De izq. a der.: Armida Maldonado, Víctor Preciado Ruiz y Víctor Preciado Ramírez. |
Luego de que el doctor Carlos
Adolfo Preciado Ortiz, coordinador del Capítulo Costa Sur de la Benemérita
Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco, institución que,
junto con el gobierno municipal, organizó esta presentación, leyera una
semblanza del autor y de los dos comentaristas, todos ellos relacionados en algún
modo con la educación, comenzó la serie de intervenciones que resumo enseguida.
La maestra Armida Briceida
Maldonado Rubio, profesora de nivel básico y promotora cultural, hizo un
resumen de lo que el autor cuenta en cada uno de los capítulos del libro,
resaltando algunas vivencias y anécdotas y enlazándolas con el desarrollo y las
reformas a la educación a nivel nacional que ocurrían en el tiempo de la
narración. Habló de personas con las que el autor convivió y con quienes trabajó,
los retos y obstáculos que enfrentó y cómo logró vencerlos. Agradeció, por
último, al autor y a su esposa e hijos por facilitarle su trabajo cuando la maestra
Armida desempeñó sus primeras encomiendas en la educación pública, en el estado
de Guanajuato donde Víctor Preciado era director federal de educación primaria
en esa entidad.
Enseguida, Víctor Manuel Preciado
Ramírez, hijo del autor y auditor de obra pública en la Auditoría Superior del
Estado de Jalisco, leyó un texto en el que define al libro presentado como un cúmulo
de experiencias, cuyo autor busca inspirar a los lectores a vences obstáculos. Se
trata, dijo, de un testimonio de perseverancia, pasión y dedicación. Completó su
intervención con algunas consideraciones sobre la sociedad del conocimiento,
como un ente que busca compartir un saber y sobre la capacidad para procesar la
información para el desarrollo humano.
En su intervención, con la que
cerró la ceremonia de presentación, el autor habló de dos compromisos que
siguió durante toda su carrera, desde que comenzó a dar clases debajo de un
árbol en la comunidad de Copalitos, en el municipio de San Sebastián del Oeste,
hasta que ocupó un alto cargo en el estado de Guanajuato: uno fue el apoyo a la
escuela rural, donde conoció las limitaciones de todo tipo que padecen los habitantes
de las zonas rurales; y a la evaluación, puesto que considera de la mayor
importancia supervisar los trabajos realizados y sus resultados. En un tono
anecdótico, recordó que fue profesor titulado a los 16 años de edad, gracias a
que a los 3 entró a la primaria, por influencia de una de sus tías.
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