jueves, 8 de septiembre de 2022

Presentaron el libro Relatos que cruzan el mar 3

De izq. a der.: José Feliciano, Arturo Valdez y Adalberto Gutiérrez.

 En el recinto cultural Palacio del Arte, en la colonia Huitzilacate, fue presentado la tarde del miércoles 7 de septiembre el libro Relatos que cruzan el mar, volumen 3, de la editorial Señor Valdez. Con la asistencia de un poco más de 20 personas, la presentación comenzó a las 19:15 horas.

El libro fue comentado por tres de los ocho autores que participan en él: el también editor Arturo Valdez, de Guadalajara; Adalberto Gutiérrez, novelista y cuentista de Cuquío, y José Feliciano Medina, de la agencia municipal autlense de Mezquitán. Esta fue la primera presentación de este tercer volumen, que acaba de salir de la imprenta; en próximas fechas será presentado también en la galería Impact, de Bogotá, el 15 de septiembre, en la Feria del Libro de Guayaquil el 23 y en la Casa de la Cultura de Chimalhuacán, Estado de México, en octubre.

La primera intervención fue de José Feliciano, quien leyó su cuento Una moda que no es de ahorita, del que explicó que se divide en dos partes: la primera, muy personal, inspirada en la muerte de su padre, y la otra una reflexión sobre las parejas con disparidad de edades. El texto tiene pasajes que ilustran la vida en el campo en generaciones pasadas, costumbres y formas de hablar que ya no se usan; la historia tiene un final inesperado.

Adalberto Gutiérrez leyó parte de su cuento Y se fue al cielo a gozar entre los ángeles, extraído de su novela Los altos muros, de tema cristero. Es la historia de Mariángela, una mujer con un desequilibrio mental que se expresa en la devoción desaforada a los ángeles, más tolerantes que Dios.

Por último, Arturo Valdez leyó Un día de tianguis, una impactante historia que ilustra la mezcla entre la vida cotidiana de los mexicanos de a pie con las manifestaciones de la violencia que vive el país: ahí están las noticias desgarradoras, conviviendo con minucias como preguntarse por la comida del día.

Al terminar la lectura se dio una larga sesión de comentarios y preguntas, en la que se habló lo mismo de los trabajadores indígenas migrantes que vienen a Autlán desde los Estados surianos que de técnicas de escritura, de la pérdida de elementos de identidad y la adopción de otros, copiados de otros países.

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