Cuando escuché caer la lluvia en Medellín me acordé
de Autlán, el sonido es igual al que siento en casa de mi abuelita, pero el
olor a tierra mojada es diferente. En Autlán, la melodía de las chicharras nos
avisan del agua, acá como allá el cielo se vuelve loco y llueve con sol, sin él
y por las noches de mucho calor. Mis nombres son: Andrea y Guadalupe (nunca
valoras lo Guadalupe hasta que sales de tu país) y mis apellidos: Murillo y
Gutiérrez. No nací en Autlán, pero desde chica allí crecí. Estudio Periodismo en el Centro Universitario
del Sur (CUSur) de la Universidad de Guadalajara y hace seis meses elegí
Colombia, Medellín y la Universidad Pontificia Bolivariana para hacer mi
estancia académica.
Realicé muchos trámites antes de llegar a Medellín,
pero, saben, nada es imposible. Duré seis meses gestionando mi movilidad, y una
anécdota que recuerdo con singular alegría y sonrojo fueron los cinco minutos
de retraso más importantes en lo que llevo de vida y que por ellos y mi
lentitud no me otorgan la visa colombiana. Debo confesarles que soy una
exagerada muy exagerada, pero así pasó. Otro trámite que hice fue la solicitud
de una beca a la Secretaría de Educación Pública (SEP), de la que hace días
recibí un mensaje en el que decía lo siguiente: Eres seleccionada para recibir la beca SEP en su modalidad Movilidad
Internacional, el júbilo fue enorme y de inmediato visualicé el término de mi
semestre y el gran recorrido que debía hacer, desde la parte del Amazonas hasta
la Aracataca de García Márquez, pasando por el rio Magdalena; Montería, Cali,
Santa Martha, Armenia y sus cafetales;
Barranquilla y su carnaval, Cartagena y sus playas pa’ volverse uno loco; La
Guajira con su Riohacha y el relato que envuelve a esta ciudad: Crónica de una muerte anunciada, también
de García Márquez de quien sus letras y entre otras cosas que describo en el
siguiente párrafo me hicieron viajar a “La Gran Colombia”, como un día lo
mencionó Simón Bolívar.
-Pero…¿Por qué Colombia?- Es una pregunta que a
diario me hacen mis compañeros y a la que respondo con esta respuesta: La percepción que en México se tiene sobre el
periodismo colombiano es muy buena, tanto que, la mayoría de la bibliografía
utilizada por mis profesores es de universidades colombianas. También menciono
datos como: Tras la ola de violencia a raíz del narcotráfico, Colombia y
especialmente Medellín, donde radicaba el narcotraficante más poderoso, temido
y al mismo tiempo más querido de los años 80’s, Pablo Escobar Gaviria, se han
visto en la necesidad de proyectar al mundo una nueva imagen de este país tan
pluricultural; proyección de innovación. Una situación de inseguridad,
violencia y muerte por la que ya pasó, y
que en México, estamos viviendo. Deseaba contrastar estos dos contextos que
como actor principal, lamentablemente es el narcotráfico.
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En el parque Botero. |
¡Ya les cuento!, visité el volumen sensual en la obra
de Fernando Botero con sus regordetas y regordos de bronce posando en el parque
que lleva por nombre su apellido, el ‘Parque Botero’. Entré a las profundidades del Hueco; este sitio
es como San Juan Dios, sólo que en lugar de que los vendedores te griten: ‘Pásale,
güerita’, ¿Qué va a llevar?, ¿Qué anda buscando?, en el Hueco dicen frases
como: ‘A la orden’ y ‘bien
pueda’. Allí puedes encontrar pares de tenis Nike hasta $40,000.00 mil
pesos, es decir, $240.00 pesos mexicanos.
$1,000.00 pesos colombianos equivalen a $6.00 mexicanos. Al principio fue
complicado adaptarme a la moneda colombiana pero con el uso y la práctica puedo
decirles que ya la domino.
De Chespirito para Bety la Fea con televisión
mexicana a colombiana y viceversa. Los programas de Don Roberto Gómez Bolaños
fueron muy exitosos en toda América latina, y en Colombia, ni hablar. Cuando
ellos me platican de las peripecias del Chavo y su vecindad, yo les cuento de
lo mucho que me gustaba ver Bety la fea, y es que todos los sábados a las
¿12:00?, ¿1:00?, ¿2:00? de la tarde, la verdad no recuerdo a qué hora
transmitían la telenovela pero yo no podía perderme ningún episodio. Vaya que, en ocasiones, los
colombianos hacen o dicen algo que a mí me parece genial, y yo les digo: ¡Ahh qué padre! Se quedan perplejos y
expresan lo siguiente: -Es verda que los
mexicanos hablan como La Rosa de Guadalupe-. Morí de risa cuando escuche
esto, ya que no sólo me lo dijo una persona sino ocho colombianos que han visto
este programa tan popular en México como en Colombia.
En mi país fascina ver las series
colombianas de narcotraficantes, en Colombia gusta ver los melodramas
mexicanos, todo ello gracias a las alianzas televisivas que mantiene Televisa
con Caracol TV y RCN Televisión, ambas originarias del país sudamericano. En
clase, debatía con mis compañeros la calidad de programas que son exportados de
nuestros países y cuál es el imaginario que se forma a partir de estos
contenidos alrededor del mundo. Por ejemplo, a continuación cito algunas de las
expresiones que he captado referentes a México y Colombia, con base a la
programación de sus televisoras:
-Uhh
mija, te vas para la mera mata del narcotráfico, Colombia-
-¡Hombre!,
y es que el mexicana pa’ todo utiliza el ‘guey’ o qué-
-Y yo
me preguntaba: ¿En México todas la mujeres serán actrices y los hombres
actores?, o, ¿por qué hay tantas novelas?-
-¿Irás
a Colombia? ¡Tsss! Qué miedo-
-¿Por
qué los hombres son tan infieles en México?, y, ¿por qué a las personas les
gusta ir a un programa para hablar de sus problemas personales?
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Panorámica de Medellín. |
“Las lenguas
cuando son habladas en una vasta extensión territorial tienden a
diferenciarse”, según Raúl Ávila en su libro La lengua y los hablantes. Tal es el caso del español que cambia al
depender de la ubicación geográfica, histórica y social en que se encuentre. El
uso de palabras en distintas regiones o países varía y en cada territorio que
se hable español debe existir una lista interminable de diferencias
hispanohablantes. Enseguida, comparto con ustedes un poquitico de jerga colombiana
para sazonar el texto, cabe señalar que vivo con dos chicas de la costa
colombiana, allá por Córdova, de donde es originario el sombrero ‘volteao’. La
mayoría de palabras son costeñas pero eso no omite que también haya palabras
parseras. Parse o paisa es el gentilicio de los oriundos
de Medellín. Aquí les dejo este listado de palabras y frases consaboras para que lo disfruten:
Colombia
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México
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Achantó
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Pena
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-Le dijeron que estaba gorda, y se
achantó.
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Ahuacatao
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Aburrido
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-Pa’ que viniste a la fiesta si vas a
estar ahuacatao.
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Arrecho
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Caliente
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-Le dio un beso en el odio y se
arrechó.
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Ají
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Chile o picante
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-El mexicano pa’ todo le pone ají a
su comida.
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Barro
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Mal hecho
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-Barro que tengas clases por los
sábados.
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Cacorro
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Marica
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-Te dan miedo las ratas, tú si eres
cacorro.
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Crispetas
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Palomitas
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-Mami, ¿me compras unas crispetas de
caramelo?
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Corroncho
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Extravagante
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-Con ese saco pareces una corroncha.
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Confite
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Dulce
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-Esto no me alcanza ni para un
confite.
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Cuco
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Calzón
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-Qué bonitos cucos traes.
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Chimba
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Chido
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-Ayer fui a un asado bien chimba.
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Chucha
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Vagina
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-Con esas licras se te pinta la
chucha.
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Chulo
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Tacaño
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-Me invitó a salir y me salió bien
chulo, tanto que no me compró ni un helado.
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Embalar
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Encantar o de prisa
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-Este pelao va embalao.
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Guayabo
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Cruda
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-Ayer me fui para la fiesta y amanecí
enguayabao.
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Guindar
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Colgar
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-Debo de guindar mis cucos.
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Maluco
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Malo
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-Ese chico que a ti te gusta está
maluco.
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Mandas cáscara
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Descarado
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-Te lavé la ropa y ahora quieres que
te la planche, tú si mandas cáscara.
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Morisquetero
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Quejumbroso
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-No te gusta la verdura, no te gusta
la fruta, tú si eres morisquetero.
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Matar la liga
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Conquistar a alguien
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-¡Vamos a matar la liga hoy por la
noche!
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Nimalejo
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Animal
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-Está llorando por el nimalejo ese.
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No pega
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No combina
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-Pantalón de flores con blusa de
rayas, eso no te pega.
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Nodriza
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Alfiler
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-Ponle una nodriza a tu blusa que se
te ve el escote.
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Pelao
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Joven
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-Acompáñame pelao, vamos.
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Perratiao
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Muy común
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-No lo compres que está perratiao.
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Locaria
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Loca
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-Ayer pasó todo el día riéndose,
parecía que estaba locaria.
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Se soyó
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Anda loca
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-Tomó muchos tragos y se soyó.
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Además, en mi
andar como extranjera en este país, me he encontrado con situaciones como:
contestar con un ‘mande’ y que me
respondan -“No, no te quiero mandar”, o
también:
-“Ayy
pero qué bacano se escucha ‘mande’- risas.
-¡Hey!,
¿vos ses mexicano? Órale, guey ¡Qué chido!
-¿Pero
qué vaina es esa de comer dulces con chile? Ustedes son de lo más corroncho-
-¿Son
mexicanas?, ¡Chinga tu madre!
-Eso
es una mala palabra en México y no es bueno decirla cuando apenas las personas
empiezan a conocerse.
-Pero
¿por qué a todo le ponen ají?, no me explico.
Y para terminar hablemos de
comida, porque tengo un gran pesar, una pena enorme que quiero compartirles y
no la puedo saciar ni con arepas ni con frijoles (en Colombia la silaba tónica
la pronuncian en la vocal “i”, sin acentuarla) y es que extraño las tortillas,
las salsas, los frijoles mexicanos, el bolillo del mercado y todos los
extractos de la leche que produce la vaca de Don Chuy. ¡Ay!, pero qué
pesar. No es sencillo adaptar el paladar
a otras comidas, ya voy a cumplir un mes en Colombia y apenas comienzo a
tomarle sabor a los alimentos. Es un choque cultural que no imaginé, y del que
estoy segura, aprenderé bastante. Que disque somos muy de todo dicen los
colombianos, que somos muy salados, muy picantes, y muy dulces, y yo creo que
sí, así es nuestra gastronomía, muy fortuita, muy ‘dame más aunque esté llorando de lo enchilado que estoy’, muy de ‘pásame el salero que esto no tiene sal’,
y muy a ‘quiero comerme todos los dulces
de leche en una sentada’. Mis compañeras mexicanos y yo recibimos una
maleta de 30 kilos aproximadamente, la mamá de una de ellas con todo su amor y
todos los chiles y dulces que pudo encontrar la envió para que no olvidemos ese
sabor. Cuando la abrimos no lo podíamos
creer, eran demasiados tipos de chiles, algunos ni siquiera conocía. De ahora
en adelante empezaremos a combinar las cocinas, ¿a qué sabrá una arepa de
chócolo con salsa de tomate?, el sancocho (similar al caldo de pollo, sólo que
también lleva yuca y carne de puerco)
con totopos y salsa verde, la bandeja paisa (plato con frijoles, arroz,
plátano, carne molida, chicharrón, huevo frito, chorizo, arepa y aguacate)
acompañada de jalapeños, y el patacón (plátano aplastado con un sabor
delicioso) acompañado de salsa mexicana. Después les cuento qué resultó de la
mezcla entre cocinas latinas, no dudamos en que sea algo verdaderamente exquisito.