El primer acto fue la develación,
a cargo de dos de los nietos de Manuel Morán Godoy, fue la develación de una
placa en la entrada de la sala de Músicos de la Región, que dice textualmente: “Sala
en honor a: don Manuel Morán Godoy”. Esta placa está diseñada en el mismo estilo
de las que el año pasado se develaron en las salas de Arqueología, Arte Sacro y
Atanasio Monroy, dedicadas a Otto Schondube, Francisco Belgodere y Carlos
Mardueño, respectivamente. Luego de la develación, el cronista de Autlán,
Guillermo Tovar Vázquez, leyó una semblanza de Manuel Morán Godoy y de la
música de mariachi a principios del siglo XX, que era desdeñada como una música
ruidosa y elemental por las élites.
El doctor Hirepan Solorio Farfán. |
Enseguida los asistentes pasamos
al salón de usos mútliples, donde el doctor Hirepan Solorio Farfán dictó la
conferencia Primeras aproximaciones al estudio de la etnolaudería en Autlán:
el caso de la quinta del Museo Regional. El doctor Solorio comenzó
felicitando a los descendientes de Manuel Morán por haber conservado su quinta
de golpe después de su muerte, lo cual posibilita el estudio desde la
etnolaudería. Dijo que la mayoría de las familias de músicos no conservan estos
instrumentos.
Para comenzar con su ponencia, el
doctor Hirepan explicó que las guitarras llegaron de Europa con los conquistadores
españoles; la quinta, una guitarra con cinco cuerdas, fue una innovación
introducida por Vicente Espinal en 1549. A la quinta de Manuel Morán que se
conserva en el Museo la definió como “muy manualita”, con diapasón muy estrecho
y cuyas características físicas privilegian “el rasgueo sobre el punteo”. Se
concibe como un instrumento armónico, para acompañar al canto.
El ponente hizo una descripción
muy detallada de este instrumento, al que tuvo oportunidad de analizar previamente.
Dijo que ya fue restaurado previamente, perdiendo algunas de sus características
originales, se trata de un instrumento de trabajo, con “mínimos ornamentos”,
que contaba con cuerdas hechas a partir de intestinos de animales y que era “significativamente
sonora”. A pesar de ser una pieza muy sencilla, cuenta con un trabajo muy fino
en su ensamble interno; el laudero que la construyó utilizó medidas
antropométricas, como jemes, codos, pies, entre otras, en lugar de otras más
estandarizadas, como el sistema métrico decimal. Sus piezas, además, fueron
dobladas solo con la fuerza del laudero, sin el uso de máquinas, por lo que no
es perfectamente simétrica.
La quinta de golpe de Manuel Morán Godoy. |
La guitarra de golpe, explicó,
tiene a la Tierra Caliente de Michoacán como su “tierra pródiga”, no se
conserva el saber de cómo se afinaban, pero mencionó distintos tipos de
afinación que se usaban en las diversas regiones donde estos instrumentos se
utilizaban. Dijo que en la quinta de Manuel Morán, luego de la restauración,
las cuerdas se montaron como a una vihuela. Para despedirse, dijo de este más
que centenario instrumento que es “una ventana al pasado de una región rica
musicalmente y escasamente estudiada”.
Al terminar la conferencia los
descendientes de Manuel Morán Godoy ofrecieron una velada musical en la que no se
escuchó la quinta de golpe pero sí el acordeón, la batería, el piano, el violín,
el cello, el saxofón y otros instrumentos modernos, cuyos ejecutantes deben, en
buena medida, su gusto por la música a aquel humilde músico de mariachi.
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