente de forma continua y cada vez con mayor
peligro.
Tal fue la insistencia de los
Gorilas para conseguir el empate global que al minuto 25 el autlense Rochín
recibió una tarjeta amarilla por cortar un avance más de los visitantes por la
banda derecha. La jugada, sin embargo, solo propició un contraataque guerrero que
no tuvo consecuencias, luego de que los Gorilas cobraran el tiro libre de forma
horrorosa, con un centro sin colocación ni fuerza. En un intento por contener
el impetuoso ataque de los visitantes, el entrenador “Cayo” Díaz mandó dos
cambios al minuto 27: entraron Carlos Villescas y Brian Aréchiga, por Diego
Contreras y José Javier Cárdenas. Pero los visitantes seguían insistiendo: al
minuto 33 los Gorilas desperdiciaron una ocasión inmejorable frente al arquero,
que su delantero no fue capaz de empujar dentro de la portería. Al siguiente
minuto, un remate gorila pasó lamiendo el poste izquierdo de Miramontes, con un
efecto visual que, aunado al desarrollo del partido en estos momentos, hizo
creer a varios aficionados autlenses que el balón había entrado.
Al minuto 37, ya cerca del fin
del partido, vino un disparo al arco por parte de los Gorilas, sin fuerza pero
que inauguró un periodo del juego en el que se sucedieron tiros de esquina y
disparos sobre la cabaña de Miramontes, con los Guerreros defendiendo con 10
hombres y pensando menos en aumentar la ventaja que en cuidar la que ya tenían.
Tanto, que al minuto 44 ya una sección de la afición exigía al árbitro la
conclusión del partido, a lo que el siempre menospreciado impartidor de
justicia respondió añadiendo siete minutos.
El tiempo agregado trajo poco más
al juego, aparte de un par de jugadas de peligro en las dos áreas y de una
tarjeta amarilla para Joel Santana de los Gorilas al 45´ y otra igual, un
minuto después, para el local Jesús Lara. Todavía al minuto 51 los Gorilas
lograron sacudir la red de Miramontes, aunque por la parte de afuera, en lo que
fue la última emoción del juego, que concluyó al 53, luego de un ataque más de
los visitantes y mientras se desarrollaba un contragolpe guerrero.
Pocos minutos después del
silbatazo inicial se instalaron en el centro de la cancha el pódium y los
elementos identitarios de la liga, para hacer la entrega de las medallas y
trofeos a los equipos, acción que estuvo a cargo del presidente de la Liga TDP,
José Concepción Escobedo. Primero se entregaron sus medallas al cuerpo
arbitral, abucheado por el público, para luego llamar a los integrantes del
equipo Gorilas, que subieron al pódium entre una valla que les formaron los
jugadores de Guerreros, en una muestra de deportivismo. Cuando recibieron sus
premios, los Gorilas fueron reconocidos por la afición local con una porra.
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