El Teatro del Pueblo ha sido uno
de estos espacios, que en 2024 se instaló en el extremo sur de la calle de
Ernesto Medina Lima, en un escenario montado entre el portal Juárez y el jardín
Constitución. En este lugar, la noche del miércoles 7 de febrero tuvieron lugar
un par de excelentes conciertos, muy diferentes entre sí, pero complementarios
en el ánimo de público, que expresó la alegría y el disfrute de la música de manera
abierta, libre, como corresponde al festejo de un Carnaval.
Fue hasta las 19:30 horas, media
hora después de lo anunciado, cuando se dio la tercera llamada para el inicio
del primer concierto, que estuvo a cargo del quinteto de metales tapatío Chilakil
Brass. A esta hora la sillería estaba algo desangelada, con apenas unas 70
personas, aunque al paso de los minutos se llenaría no solo ese espacio sino
también los vecinos portal y jardín.
Chilakil Brass. |
Chilakil Brass está integrado por
Samuel Flores en el trombón, Joaquín Trejo en el corno, José Luis López en la
tuba y Alexander Plascencia y Elías Sandoval en las trompetas (que tienen sonidos
distintos entre sí), todos ellos grandes ejecutantes, capaces no solo de
obtener los mejores sonidos de sus instrumentos sino también de comunicarse con
el público y mantener un interés creciente hacia lo que está ocurriendo en el
escenario. Ellos ofrecieron un viaje por el tiempo y la geografía musical, que fue
del jazz de Nueva Orleans al tango, de la música clásica al rock británico y de
Glenn Miller a Pedro Infante. La última sección de su programa, que duró poco
más de una hora y media, estuvo dedicado precisamente a la música mexicana y
fue acompañado con las voces de buena parte del público, que conocía las letras
de las canciones a la perfección. El viaje musical se complementó muy bien con
los comentarios introductorios a cada pieza, con una explicación de su origen,
su autor y la época y lugar en que fue creada.
Contrario a lo que pudiera pensarse
por cómo estamos acostumbrados a escuchar este tipo de instrumentos, las
interpretaciones no resultan estridentes ni monótonas, la variedad de voces de
los cinco instrumentos permite que cada pieza interpretada suene muy semejante
a su versión original.
El quinteto interpretó el
programa siguiente:
Amazing grace y Devil
in disguise, en estilo Dixieland.
Fuga en Sol menor, de Bach.
Nessun dorma, de la ópera Turandot,
de Puccini.
Tributo a Glenn Miller.
María, del musical West
Side Story, de Bernstein.
Pasodoble El gato montés.
I want to break free, de
Queen.
Por una cabeza, de Carlos
Gardel.
You´ve got a friend, de
Carole King.
Granada, de Agustín Lara.
Romanza, de Rafael Méndez.
Historia de un amor, de
Carlos Eleta Almarán.
Popurrí de música popular
mexicana, que incluyó piezas como Deja que salga la luna, Balajú y María
Bonita.
Popurrí de canciones
popularizadas por Pedro Infante. Aquí se incluyó el duelo de copladas de la película
Dos tipos de cuidado, en el que las voces de Pedro Malo y Jorge Bueno las
hacían las trompetas.
Guadalajara, de Pepe
Guízas, cuyo coro fue cantado por el público, bajo la dirección de los
integrantes del quinteto. Al final, la frase “Guadalajara, Guadalajara” fue
cambiada por “Que viva Autlán, que viva Autlán”.
La negra, a petición de
una nueva pieza por parte del público.
Los integrantes de Chilakil Brass
llegaron a Autlán alrededor de las 14:00 horas. Su primera actividad, apenas
llegaron, fue un encuentro con alumnos del Núcleo ECOS Autlán y de la Escuela
de Artes Municipal en el auditorio Hermilio Hernández de la Casa de la Cultura,
con quienes compartieron algunos consejos prácticos, experiencias y
explicaciones sobre las características y formas de tocar cada instrumento, de
cómo calentar antes de una presentación, entre otros temas.
Soul Sacrifice. |
El segundo concierto de la velada
estuvo a cargo de la banda tributo a Santana Soul Sacrifice, que tiene como
cuartel general al centro comunitario y de salud Tiopa Tlanextli, institución
fundada por Carlos Santana. Con una alineación integrada por Martín Rivera en
los teclados, Alberto Tovar en el bajo, Everardo Vázquez en la guitarra
eléctrica, Marco Sandoval en la batería y Dan Abella, Martín Sandoval y Edgar
Santana tocando distintos instrumentos de percusión, Soul Sacrifice interpretó
versiones de algunos de los clásicos de Santana pero también algunas piezas
menos conocidas e, incluso, una composición propia.
Si con Chilakil Brass la
respuesta del público fue constante y animada, con Soul Sacrifice esta
situación creció, ocupando el espacio entre las sillas y el escenario varias
parejas o bailadores solitarios, que decidieron moverse al ritmo de la música. Adolescentes,
adultos jóvenes y de la llamada tercera edad, poblaron poco a poco este espacio
para bailar Guajira, Oye cómo va y otros clásicos de Santana.
Soul Sacrifice demostró con esta
actuación que es uno de los favoritos del público autlense; en los años que tiene
activo, este grupo ya se ha presentado en todos los principales foros de
Autlán. También se ha convertido en un embajador de la cultura autlense, con presentaciones
constantes en otras ciudades del país.
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