Esta escuela fue la sede de las
casillas en las que los votantes de la sección 208 pudieron emitir sus
sufragios en la jornada electoral del 2 de junio pasado. En tres de las aulas
de la planta baja del edificio norte se colocaron las casillas básica y
contiguas de esta sección, que abarca una parte de la zona centro-sureste de la
ciudad: desde el barrio de la Alameda hasta Villas Taurinas y cuadras
adyacentes.
A la casilla contigua 2 le fue
asignado un bonito salón, que creemos que normalmente sirve a algún grupo de
alumnos de primer grado, a juzgar por el tamaño de los muebles. Bien iluminado
y ventilado gracias a sus grandes ventanas y a unos ventiladores de techo que
ese domingo también trabajaron más que en un día normal, el aula contaba con
testimonios silenciosos de su verdadera vocación: un librero empotrado en la
pared del fondo, conteniendo libros para niños, coloridos y con dibujos
atractivos; carteles con información didáctica útil para conocer las letras y
sus sonidos y un mueble de madera con espacios para que los niños dejen ahí sus
libros de texto y no los tengan que cargar hasta su casa. Los rótulos que
ostenta cada uno de esos espacios y que personalizan su contenido también son
un signo de los tiempos: nombres procedentes de otros idiomas, como Christopher
o Jhosselin, alternan con los “cristianos” Martín o Rodrigo. Para completar, en
el marco de una de las ventanas había frascos de vidrio con algodones húmedos
en los que comienzan a germinar semillas de frijol, prueba de que los niños que
ahí estudian ya están conociendo los fundamentos de la biología. Todo esto sin
más lujo que el orden, el buen gusto y el ingenio de la maestra y los padres de
familia.
Hasta ese lugar llegaron, pocos
minutos antes de las 7:30 horas del domingo 2 de junio, este cronista y su
esposa, cargados con la papelería y el material necesarios para que ahí se
instalara la mencionada casilla, en la que serví como presidente. 612 boletas
para cada una de las seis elecciones (presidente de la República, senadores,
diputados federales y locales, gobernador y Ayuntamientos), actas, hojas de
operaciones, útiles, urnas, las piezas para armar las mamparas, bolsas para
guardar las boletas luego del conteo… una vez completa la mesa directiva, de la
que formaron parte cuatro personas menores de 30 años, una de ellas viviendo
apenas su primer proceso electoral, comenzamos con el armado de las urnas y de
las mamparas y la colocación afuera del salón de los carteles informativos que
nos proporcionaron el IEPC y el INE. Esto nos llevó más tiempo del que teníamos
presupuestado, entre la inexperiencia de los funcionarios de casilla y lo
endeble del material, que hacía difícil insertar, por ejemplo, las pestañas de
las barreras de las mamparas en las ranuras de su base. Sin embargo, el proceso
se completó satisfactoriamente, para comenzar a recibir a los primeros votantes
hacia las 8:30 horas.
En ese momento comenzó un
continuo desfile de ciudadanos que duraría poco más de nueve horas,
prácticamente sin interrupción. Sin embargo, a excepción de algunos minutos en
las primeras horas de la mañana, en que se formó una fila de más de 20
votantes, algunos de ellos ya impacientes, el resto del día no hubo
aglomeraciones. En este proceso, los funcionarios nos enfrentamos a otra
dificultad derivada de la mala calidad del material: las boletas para las tres
elecciones federales sí contaban con la línea punteada que permite arrancarlas
de los talonarios, aunque los puntos estaban tan mal marcados que era casi imposible
arrancarlas a mano. Hubo que echar mano de las tijeras y de un cúter que una
votante, que vio los trabajos que pasábamos, nos envió con su hija cuando ésta
acudió a votar. Porque, claro, no solo introduciendo la boleta en la urna se
demuestra la civilidad.
De esta forma fuimos recibiendo a
los votantes, usando las bajitas mesas y sillas del salón. El ciudadano
llegaba, se identificaba con su credencial para votar y, luego de verificar que
no había votado antes y que sí aparecía en la lista nominal, se le entregaba su
juego de boletas y pasaba a la mampara para emitir su opinión. El proceso
transcurrió con tranquilidad y sin sobresaltos, en un ambiente que pasó de
cierto nerviosismo a una franca camaradería y cordialidad entre todos los
participantes en la jornada, sin algún asomo de conflicto. A las 18:00 horas en
punto, al no haber votantes esperando para ingresar a la casilla, se dio por
cerrada la votación e inició el conteo de votos, la parte culminante de la
jornada.
Este conteo se realiza
simultáneamente entre las elecciones federales y locales y consiste, a grandes
rasgos, en la apertura de las urnas y la clasificación de las boletas que
contiene, apilando en distinto sitio de una guía impresa que es entregada junto
con el resto del material electoral a las que contienen votos para cada partido
político y por cada una de las posibilidades que ofrecen las dos coaliciones
que se registraron en esta ocasión. En total, más de diez pilas de boletas,
para cada una de las seis elecciones. En un primer momento se clasifican y
cuentan los votos para presidente y gobernador, luego las de senadores y
diputados locales y, por último, las de diputados federales y Ayuntamientos.
Los resultados de cada conteo son asentados por los secretarios en las hojas de
operaciones y, finalmente, en las actas de escrutinio y cómputo.
Durante el conteo no hubo
observaciones de los representantes de los partidos, por lo que todo
transcurrió con relativa rapidez. La votación, como en todo Jalisco, fue diversificada,
con claros ganadores en cada una de las seis elecciones, pero sin que los votantes
de esta casilla aplicaran el llamado voto masivo. Luego del conteo de votos y
del llenado y firma de las actas correspondientes y la colocación afuera de la
escuela de los carteles con los resultados de la casilla, se cerró la jornada
hacia la 1:30 del lunes. En total, se procesaron 334 sufragios, quedando 278
boletas sobrantes, que fueron canceladas por los secretarios. Hubo muy pocos
votos nulos, la mayoría de ellos intencionalmente y solo un par por aparentes
equivocaciones de los votantes. Uno de ellos, no teniendo suficiente con marcar
un recuadro o dos, aprovechó sus boletas para dejar mensajes en los que
protestaba contra la agroindustria jalisciense y contra el drama de la
desaparición de personas. Uno de sus mensajes fue épico: “nuestros sueños no
caben en sus urnas”.
Con todo y que fue una jornada de
mucho trabajo y cierta presión y estrés, fue también una experiencia
invaluable, que volvería a repetir si las autoridades electorales me lo
volvieran a pedir. Acaso la tecnología pueda ayudar a mejorar en la velocidad y
precisión del proceso, abriendo la posibilidad emitir el voto y llenar las
actas de forma electrónica.
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