lunes, 31 de mayo de 2021

Tercera jornada de la IV Semana Cultural Ernesto Medina Lima

Martha Corona en su presentación.

 El pasado viernes 21 de mayo en el salón de usos múltiples del Museo Regional se celebró la tercera jornada de la IV Semana Cultural Ernesto Medina Lima del Capítulo Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco. Una jornada dedicada a la historia de Autlán.

Con la asistencia física de unas 50 personas y virtual (mediante la transmisión en vivo por la página de Facebook del capítulo) de alrededor de 20, los trabajos comenzaron a las 19:00 horas, con la exposición del trabajo El Parián. Las tiendas que rodeaban la Plaza del Comercio, de Martha Florentina Corona Santana, directora del Museo Regional.

La ponente comenzó explicando que este es su segundo trabajo de una trilogía sobre el centro de Autlán, que comenzó con De paso por la Plaza del Comercio, que presentó en la III Semana Cultural Ernesto Medina Lima y que culminará con un próximo trabajo sobre los portales. Pidió también a los asistentes que imaginaran la fisonomía del centro de Autlán en el siglo XIX, sin el jardín Constitución, sin el portal Juárez y toda la cuadra donde ahora se encuentra el módulo del Servicio de Administración Tributaria, sin la Presidencia Municipal como la conocemos, entre otros elementos faltantes. En cambio, existía un kiosco de madera en la Plaza de Armas, hoy jardín Hidalgo, una explanada dedicada a la instalación del mercado en el hoy jardín Constitución, el espacio para la plaza de toros donde ahora está el mercado…

Martha pasó enseguida a explicar el origen de la palabra parián, que fue importada de las Filipinas junto con muchos otros elementos culturales y cuyo significado original es mercado. Como parián era conocido el espacio que ahora ocupan los portales Morelos y Vicente Guerrero, en los que había una serie de comercios, a manera de mercado. La expositora mostró algunas imágenes de los parianes de México y de Puebla, para compararlos con el portal Morelos sin arcos (mediante fotografías del terremoto de 1932) en los que pudimos notar las similitudes físicas de esos espacios: una serie de puertas iguales y muy juntas entre sí, que servían de acceso a los distintos comercios, ausencia de arcos y, sobre todo, la vocación comercial.

Martha Corona expuso también un expediente de 1870 en el que los “locatarios” del parián, entre quienes se encontraba el benefactor Antonio Borbón, en el que piden a la jefatura política de Autlán les reconozca la propiedad sobre sus locales, de los que venían pagando derecho de piso desde, en algunos casos, más de cuarenta años. Este expediente es tan detallado que permite conocer la ubicación y los linderos de cada local, así como la antigüedad del parián.

Exhibió también un croquis del centro de Autlán en 1870, con la ubicación de cada local y de los espacios que antes estuvieron en el centro y que ya desaparecieron, como la plaza de toros y el cementerio.

La presentación de Martha puede verse en este enlace.

 

Guillermo Tovar y Jaime Gabino Gómez.

En la segunda parte de la jornada, que comenzó a las 20:00 horas, el cronista de Autlán, Guillermo Tovar Vázquez, presentó su libro Un pueblo que canta. Historia del Orfeón Proa.

En la presentación fungió como comentarista el profesor Jaime Gabino Gómez Acosta, director de la Banda Autlán y maestro en la Escuela de Artes municipal, quien recordó el ambiente musical de Autlán a mediados del siglo XX, época en que se formó el orfeón y en la que existieron aquí orquestas de baile, un grupo de jazz y una orquesta sinfónica, además de grandes músicos y compositores. En este contexto ocurrió la llegada del profesor Francisco Espinosa Sánchez, quien promovió las actividades artísticas desde el Grupo Cultural Proa, del que el orfeón formó parte. Este orfeón, dijo el maestro Gómez, cantaba lo mismo canciones populares que polifonía del siglo XVI, con arreglos de músicos autlenses como Hermilio Hernández, Moisés Casillas y Moisés Alatorre.

Enseguida el autor del libro abundó en el panorama cultural del Autlán de la década de 1940, explicando que funcionaron grupos de teatro particulares, como el de la Sociedad Mutualista y otro que era dirigido por don Felipe Uribe, músicos y pintores de renombre, pero haciendo énfasis en el gusto musical: dijo que en Autlán se cantaba mientras se trabajaba, durante los quehaceres de la casa y aún en los ratos de descanso. Existía la costumbre, afirmó, de salir a la banqueta en familia al caer la tarde para platicar y cantar.

Habló también de la llegada a Autlán del profesor Francisco Espinosa, a la que calificó de “venturosa”, explicó el contexto político en que llegó este personaje: conflicto electoral luego de las votaciones de 1948, que obligaron al Congreso local a declarar nulas las elecciones y mandar a un diputado a encargarse de la administración municipal, que no era otro que el profesor Espinosa, un músico académico con una entonces incipiente carrera política. Tovar mencionó que este nuevo presidente municipal, en sus ratos libres, se dedicó a promover la cultura y las artes, mediante la conformación del Grupo Cultural Proa, que gestionó la venida a Autlán de artistas de otras latitudes a mostrar su trabajo.

Sin embargo, la parte más importante del grupo fue el Orfeón Proa, del que dijo que fue formado mediante convocatoria abierta. A los cantantes que acudieron a la invitación el profesor los clasificó por voces y los enseñó a cantar (ninguno tenía una formación en esta disciplina), formando con ello cantantes que representaron a Autlán en varios municipios de Jalisco y en los principales espacios culturales de Jalisco y de México: el teatro Degollado, el Palacio de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música, entre otros.

El autor del libro mencionó también los pormenores de la organización de la gira por la ciudad de México que hizo el orfeón en febrero de 1952, lograda con las gestiones de los autlenses radicados en esa capital, y mencionó algunas referencias al profesor Francisco Espinosa en obras de personajes como el cronista tapatío Juan López, Ramiro Villaseñor y Villaseñor y el escritor Agustín Yáñez, en las que se mencionan siempre las cualidades por las que es más recordado: su honestidad, don de gentes e interés por la promoción de la cultura.

A la presentación acudieron algunas ex integrantes del Orfeón Proa: María de Jesús y María Elena Cobián y Magdalena Martínez estuvieron en la sala, mientras que Bertha Orozco la siguió en línea.
Esta presentación puede verse en este enlace.

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