En el jardín Constitución del centro de Autlán, para ser preciso en los prados que rodean al maltrecho kiosco, se montó desde finales de la semana pasada una ambientación alusiva a la visión festiva y caricaturesca del Día de Muertos. Esta ambientación es similar, en intención y diseño, a las que hacía el empresario Miguel Íñiguez en años anteriores con motivo de Navidad, aunque en esta ocasión se realiza dentro del marco del festival del Día de Muertos del Ayuntamiento, con recursos de patrocinadores.
La decoración del jardín se basa en figuras de papel maché que representan a tipos tradicionales mexicanos y autlenses, todos en forma de esqueleto. Así podemos ver dentro del kiosco, que fue despojado de sus barandales, una representación de un altar de muerto, con ofrendas de cempasúchil y de pan de muerto. Telas de colores negro y naranja sobre el techo del kiosco completan el ambiente, mientras que en los postes que lo soportan hay retratos de figuras de la época de oro del cine mexicano.
Frente al kiosco, en relación al altar de muerto, hay una pareja que aparenta bailar algún jarabe jalisciense, ataviados con el traje tradicional de este Estado, y alrededor del kiosco, en sentido contrario a las manecillas del reloj, encontramos personajes tan disímbolos como los que componen una reta de futbol (con colores y escudos que recuerdan a los de los equipos Guadalajara y América), una banda sinaloense siguiendo a un festejante, un torero haciendo un quite a un esquelético toro, un profesor, una monja, unos chirimilleros, una pareja contrayendo matrimonio por la Iglesia, un cortejo fúnebre...
Sobre los prados, encima de una cama de viruta de color verde, podemos ver lo siguiente: en el de la esquina noreste hay unos vendedores callejeros de duros de puerco y de pitayas junto con unos danzantes indígenas; en el noroeste hay un pareja de ancianos, unos peregrinos del 12 de diciembre al cerro de la Capilla y unos muchachos soltando un globo de papel de china; en el suroeste un mariachi acompañando a una cantante folclórica y en el sureste podemos ver a un "copitero" (el vendedor de copitas de mezcal en los toros de once) y a una de sus víctimas tirada en el suelo.
También hay un amenazante jinete vestido de charro junto a unas mujeres vestidas de forma elegante que a mí me recordaron a las correrías de Pedro Zamora, junto con otros muchos personajes y situaciones que toma algún tiempo descifrar. Todo esto está iluminado con focos de colores durante las noches, lo que lo hace aún más vistoso. Las figuras que componen esta ambientación fueron fabricadas, durante los últimos tres meses, por artesanos autlenses.
Aquellas ambientaciones navideñas de años pasados comenzaban a ser un atractivo turístico importante para Autlán. Ojalá que esta decoración mortuoria tenga el mismo efecto.