Retrato de Ludwig van Beethoven. Gaceta UNAM. |
La mañana de este sábado 30 de
mayo sesionó a distancia, mediante la aplicación Zoom, el Capítulo Juvenil
Costa Sur de la Benemérita Sociedad de Geografía y Estadística del Estado de Jalisco.
Con la asistencia de unas quince personas, la sesión comenzó a las 10:10 horas.
El socio Silvestre K´anil Díaz
Landeros fue el anfitrión de la reunión, quien expuso el trabajo Apuntes sobre la vida y obra de Ludwig van
Beethoven. A 250 años de su natalicio. Silvestre definió a Beethoven como
un “héroe trágico” y recordó que el año 2020 ha sido declarado Año Beethoven
para celebrar el aniversario 250 de su natalicio, con actividades conmemorativas
en varias ciudades del mundo.
Enseguida la exposición tomó un
giro biográfico al mostrar los antecedentes familiares del compositor alemán,
comenzando por su abuelo Ludwig van Beethoven y su padre Johann, un “tenor
mediocre”, alcohólico y violento, que obligaba al niño Ludwig a tocar y
ensayar, con la intención de convertirlo en el nuevo Mozart. En el año 1787 Ludwig
van Beethoven hace un primer viaje a Viena, polo cultural de Europa, respaldado
por su mecenas el conde Van Waldstein, aunque debe regresar pronto al acaecer
la muerte de su madre. Antes de cumplir los 20 años de edad y ante el
agravamiento de la depresión y el alcoholismo de su padre, toma las riendas de
la familia, moral y económicamente, desempeñándose como profesor de piano y
músico de orquestas, tocando la viola.
En 1792 fallece su padre y Ludwig
hace el viaje definitivo a Viena, donde fallecería 35 años después. Allá se agravarían
gradualmente su sordera y otros padecimientos físicos que lo acompañarían el
resto de su vida: Silvestre mostró un texto médico que relaciona algunos de
ellos, como el “débil tórax”, que le ocasionaba problemas gastrointestinales, y
afecciones del hígado. Esto ocasionaría que su vida fuera difícil, atormentada,
y que le fuera difícil relacionarse con otras personas, lo que le acarrearía la
fama de misántropo que, sin embargo, queda en entredicho gracias a otro
documento que se exhibió en la exposición: una carta de 1802 dirigida a su
familia en la que Beethoven se defiende de esa imagen de hosco y malhumorado y
se justifica describiendo el terror y la dificultad para convivir con otros
debido a su creciente sordera. Ante la posibilidad de acabar con su vida, el
compositor de Bonn explica en la carta que “solo el arte me sostuvo”. El documento,
sin embargo, nunca fue enviado.
Silvestre comentó también parte
de la obra de Beethoven, mostrando primero una relación de sus composiciones,
que incluye sus nueve sinfonías pero también oberturas, conciertos para piano,
sonatas para piano y para piano y violín, entre otras. Sobre el cuarto
movimiento de su quinta sinfonía dijo que es un aliciente para luchar y seguir
adelante y explicó algunos elementos de la novena sinfonía, conocido
popularmente como Himno a la alegría,
en la que usó el poema Oda a la alegría,
de Schiller, de la que dijo que es un mensaje de paz y fraternidad.
Como reflexión final Silvestre dijo que la
nuestra es una época de tomar referentes y héroes y que Beethoven en su obra
demuestra cómo enfrentarse y vencer a la adversidad; su obra ha tendido puentes
y le habla a la Humanidad, por lo que sigue siendo vigente.
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