Salvador Cortés ofreció un repertorio
con creaciones propias, entre composiciones y arreglos a música de otros
autores. También pudimos ver colaboraciones con otros artistas, que complementaron
la interpretación musical.
La velada comenzó con un arreglo
a la marcha Viva Autlán, de Clemente Amaya, para continuar con Predicción,
del coreano Ho Lee, también arreglada por Salvador Cortés. Pero el arreglo más
profundo que escuchamos esa noche fue el que realizó a Para Elisa, de
Beethoven, convertida a rag time.
Enseguida vendría Vals del
olvido, una composición de Salvador Cortés en la que participaron los
bailarines Jair Alexander y Fátima Cristina, quienes interpretaron en la escena
el dramatismo y la nostalgia de la pieza musical. Luego de Sueño de amor,
de Liszt, vino el cierre del concierto, con dos composiciones más de Salvador
Cortés: Nuevo amanecer, un canto de esperanza por mejores tiempos, y Derribando
nuestros miedos, en la que el pianista fue acompañado por el cantante Pepe
Uribe.
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