El 17 de julio de 1961 se interrumpía bruscamente el trabajo de la nueva preparatoria de Autlán, al amanecer tomadas sus instalaciones con intervención de la fuerza pública. Con el motivo de esta efeméride, poco recordada en las recopilaciones históricas del municipio pero muy representativa del ambiente social de la época en Autlán y en el resto del país, transcribimos aquí el discurso pronunciado por el señor Macario Martínez Barragán, miembro de la primera generación de alumnos de esta escuela, en la conmemoración de los 50 años de este acontecimiento:
GÉNESIS DE LA ESCUELA PREPARATORIA REGIONAL DE AUTLÁN
Macario Martínez Barragán
En esta entrañable casita de Juárez 205 esquina con Constitución, hace cincuenta y dos años Daniel Ruiz Villalobos cristalizó un viejo sueño largamente preparado y acariciado, que era la fundación de una institución de enseñanza media superior, que bautizó con el nombre de Escuela Preparatoria Regional de Autlán (E.P.R.A.) y el 19 de septiembre de 1959 inició labores docentes.
En esta quimera Villalobos no estaba solo; lo acompañaban otras valiosas personas, entre ellas Pablo Morán Real, que era el presidente del Patronato y Gloria Rodríguez Rueda, que realizó un "inquebrantable esfuerzo de trabajar, cristalizar la idea de la fundación de la Escuela Secundaria Nocturna en Autlán" y que también era miembro del Patronato.
A esta odisea fueron invitados muchos jóvenes, algunos no tanto, que por diversas razones no habían podido seguir estudiando después de concluir la secundaria, ya que solo había preparatoria en Guadalajara, la cual se cursaba en dos años.
En ese primer año ingresaron treinta y tres educandos, en el siguiente un poco más de veinte. La calidad académica era excelente, tanto, que los que aprobaron dichos estudios pudieron cursar su licenciatura, aún en el extranjero. La calidad académica conlleva compromiso, que se materializa en dedicación al estudio, un poco de sacrificio y disciplina -tres retardos hacían una falta, con tres faltas se perdía derecho a examen ordinario-, compromiso que no todos asumieron, resultado, solo siete estudiantes concluyeron los estudios. El domingo 16 de julio de 1961 se llevó a cabo la última actividad académica, fue un partido de futbol -como parte de Educación Física-, en la cancha del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec, que por cierto se ganó 2 a 1.
El lunes 17 amaneció tomada la Preparatoria, con protección policiaca municipal incluida -el presidente municipal era el lic. Enrique Espinoza Méndez-, cuando los periódicos de Guadalajara llegaron la población se enteró por las primeras planas y a ocho columnas los motivos de la huelga; en esa campaña mediática se denostaban a la EPRA y a su director y fundador, se le acusaba de comunista y pervertidor de la juventud.
El pretexto para la huelga y la toma de esta casita fue, según eso, porque los alumnos "no pasaban las materias". Las razones fueron otras, "las fuerzas vivas", "las buenas conciencias" se escandalizaban porque la educación era laica y científica -aunque la institución era privada, para muchos fue gratuita-, qué desacato, impartir a los educandos conferencias -eso sí, por separado a mujeres y hombres- sobre control de la natalidad e higiene sexual, observar al microscopio espermatozoides humanos y compararlos con los de otros mamíferos, echando por tierra la difamación mítica... ¿entonces no es cierto que...?. Discutir la presunción de que la ley moral considera la libertad, la inmortalidad, la existencia de Dios... También se estudiaba y discutía el agrarismo, el latifundismo, el origen de la vida, la evolución de las especies, la tabla periódica, etc., etc. Lo intolerable fue que a un egresado le habían concedido una beca para estudiar en la Unión Soviética -después se fueron otros tres y ni a quién preocupara u ocupara-, y el colmo, Villalobos nunca consideró que la Prepa bien valía una misa.
Como parte de la normatividad para las preparatorias incorporadas, la documentación administrativa y los historiales académicos debían remitirse a la Universidad de Guadalajara para su revisión y certificación, acción que se aprestaban a realizar en las primeras horas de la mañana del citado lunes el inspector de la UdeG y el director de la Prepa, la huelga demoró el viaje. Por su parte los huelguistas solo encontraron en esta casita los muebles administrativos y escolares y se sintieron desconcertados; lo que se les ocurrió, emulando al Bárbaro Oeste, fue la caza de Villalobos, para lo cual lanzaron en su persecución a la judicial. En el Chorrillo se ampliaba la brecha para convertirla en carretera, el superintendente de la obra, Luis Santiago Mora -padre de uno de los egresados-, al pasar el taxi de los educadores, lo enteraron de la razón de su precipitada carrera y él cerró el camino, con el pretexto de que iba a dinamitar; por esta circunstancia la documentación, el inspector y el director pudieron llegar sanos y salvos a la Universidad de Guadalajara.
Se pretendió que había dos preparatorias, la de las "fuerzas vivas" que trasladó el mobiliario al local del antiguo cuartel militar que había sido donado a la EPRA por gestiones del director y del Patronato y la itinerante, la del exilio, con la documentación y el reconocimiento oficial.
No pasó mucho tiempo para que la mayoría de los estudiantes se dieran cuenta de que habían sido manipulados y regresaron a su ya legendaria preparatoria, Daniel Ruiz Villalobos los recibió con los brazos abiertos, los orientó, los alentó y les extendió certificados parciales para que pudieran seguir estudiando en otros centros educativos. La otra preparatoria vegetaba con más pena que gloria. Autlán se quedó sin preparatoria por dos años, pero la sociedad autlense no volvió a ser la misma, varios hijos de Autlán tomaron parte activa en el Distrito Federal en la gesta estudiantil de 1968.
La educación media superior era impostergable, la sociedad lo exigía, las fuerzas productivas lo necesitaban. Por tal razón las máximas autoridades del Estado tomaron cartas en el asunto: el gobernador Juan Gil Preciado y el rector Roberto Mendiola Orta enviaron como emisarios a Guillermo Cosío Vidaurri y a Wenceslao Orozco, respectivamente. La negociación fue expedita, Villalobos cedía el registro de la incorporación de la preparatoria; solo pedía que la institución la dirigiera un hombre de prestigio y capacidad probada, como era el doctor Jesús Velázquez Gómez, y que le regresaran sus muebles. Con este mobiliario, en 1966 crearía la E. V. A. (Escuela Vocacional de Autlán), en 1968 se la cerraron, en aquella ocasión sí lo detuvieron y fue a parar a la Comandancia de la Zona Militar de Guadalajara.
La EPRA reiniciaría labores, como incorporada, en el año escolar 1963, así trabajaría por once años. En 1975 la Universidad de Guadalajara la absorbería con su nombre original, solo cambiaría el lema, en lugar de Cogita et Labora sería el de Piensa y Trabaja, que es el de la UdeG.
La misión de la preparatoria, según Villalobos, era educar para la vida, no solo era propedéutica para cursar una licenciatura. Los educandos que no quisieron seguir estudiando han sido los mejores en el rol social que les ha tocado desempeñar. Para darle gusto a los tecnócratas que todo lo reducen a estadísticas y a los detractores, quienes afirman que fue una generación mediocre, diremos que el impulso que se proyectó en la prepa para la eficiencia terminal en la licenciatura, no es nada despreciable: siete abogados, un cirujano dentista, tres enfermeras, dos ingenieros agrónomos, un ingeniero mecánico eléctrico, un ingeniero químico, un licenciado en economía, siete médicos, un profesor normalista, un químico y una química farmacobióloga, en total veintiséis, que representan el 76.5% de los que aparecen en esta placa; además, algunos realizaron sus estudios de posgrado.
Es obvio, como suele suceder, que ni son todos los que están ni están todos los que son, algunos se perdieron en los vericuetos de la vida, se desbalagaron, nos abandonaron, los abandonamos.
Y bien, aquí estamos algunos de los sobrevivientes, donde hace cincuenta años se inició la diáspora, para dar un testimonio de lo ocurrido.