sábado, 25 de octubre de 2025

Encontrar las cabras en los árboles. Alberto Ruy Sánchez en la Casa Universitaria


 Dentro del programa de la XXXI Semana Cultural Universitaria, la tarde del miércoles 22 de octubre el escritor y editor Alberto Ruy Sánchez sostuvo un diálogo con lectores autlenses en el patio de la Casa Universitaria, organizado por el Centro Universitario de la Costa Sur y la librería Carlos Fuentes. Asistieron cerca de 100 personas, entre quienes había alumnas del Sistema Universitario del Adulto Mayor, la rectora y el secretario académico del CUCSur y Manuel Velázquez, coordinador de eventos de la librería Carlos Fuentes. El diálogo comenzó hacia las 17:10 horas.

La rectora del CUCSur, Ana María de la O Castellanos Pinzón, dio un mensaje de apertura en el que afirmó que la literatura no podía quedar fuera de la Semana Cultural y una buena forma de incluir a esta disciplina era traer a un escritor de la talla de Alberto Ruy Sánchez a conversar con los lectores de la región.

Enseguida tomó el micrófono el escritor invitado, quien comenzó con un largo monólogo en el que habló de una vastedad de temas, relacionados todos con la literatura y con su propia trayectoria en las letras. Recordó, por ejemplo, el vínculo que tuvo con Antonio Alatorre, quien comentó su primer libro, Los nombres del aire, en su presentación, en la ya lejana década de 1970; en esos años Alberto decidió no formar parte de alguno de los grupos literarios que existían en México, integrados alrededor de los figurones de las letras como Octavio Paz y el mismo Alatorre, en lugar de eso el entonces novel escritor pretendió ser más independiente. También recordó a otro jalisciense, éste mucho más modesto, que fue el taxista apodado Tirantes, bailador del tapatío salón Veracruz en el que se hacían las fiestas de la FIL.

Ruy Sánchez habló también de la influencia del árabe en el idioma español, que tiene alrededor de 4 mil palabras cuyo origen está en el idioma de Mahoma y cuya existencia le reveló Alatorre. Su primer libro, inspirado en un viaje al norte de África, fue escrito con la conciencia de este influjo del idioma árabe, pero no es ese el tema del que habla en él: está basado en entrevistas a mujeres de América Latina, Francia y el mundo árabe sobre el deseo, no está hecho en el formato de un género literario definido, sino que incluye elementos de varios géneros y, luego de ser rechazado por once editoriales, fue publicado por primera vez por la editorial Joaquín Mortiz, convirtiéndose en un “long seller”, es decir, que sigue vendiendo ejemplares al paso de muchos años de su publicación.

En este viaje a África, decidió ser un escritor “que encontrara las cabras en los árboles”, es decir, capaz de asombrarse con lo excepcional de la vida cotidiana, de encontrarse y vivir constantemente “el asombro”. Lo de las cabras tiene su origen en una anécdota vivida en ese viaje, en el que vio a un pastor cuidando a un rebaño de ovejas que se encontraba no en el suelo sino en las ramas de un árbol. Esta escena le pareció muy sorprendente, aunque para el guía no era más que un momento más de su cotidianidad.

El escritor comentó el origen, inspiración, procesos y otros detalles de algunos de sus libros, con una explicación de por qué eligió cada tema del que escribe: el despertar con la amada, el gato, el sueño y el insomnio, entre otros asuntos aparentemente triviales. Luego de la intervención de Ruy Sánchez, se abrió una sesión de preguntas y comentarios del público, que resultó muy nutrida en cantidad pero también en profundidad: fue notorio el conocimiento de la obra de este autor entre algunos de los lectores que intervinieron, quienes le hicieron preguntas puntuales sobre detalles de sus libros y compartieron consideraciones sobre conceptos como el sexo o el amor, sobre algunos pasajes y personajes de sus libros. Hubo quien le preguntó sobre el papel que juega la añoranza en sus libros, sobre la posibilidad del escritor de apropiarse de las historias de sus personajes y sobre a qué huelen sus libros.

Durante un buen rato, Alberto Ruy Sánchez permaneció en el patio, recibiendo saludos de sus lectores y solicitudes de firma de libros, que atendió de buena gana. Encuentros como este eran regulares en Autlán hasta antes de la pandemia, cuando se realizaban aquí sesiones del programa Ecos de la FIL y venían escritores a encontrarse con alumnos de preparatoria y de nivel superior.

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