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Un aspecto de la mesa 1. |
Organizado por el Archivo
Histórico Municipal, entre el 11 y el 12 de febrero pasados se desarrollaron en
el auditorio Hermilio Hernández de la Casa de la Cultura los trabajos del
Encuentro Regional de Cronistas Sierra de Amula y Costa Sur, teniendo como tema
general el de las fiestas de cada municipio.
El presidente municipal de
Autlán, Gustavo Robles Martínez, declaró inaugurado el encuentro a las 10:09
horas del viernes 11, luego de dar un mensaje a los cerca de 100 asistentes,
dando la bienvenida a los visitantes de otros municipios y, dirigiéndose a los
alumnos de secundaria que se encontraban presentes, habló de la importancia de
la historia para conocer el origen de nuestra comunidad, así como de la obligación
de las generaciones para conservar la memoria colectiva. A este siguió otro
mensaje, ahora el cronista de El Grullo, Ignacio Gómez Zepeda, en
representación de Pedro Vargas Ávalos, presidente de la Asociación de Cronistas
Municipales del Estado de Jalisco, quien ponderó la importancia de Autlán en la
historia de la región, diciendo que quien quiera conocer la historia de
cualquiera de los municipios de esta parte del Estado tendrá que conocer antes la
historia de Autlán. El acto de inauguración fue presidido por los personajes ya
mencionados, además del regidor Miguel Ángel Santana González, el director de
Cultura Esdras López Mundo, el jefe del Archivo Histórico César Hernández y el
cronista de Autlán Guillermo Tovar. Entre el público hubo alumnos de las
secundarias Manuel López Cotilla, Autlán y Jesús Velázquez.
En el encuentro presentaron
ponencias cronistas de 12 municipios de las dos regiones ya mencionadas,
repartidos en tres mesas. El viernes se desarrollaron las dos primeras mesas,
de las que enseguida compartimos un resumen de las exposiciones:
Mesa 1, moderada por la
maestra Carmina Rosario Villaseñor López:
Gabriel de la Asunción Michel
Padilla, de El Limón, abrió las actividades del encuentro presentando su
libro Diligencias de Zacapala. Esta presentación comenzó con unos
comentarios del cronista Guillermo Tovar sobre la importancia del pueblo de Zacapala
a lo largo del periodo virreinal y su decadencia en el siglo XIX, que concluyó
con su total despoblamiento. Enseguida don Gabriel habló de los orígenes de
Autlán e hizo una relación de documentos del siglo XVI sobre nuestro pueblo,
concluyendo con el litigio desatado por Bernardino de Sámano al solicitar merced
de tierras en las inmediaciones del pueblo de Zacapala, en el valle de Autlán. En
este litigio, que enfrentó entre los años 1591 y 1592 a los indígenas de Zacapala
y Amilpa con el español Sámano, tuvo un lugar señalado el alcalde de Autlán, Gonzalo
Velázquez de Lara, quien se preocupó por que los indios tuvieran traductor para
defenderse. El cronista de El Limón consideró que en Autlán se le debe algún
nombre de calle a este alcalde, que verdaderamente veló por los intereses de
sus gobernados.
Sergio Ochoa Ramírez, de Tecolotlán,
presentó el trabajo Fiestas patronales de san Agustín y santa Rosa de Lima,
que comenzó haciendo una semblanza de cada uno de estos santos, de los que
existe la creencia popular y errónea de que eran esposos. Dijo que no hay
certeza del origen de esta fiesta en Tecolotlán, aunque actualmente se juntaron
ambas el día 28 de agosto, día de san Agustín, recorriendo la de santa Rosa, que
es el día 30. Actualmente es un novenario que comienza el día 20, con
peregrinaciones y carros alegóricos que implican competencia entre los diferentes
barrios. El cronista describió las particularidades de las diferentes
peregrinaciones, así como algunas actividades que se desarrollan alrededor del
novenario: un desayuno que se ofrece a los hijos ausentes el 28 de agosto, día
en que además se presentan todos los carros alegóricos que peregrinaron cada
día, donde los ejidatarios llevan una milpa con elote como ofrenda. Cada noche
hay serenata en la plaza principal, juegos mecánicos, kermesse y otras
distracciones. La ponencia terminó con la escucha de una canción, compuesta por
el cronista, sobre Tecolotlán y los hijos ausentes.
María Cristina Ruiz Santana,
de Unión de Tula, presentó el tema Fiestas de fundación. Para comenzar,
explicó cómo hasta bien entrado el siglo XIX todos los pueblos de la región
tenían vínculo con Autlán, a donde había que trasladarse para cualquier trámite
o servicio, con todas las incomodidades y peligros que eso implicaba. En ese
contexto se da el proceso de fundación de Unión de Tula por las familias que
llevaban los apellidos Topete, Villaseñor, Lazcano y Arriola, proceso que
culminó el 28 de mayo de 1821. La toponimia del nuevo pueblo se compone por la
palabra Unión, en referencia a una de las tres garantías, y las iniciales de los
cuatro apellidos: TVLA, pronunciado Tula. La cronista habló del origen de las fiestas
populares de la Unión, en los herraderos organizados por el hacendado Roberto Moreno,
a principios del siglo XX. Las fiestas por el aniversario de la fundación
habrían comenzado en 1921, para celebrar el centenario, en las que hubo toros
de once, recibimientos y corridas de toros. La fiesta no tuvo continuidad
debido a la situación de inseguridad en la década de 1920 pero se retomó en la
década de los ´40, con una nueva interrupción a partir de 1947. El 28 de mayo
de 1971 se establece de manera fija la celebración de la fundación, que se
realiza hasta la fecha. En 1991 la celebración se relanza con un sentido más
histórico, gracias a la ayuda de la historiadora María de la O Castellanos, con
los nombres de los fundadores ocupando un lugar principal. Para terminar, la
ponente describió las fiestas del bicentenario, en 2021: pase de lista de los
nombres de los fundadores, lectura del acta de fundación, el recorrido de una
antorcha desde Ixtlahuacán (origen de la Unión) hasta Unión de Tula y fiestas
populares.
Antonio Gil Peña, de Atengo,
presentó Un encuentro de fe: Romería Tenamaxtlán-Atengo. Luego de una
descripción geográfica de Atengo, el cronista describió la imagen de Nuestra Señora
de la Natividad, originaria de Michoacán y traída al pueblo por fray Diego
Serrano en 1598. Esta imagen, dijo, originalmente era de la virgen de la
Concepción, pero se cambió de advocación para no chocar con la del vecino
Tenamaxtlán. En 1615 surgió la tradición de llevar la imagen en peregrinación a
los pueblos vecinos, para recolectar fondos para la construcción del templo de
Atengo. Cuando ya no fue necesaria la recolección, la imagen siguió siendo
llevada a Tenamaxtlán, para llevar consuelo en tiempos de peste y otras
calamidades; luego de cambiar de fechas en diferentes épocas, se estableció
definitivamente la llevada luego del Corpus Christi, durando la visita en
Tenamaxtlán tres meses. Luego de exhibir parte de un documental sobre la
tradición de esta romería, que solo ha dejado de realizarse durante la Guerra
Cristera y en el año 2020, el cronista comentó que es triste que este elemento
no se haya “explotado” como un atractivo turístico para todo el año.
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Parte de la mesa 2 |
Mesa 2, moderada por el
cronista Guillermo Tovar Vázquez:
Fabiola Nuño Jiménez, de
Cuautla, presentó la ponencia La vida religiosa de Cuautla, que
comenzó con una semblanza histórica breve de su municipio. Relacionó enseguida
las festividades religiosas que ocurren en Cuautla. La más importante es la del
patrono Santo Santiago, en la parroquia de Cuautla, que tiene un origen bélico,
como en otros lugares de España y América y se celebra con peregrinaciones y
carros alegóricos que tienen la particularidad, con respecto a otros
municipios, de llevar un 70% de su superficie adornada con arreglos florales y,
en lugar de representaciones de escenas bíblicas, llevan imágenes religiosas
entronadas.la fiesta se celebra entre el 16 y el 25 de julio, hay albas,
repiques, serenatas y pirotecnia.
Otra fiesta religiosa de Cuautla
tiene lugar en el punto conocido como Talpita, un par de kilómetros antes de
llegar a la cabecera. Es uno de los lugares con mayor significado para los
cuautlenses, en él hay una ermita con la imagen de la virgen de Talpa y es un
sitio de descanso para los peregrinos que van a ese santuario. La ponente mencionó
que hay dos versiones sobre el origen de esta ermita: la supuesta aparición de “bultos”,
producto de muertes violentas ocurridas durante la Guerra Cristera; la otra dice
que un grupo de peregrinos se detuvo ahí por cansancio y, al decidir ya no
continuar hacia Talpa, la mismísima virgen se les apareció para animarlos a
seguir su camino.
La ponente también refirió las
fiestas de Tierras Blancas, dedicadas al Santo Niño de Atocha el último domingo
de enero y que incluye una peregrinación desde Cuautla; y las de Tototlán,
donde se celebra a san José entre el 17 y el 19 de marzo con peregrinaciones,
carros alegóricos, serenatas y fuegos artificiales.
Alberto Velasco Morales, de Tomatlán,
habló del Patrono Santo Santiago de ese municipio, que se celebran entre
el 17 y el 25 de julio con misas, peregrinaciones por la mañana y por la tarde,
visita del obispo, fuegos artificiales y serenatas. Los dos últimos años se
suspendieron las fiestas, que solo se celebraron dentro del templo. La exposición
incluyó una nutrida cronología histórica de Tomatlán desde 1624, fecha de
construcción del templo, pasando por la constitución de cofradías, visitas
obispales, la impronta de personajes como el liberal Pablo Ríos, el sacerdote
José María Cleofas Corona o el párroco Candelario Cisneros.
Ignacio Gómez Zepeda, de El
Grullo, presentó Fiestas religiosas de la virgen de Guadalupe. Su exposición
arrancó con un panorama de los pueblos del valle a la llegada de los españoles
y una breve cronología de El Grullo, desde la fundación del rancho de Zacate
Grullo en 1785, la construcción del templo y el cementerio en 1893 y el inicio
ese año de las fiestas patronales, que incluyen diez días de peregrinaciones,
misas y toros. Al referir la historia de las fiestas en El Grullo dedicó un
pasaje a comentar la relevancia del empresario Sergio Corona Blake para darles
relevancia, llevando a los toreros y artistas más importantes en la escena
nacional y propiciando una época de oro que culminó en la década de 1980, con
su muerte. Dijo que a partir de entonces ha bajado la calidad de las fiestas
profanas y el fervor de las religiosas, a las que ya solo acuden niños y
viejitos. “Estamos esperando el surgimiento de nuevos valores” que propicien un
renacimiento de las fiestas de El Grullo, concluyó.
El sábado 12 de febrero se llevó
a cabo la segunda jornada, comenzando a las 10:25 horas, con la asistencia de unas
30 personas, incluyendo a alumnos de la secundaria Manuel López Cotilla. El orden
de las ponencias fue el siguiente:
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En la mesa 3 |
Mesa 3, moderada por el
maestro Carlos Guadalupe Morán Bautista:
Miguel Gómez Arreola, de
Tenamaxtlán, presentó 483 años de vida religiosa en Tenamaxtlán, en
la que hizo una descripción geográfica del municipio y una explicación de la toponimia,
derivada de tres cerros a los alrededores de la cabecera que forman un como
tenamaxtle, una formación de tres piedras sobre las que se colocan los
alimentos al fuego. El cronista hizo una relación histórica de Tenamaxtlán,
pueblo fundado en 1538, y una descripción de su organización religiosa durante
el virreinato, dependiente de la guardianía de Cocula. Refirió enseguida los
atractivos turísticos, como el templo de Santo Santiago, la piedra “respondedora”,
algunas casas particulares “tipo museo”, entre otros. Sobre las fiestas y
tradiciones, mencionó las patronales de la Purísima Concepción en diciembre, el
novenario de Guadalupe, las fiestas taurinas del 24 de diciembre al 1 de enero,
las Fiestas Patrias, las de fundación, la Semana Santa y la romería a Atengo. Entre
las fiestas ya extintas mencionó las quemas de Judas, la velada de Hidalgo y
los toros de once. Hay algunas costumbres que se mantienen en Tenamaxtlán y que
le dan un “sabor y olor provinciano”, como la música de banda y mariachi, la
hora del Ángelus y la costumbre de transportarse a caballo.
J. Guadalupe Martínez Cisneros,
de Casimiro Castillo, expuso La feria de la caña. Luego de hacer una
relación de las primeras diversiones populares en la hacienda La Resolana,
relacionadas con las faenas del campo, habló de las primeras fiestas organizadas,
como las Fiestas Patrias, con reinas y jaripeos, y la coronación de reinas de
la primavera con bailes. El santo patrón del pueblo es san José, pero no era
celebrado el día de su fiesta sino el 1 de mayo, con carácter religioso y
profano. En el año 1962 llegó al municipio el ingenio José María Morelos, que
se convirtió en un parteaguas en su cultura, con el arribo de personas y
costumbres de otras regiones del país. Producto de estos cambios, en 1964 las
fiestas patronales de san José evolucionaron a la Feria de la Caña, con jaripeos,
bailes y reinas. Hasta 1976 la fiesta se desarrollaba alrededor de una plaza de
toros de madera y petates, hasta que en 1977 inició la construcción de la
actual plaza LR. A lo largo del tiempo han ocurrido otros cambios sustanciales:
con la iluminación de la plaza las principales actividades se han vuelto
nocturnas, de ser una fiesta netamente local se ha pasado a traer artistas y ganado
foráneos y, en la actualidad, ya es una fiesta organizada por una empresa
privada y no por los gremios de la sociedad casimirense. En palabras del
cronista, la Feria de la Caña ha ido perdiendo su carácter popular y ahora es
un negocio.
Ciria Ramírez Lepe, de Tonaya,
habló sobre La feria del mezcal, cuya exposición comenzó con la escucha
de la marcha Viva Tonaya, de Álvaro Velasco, representativa de Tonaya y
significativa para sus habitantes. Ella hizo una interesante relación histórica
de la plaza de toros Así es Tonaya, que comenzó en 1945 con una plaza de madera
y petates, en un terreno ejidal en el que ahora se levanta la unidad deportiva
Bicentenario. En 1968 fue donado el terreno para la actual plaza de toros, por
el señor Amador Soto Uribe y al año siguiente comenzaron los trabajos para la
construcción con maquinaria de Severiano Pérez Rulfo, hermano de Juan Rulfo. Con
la exhibición de fotos de las instalaciones actuales de la plaza y datos como
los nombres de sus fundadores y extractos de actas de Ayuntamiento, conocimos el
devenir de la Feria del Mezcal, la constitución de un comité de feria, el
nacimiento del Día de los Jóvenes, la decisión de destinar las utilidades de
cada año a una obra pública, entre otros momentos importantes.
Miguel Uribe Michel, de Ejutla,
presentó La semana del mariachi y sus tradiciones, una festividad que
nació en el año 2001 y se celebra entre la primera y la segunda semana de mayo.
La fecha se debe a que por entonces regresan los hijos ausentes para celebrar
el Día de las Madres y para consumir los productos más codiciados de la tierra:
las pitayas, guamúchiles, mangos y otros, además de que comúnmente no hay lluvias
que entorpezcan las celebraciones y no hay otras fiestas en esos días en los
alrededores. Consiste en el desarrollo de conciertos de mariachi en un
escenario que se coloca en uno de los costados de la plaza principal de Ejutla,
en el que se han presentado los mejores mariachis de la región y algunos de los
más famosos a nivel internacional, como el Vargas de Tecalitlán, el Nuevo Tecalitlán,
el América y otros, además del dueto Los Centenarios, de San Miguel Cuyutlán,
que ya tiene un día reservado para cada año. Es una fiesta nueva, que está en
pleno desarrollo y, según el cronista, cada administración municipal le ha dado
algún nuevo elemento para mejorarla: el cambio de lugar del escenario, la
mejora de la escenografía detrás de éste, la coronación de una reina elegida
por el comité organizador o un desfile de inauguración. Actualmente cuenta con
un Callejón del Vicio. Para terminar, el cronista hizo una relación de algunos
personajes importantes en el campo de las artes surgidos de Ejutla, además de
algunos de sus atractivos principales.
Para concluir los trabajos del
encuentro, Guillermo Tovar Vázquez, de Autlán, expuso el trabajo Festejo
y resiliencia: tres Carnavales celebrados en tiempos aciagos, realizado para
reflexionar sobre la celebración del Carnaval en momentos difíciles para la
población de Autlán, como los tiempos actuales. En este trabajo presentó
detalles de tres Carnavales que se sabe que sí se celebraron y una descripción
del contexto social en que ocurrieron: el de 1831, del que dijo que es acaso el
más famoso de todos los Carnavales de Autlán por la creencia errónea de que fue
el primero que se celebró y que se llevó a cabo durante un brote de viruelas y
una situación de inseguridad en los caminos de la región, que llevaron a la
autoridad local al extremo de exigir que los ciudadanos se aprestaran a la defensa
del pueblo; el de 1867, celebrado apenas un par de meses después de que
terminara en Autlán el II Imperio, luego de casi diez años de guerra continua,
con su carga de crueldad, vejaciones a la población civil y estragos a la
economía; y el de 1921, el del nacimiento del gremio Pollos, la coronación de
la primera reina del Carnaval y el debut autlense del matador Salvador Corona, “Coronita”,
un Carnaval que los autlenses celebraron a pesar del reciente impacto de la pandemia
de la gripe española y el también reciente término del periodo más violento de
la Revolución, con los conocidos ataques y abusos del bandolero Pedro Zamora. Al
término de su presentación, el cronista reflexionó sobre la importancia del Carnaval
en la identidad autlense, que explica el hecho de que se busque celebrarlo aún
en momentos aparentemente poco propicios a la fiesta. La exposición terminó con
la escucha del pasodoble Coronita, de Nicolás Sánchez Gómez, inspirado
en la actuación en Autlán del referido matador en 1921.
Todas las mesas tuvieron la
ventura de una buena cantidad de preguntas y comentarios del público presente,
que buscaron aclarar algunos datos de los expuestos por los cronistas u ofrecer
datos que ampliaran lo expuesto.
Los trabajos concluyeron con un recital del
pianista Hugo Núñez, que dio paso a la clausura formal del encuentro por la
regidora Claudia Galván García, en representación del presidente municipal.