domingo, 7 de mayo de 2023

Un homenaje al músico Manuel Morán Godoy en el Museo Regional


 Dentro del programa de festejos por el 11° aniversario del Museo y Centro Regional de las Artes, el viernes 5 de mayo por la tarde se realizó una serie de actividades en recuerdo del músico Manuel Morán Godoy, quien a principios del siglo XX tocaba la quinta de golpe en un mariachi en Autlán y la región y se le considera el fundador de una dinastía de músicos que todavía se encuentran en activo. Esa quinta, por cierto, se encuentra en exposición permanente en la sala de Músicos de la Región en el Museo. Con la asistencia de más de 150 personas, la mayoría descendientes de don Manuel, la jornada comenzó a las 19:15 horas.

El primer acto fue la develación, a cargo de dos de los nietos de Manuel Morán Godoy, fue la develación de una placa en la entrada de la sala de Músicos de la Región, que dice textualmente: “Sala en honor a: don Manuel Morán Godoy”. Esta placa está diseñada en el mismo estilo de las que el año pasado se develaron en las salas de Arqueología, Arte Sacro y Atanasio Monroy, dedicadas a Otto Schondube, Francisco Belgodere y Carlos Mardueño, respectivamente. Luego de la develación, el cronista de Autlán, Guillermo Tovar Vázquez, leyó una semblanza de Manuel Morán Godoy y de la música de mariachi a principios del siglo XX, que era desdeñada como una música ruidosa y elemental por las élites.

El doctor Hirepan Solorio Farfán.


Enseguida los asistentes pasamos al salón de usos mútliples, donde el doctor Hirepan Solorio Farfán dictó la conferencia Primeras aproximaciones al estudio de la etnolaudería en Autlán: el caso de la quinta del Museo Regional. El doctor Solorio comenzó felicitando a los descendientes de Manuel Morán por haber conservado su quinta de golpe después de su muerte, lo cual posibilita el estudio desde la etnolaudería. Dijo que la mayoría de las familias de músicos no conservan estos instrumentos.

Para comenzar con su ponencia, el doctor Hirepan explicó que las guitarras llegaron de Europa con los conquistadores españoles; la quinta, una guitarra con cinco cuerdas, fue una innovación introducida por Vicente Espinal en 1549. A la quinta de Manuel Morán que se conserva en el Museo la definió como “muy manualita”, con diapasón muy estrecho y cuyas características físicas privilegian “el rasgueo sobre el punteo”. Se concibe como un instrumento armónico, para acompañar al canto.

El ponente hizo una descripción muy detallada de este instrumento, al que tuvo oportunidad de analizar previamente. Dijo que ya fue restaurado previamente, perdiendo algunas de sus características originales, se trata de un instrumento de trabajo, con “mínimos ornamentos”, que contaba con cuerdas hechas a partir de intestinos de animales y que era “significativamente sonora”. A pesar de ser una pieza muy sencilla, cuenta con un trabajo muy fino en su ensamble interno; el laudero que la construyó utilizó medidas antropométricas, como jemes, codos, pies, entre otras, en lugar de otras más estandarizadas, como el sistema métrico decimal. Sus piezas, además, fueron dobladas solo con la fuerza del laudero, sin el uso de máquinas, por lo que no es perfectamente simétrica.

La quinta de golpe de Manuel Morán Godoy.


La guitarra de golpe, explicó, tiene a la Tierra Caliente de Michoacán como su “tierra pródiga”, no se conserva el saber de cómo se afinaban, pero mencionó distintos tipos de afinación que se usaban en las diversas regiones donde estos instrumentos se utilizaban. Dijo que en la quinta de Manuel Morán, luego de la restauración, las cuerdas se montaron como a una vihuela. Para despedirse, dijo de este más que centenario instrumento que es “una ventana al pasado de una región rica musicalmente y escasamente estudiada”.

Al terminar la conferencia los descendientes de Manuel Morán Godoy ofrecieron una velada musical en la que no se escuchó la quinta de golpe pero sí el acordeón, la batería, el piano, el violín, el cello, el saxofón y otros instrumentos modernos, cuyos ejecutantes deben, en buena medida, su gusto por la música a aquel humilde músico de mariachi.

La música continuaría un rato más, junto con la danza folclórica, a cargo del grupo Los soneros de Manila y los ballets del Centro Cultural Cuicacalli y Vive Jalisco.

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