Esta vez la anfitriona de la
sesión fue Selene Pérez Rosales, quien ingresó a la Sociedad en marzo pasado. Ella
presentó el trabajo Principales sectores
económicos en el ejido La Cañada del Carmen, en el que explica la actividad
económica de este sitio del municipio de Ayutla, Jalisco, enclavado en la
sierra. Para comenzar la exposición, Selene explicó algunas generalidades del
ejido La Cañada: está comunicado deficientemente, solo por caminos de
terracería, fue fundado en 1951 con tierras que habían pertenecido a la
hacienda de El Rosario. Está compuesto por 63 ejidatarios.
Enseguida la expositora nos
detalló las dos principales actividades económicas que se desarrollan en La
Cañada, ambas relativamente recientes. La primera es la industria maderera, que
se trabaja desde 1990, año en que comenzó la explotación forestal solo en trozo.
En 1992 comienza a trabajar el primer aserradero, en la actualidad ya trabajan
cuatro de estas industrias y en los próximos meses se abrirá una quinta. El ejido
cuenta con un certificado de manejo sustentable de los bosques emitido por la
Comisión Nacional Forestal; la actividad maderera genera una derrama de 5 millones de pesos
anuales, más la venta de madera que realiza de forma individual cada
ejidatario.
La segunda actividad importante
es el turismo. La Cañada recibe visitantes de municipios y estados vecinos y
aún del extranjero, que buscan la tranquilidad que les hace falta en la ciudad,
el disfrute de los atractivos naturales que ofrece el ejido (bosque, clima,
etc.). Para ellos existen servicios de hospedaje en cabañas de particulares,
restaurantes que solo trabajan en fin de semana o en temporada alta. Además,
los habitantes de la comunidad ofrecen productos como derivados de la leche (quesos,
dulces, etc.), ponche, artesanías de ocochal, raíces y otros materiales
locales. Esta actividad produce un aumento de 50% en la actividad comercial de
la comunidad, que ocurre en tienditas de abarrotes.
La ponente considera que para
desarrollar la actividad turística hace falta mejorar algunas cosas, como la
calidad de los caminos, la organización de la comunidad (actualmente se
encuentran desarticulados los diferentes sectores involucrados en el turismo,
como los comerciantes, restauranteros y dueños de cabañas) y el control de la
misma actividad, especialmente en el uso responsable de los espacios públicos. También
cree necesario mejorar servicios como los restaurantes y guías turísticos, que
actualmente se ofrecen de manera empírica. Selene concluyó que la comunidad de
La Cañada, aunque es muy pequeña, con apenas 250 a 300 habitantes, tiene un
potencial económico importante en la actividad turística.
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