Encaramado en la ladera oriente
del antiguo Citlaltepetl, hoy conocido como Cerrito de la Capilla, el barrio de
La Quebradilla tiene varios elementos que lo distinguen del resto del pueblo.
Entre ellos se encuentran una inigualable vista de Autlán y de buena parte del
valle, que sus vecinos tienen como fondo constante de su vida cotidiana, y la
nomenclatura de sus calles, que contribuye a mantener en la memoria los nombres
de personajes importantes de la Revolución cuyos hechos van quedando en el
olvido, opacados por los de otros que, si bien no tienen un mérito mayor, sí
lograron alcanzar altas posiciones de poder. Los nombres de estos últimos
están, metafóricamente, en calles del centro del pueblo.
Desde La Quebradilla. |
Arranque de Isidro Michel, hacia el noreste. |
Entre las calles de La
Quebradilla está la que lleva el nombre del capitán autlense Isidro Michel
López. Áspera y retorcida como todas sus vecinas, la calle de don Isidro
arranca separándose de la del senador mártir Serapio Rendón, una de las
principales de todo el cerrito. Su inicio desde este cruce lo constituye una
rampa que parte hacia la izquierda, pegándose al contorno del cerro. A lo largo
de toda la calle, que luce su empedrado y la urbanización toda en regular
estado y carente de banquetas, vamos caminando entre lo que parecerían dos
mundos distintos: a la izquierda tenemos el paredón del cerro, poblado por
completo de casas a las que hay que entrar subiendo escaleras, útiles para
librar las pétreas plataformas elevadas mediante las cuales sus constructores
solucionaron el problema del declive. Las entradas de estas casas las vemos
hacia arriba, en muchos casos antecedidas por bonitas y frescas terrazas. Por
este lado de la calle también se encuentran, de vez en vez, callejones con escalones
que llevan a las casas construidas más arriba, lejos de la acera. También está por
acá el único cruce que tiene esta calle antes de llegar a su otro extremo: la
empinada calle de Francisco Field Jurado, otro senador mártir.
Esquina con Francisco Field Jurado. |
Un callejón. |
Por el lado derecho, el que daría
al voladero, vemos las azoteas de algunas de las casas de la otra acera y las
fachadas de algunas otras, a las que se ingresa para enseguida bajar a las habitaciones
mediante otras escaleras, éstas interiores, que sirvieron también a los
constructores de este lado para solucionar el declive de la ladera. Hay que
decir que prácticamente todas las construcciones de esta breve calle aparecen
macizas, fuertes, bien construidas y mejor cimentadas en la piedra del cerro. En
ciertos casos también vemos soluciones arquitectónicas ingeniosas, como un
edificio de departamentos, comunicados por un lado de la finca mediante una
escalera de cemento, y también casas hechas en terrenos grandes y con extensos
espacios abiertos, que le dan un toque de elegancia al barrio.
Cimientos. |
Luego de subir serpenteando
suavemente hacia el norte varias decenas de metros, la calle de Isidro Michel
llega a su cumbre para descender de forma más rápida, haciendo una curva hacia
el oriente, hasta su cruce con la calle Quebradilla, donde termina atravesando
un puentecillo que libra una de las corrientes de agua que bajan del cerro.
La calle es breve y perfectamente
transitable por vehículos motorizados, con la única dificultad de lo empinado
de su extremo norte. Es eminentemente habitacional, a excepción de una tienda
de abarrotes.
Sus vecinos tienen buen gusto: algunos
han habilitado pequeños jardines en los paredones por los que se sube a sus
casas, donde han plantado sábilas y plantas florales; también hay quien
mantiene árboles en el sitio que ocuparía la banqueta o en sus patios, de
especies que van desde la primavera hasta el nim, pasando por camichines,
izotes y mezquites.
No faltan quienes han dado en
criar animales en sus azoteas, que en realidad dan al nivel de la calle: pude
ver, felices de la vida, a parvadas de gallinas “cosechando sin sembrar”, como
dijera Pancho Madrigal, lo mismo que a un aburrido y gordo conejo esperando el
día del juicio dentro de una jaula. El espíritu guadalupano del cerro está
manifestado también en esta calle: en un nicho colocado justo en la curva hacia
el oriente que ya mencioné arriba se encuentra una imagen en cantera de la
virgen de Guadalupe, unos tres metros arriba del nivel de la calle.
Isidro Michel López nació en Autlán el 15 de
mayo de 1870, hace 150 años. Participó en los clubes antirreeleccionistas que
funcionaron en la región alrededor del agitado año 1910, creando en 1911 uno,
llamado Club Pro Madero, que lo comisionó a viajar a Ciudad Juárez a
entrevistarse con Francisco I. Madero, quien le otorgó el nombramiento de
Primer Jefe Revolucionario del Sur de Jalisco. El 25 de mayo de 1911, mismo día
en que Porfirio Díaz renunciaba a la Presidencia de la República, Isidro Michel
tomó la plaza de Autlán con las armas. En los años siguientes, como capitán
primero del ejército regular, defendió a los pueblos de la región de las
gavillas de bandoleros que permanecieron activas y ayudó al general Rafael
Buelna a perseguir y dejar fuera de combate al bandido Pedro Zamora. Falleció
el 6 de abril de 1942 en El Grullo, lugar donde se había instalado
definitivamente luego de su baja del ejército.
El extremo oriente de la calle de Isidro Michel. |
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